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Voto de Ikarus:
5

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5
6,4
19.157
Ciencia ficción. Acción. Terror
En 2142, una sonda espacial de la corporación Weyland-Yutani investiga los restos del USCSS Nostromo y recoge un objeto orgánico que contiene un Xenomorfo. Tiempo después, en la colonia minera Jackson's Star, la joven Rain Carradine, una huérfana que trabaja con su hermano adoptivo Andy, un humano sintético reprogramado, acepta unirse a su ex-novio Tyler para viajar a una nave espacial abandonada a intentar recuperar unas cámaras de ... [+]
16 de agosto de 2024
16 de agosto de 2024
575 de 768 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta es la primera crítica que escribo en FilmAffinity en unos 20 años, pero, joder, es que ayer sentí auténtica indignación en la butaca del cine.
No sabía si dirigir la mirada de la culpabilidad hacia Fede Álvarez, hacia quien ha puesto la pasta para hacer esto (Disney), hacia Ridley Scott o hacia todos a la vez.
Aunque veo cantidades ingentes de cine y series de todos los tipos y géneros, soy muy fan del terror y de la ciencia-ficción, y «Alien» (1979) es mi película favorita.
No vamos a profundizar ahora en por qué es una obra maestra, pero creo que pocas veces en la historia del cine se unieron tantos talentos efervescentes como en dicha película.
«Aliens: el regreso» (1986) fue una espectacular sucesora de la saga, en otro tono, aportando una evolución sobresaliente, incluso sin la colaboración directa del diseñador H.R. Giger, convirtiéndose en una espectacular película de acción espacial como sólo James Cameron podía hacer.
A partir de ahí, las cosas se fueron torciendo, incluso desbarrando. Mucho o muchísimo, según el titulo que mencionemos.
Lo que no esperé fue la patochada salvaje del propio Ridley Scott con «Prometheus» (2012) y, sobre todo, «Covenant» (2014).
La primera de ellas tenía valores de producción muy buenos, pero el guion era terrorífico, y no en el buen sentido. No puedo comprender cómo Scott dio el visto bueno a rodar ese texto.
Y «Covenant» fue el cierre en falso, mal ejecutado, de lo que se suponía que iba a ser una trilogía de precuelas que ya nunca será. Aburrida, indigna, profundamente absurda y desesperanzadora para cualquier fan que se precie de serlo.
Pese a todo, en ambas precuelas creo que había cosas salvables, disfrutables, pero fueron migajas en comparación con lo que se esperaba del director de la obra original.
Y entonces llegó «Alien: Romulus».
Llevaba esperando mucho tiempo este estreno, especialmente desde que supe que Fede Álvarez iba a dirigirla. Me dejó muy sorprendido con su reboot de «Evil Dead» y sabía que podía hacerlo muy bien.
Sin embargo, lo que vi ayer, en el estreno en la sala de cine, fue muy doloroso.
Un grupo de chavales totalmente genéricos y olvidables, con el carisma de una piedra pómez, se meten en una nave random y acaban como todos sabemos que van a acabar, como en el slasher más barato y olvidable que puedas imaginar.
Como espectador, los personajes te importan una mierda (con excepción parcial para el personaje del androide negro), y lo que les pase te resulta irrelevante. Casi prefieres que los masacren, y con saña, por favor. Los diálogos los podría haber escrito un chaval de secundaria, y la mayor parte de la acción resulta atropellada y muy poco emocionante.
La sutileza, el profundo miedo a fuego lento, la tensión extrema, la indefensión ante un horror como nunca antes se había visto, el choque de caracteres personales, el desbordante despliegue visual creativo, oscuro y retorcido de la original... brillan aquí por su ausencia.
Lo peor de todo es que, a nivel visual, todo es un remix nada disimulado de imágenes, planos y escenas casi calcados al milímetro de «Alien« y «Aliens». Y no haré spoilers, pero hay elementos en este aspecto que me parece que sobrepasaron el límite del ridículo. CGI del malo, aliens tontos y torpes, escenas incomprensibles, evoluciones atropelladas e inconexas...
Y la parte final, joder... qué putísima mierda. Si creías que el final de «Alien Resurrection» era malo, espera y verás lo que te espera. Qué falta de emoción, de tensión, de imaginación y de ganas de darle un nuevo rumbo a una saga que merecía muchísimo más.
Vamos, que vas a terminar pensando que «Prometheus» no estaba tan mal después de todo.
Han querido traer la franquicia a los chavales de hoy en día, y esta basura es lo mejor que se les ha ocurrido hacer. Un batiburrillo con lo que -pensaron- resume mejor las dos primeras entregas de la saga (quedando, por otro lado, muy lejos de lograrlo). Un poco como fue el Episodio VII de Star Wars, pero bastante peor. Una peli tonta y vacía, que sólo te puede emocionar, quizás, si jamás has visto nada sobre Alien. Vamos, si tienes 16 años y tu hogar es Instagram.
Sí, a nivel de dirección el trabajo es digno, el sonido también luce con calidad, y alguna parte que otra tiene cierto interés (a ver, es alien; es imposible que no haya algo que mole), pero, de nuevo, retales que no compensan el desastre del resto.
Ay, si el pobre Giger levantara la cabeza, sentiría vergüenza ajena.
En definitiva, esto no creo que sea para personas adultas, no tiene sustancia ni aporta nada valioso, y menos para fans de los brillantes inicios de la saga. Quizás debamos comprender que nunca más volveremos a ver algo de semejante nivel con el xenomorfo.
Siempre nos quedará la esperanza de volver a recuperar la ilusión, pero en esta ocasión tampoco fue.
Quizás nunca será y somos nosotros los que nos hemos hecho mayores, lo cual no tiene remedio.
Como diría Ash: no tenéis ninguna posibilidad, pero tenéis mi simpatía.
No sabía si dirigir la mirada de la culpabilidad hacia Fede Álvarez, hacia quien ha puesto la pasta para hacer esto (Disney), hacia Ridley Scott o hacia todos a la vez.
Aunque veo cantidades ingentes de cine y series de todos los tipos y géneros, soy muy fan del terror y de la ciencia-ficción, y «Alien» (1979) es mi película favorita.
No vamos a profundizar ahora en por qué es una obra maestra, pero creo que pocas veces en la historia del cine se unieron tantos talentos efervescentes como en dicha película.
«Aliens: el regreso» (1986) fue una espectacular sucesora de la saga, en otro tono, aportando una evolución sobresaliente, incluso sin la colaboración directa del diseñador H.R. Giger, convirtiéndose en una espectacular película de acción espacial como sólo James Cameron podía hacer.
A partir de ahí, las cosas se fueron torciendo, incluso desbarrando. Mucho o muchísimo, según el titulo que mencionemos.
Lo que no esperé fue la patochada salvaje del propio Ridley Scott con «Prometheus» (2012) y, sobre todo, «Covenant» (2014).
La primera de ellas tenía valores de producción muy buenos, pero el guion era terrorífico, y no en el buen sentido. No puedo comprender cómo Scott dio el visto bueno a rodar ese texto.
Y «Covenant» fue el cierre en falso, mal ejecutado, de lo que se suponía que iba a ser una trilogía de precuelas que ya nunca será. Aburrida, indigna, profundamente absurda y desesperanzadora para cualquier fan que se precie de serlo.
Pese a todo, en ambas precuelas creo que había cosas salvables, disfrutables, pero fueron migajas en comparación con lo que se esperaba del director de la obra original.
Y entonces llegó «Alien: Romulus».
Llevaba esperando mucho tiempo este estreno, especialmente desde que supe que Fede Álvarez iba a dirigirla. Me dejó muy sorprendido con su reboot de «Evil Dead» y sabía que podía hacerlo muy bien.
Sin embargo, lo que vi ayer, en el estreno en la sala de cine, fue muy doloroso.
Un grupo de chavales totalmente genéricos y olvidables, con el carisma de una piedra pómez, se meten en una nave random y acaban como todos sabemos que van a acabar, como en el slasher más barato y olvidable que puedas imaginar.
Como espectador, los personajes te importan una mierda (con excepción parcial para el personaje del androide negro), y lo que les pase te resulta irrelevante. Casi prefieres que los masacren, y con saña, por favor. Los diálogos los podría haber escrito un chaval de secundaria, y la mayor parte de la acción resulta atropellada y muy poco emocionante.
La sutileza, el profundo miedo a fuego lento, la tensión extrema, la indefensión ante un horror como nunca antes se había visto, el choque de caracteres personales, el desbordante despliegue visual creativo, oscuro y retorcido de la original... brillan aquí por su ausencia.
Lo peor de todo es que, a nivel visual, todo es un remix nada disimulado de imágenes, planos y escenas casi calcados al milímetro de «Alien« y «Aliens». Y no haré spoilers, pero hay elementos en este aspecto que me parece que sobrepasaron el límite del ridículo. CGI del malo, aliens tontos y torpes, escenas incomprensibles, evoluciones atropelladas e inconexas...
Y la parte final, joder... qué putísima mierda. Si creías que el final de «Alien Resurrection» era malo, espera y verás lo que te espera. Qué falta de emoción, de tensión, de imaginación y de ganas de darle un nuevo rumbo a una saga que merecía muchísimo más.
Vamos, que vas a terminar pensando que «Prometheus» no estaba tan mal después de todo.
Han querido traer la franquicia a los chavales de hoy en día, y esta basura es lo mejor que se les ha ocurrido hacer. Un batiburrillo con lo que -pensaron- resume mejor las dos primeras entregas de la saga (quedando, por otro lado, muy lejos de lograrlo). Un poco como fue el Episodio VII de Star Wars, pero bastante peor. Una peli tonta y vacía, que sólo te puede emocionar, quizás, si jamás has visto nada sobre Alien. Vamos, si tienes 16 años y tu hogar es Instagram.
Sí, a nivel de dirección el trabajo es digno, el sonido también luce con calidad, y alguna parte que otra tiene cierto interés (a ver, es alien; es imposible que no haya algo que mole), pero, de nuevo, retales que no compensan el desastre del resto.
Ay, si el pobre Giger levantara la cabeza, sentiría vergüenza ajena.
En definitiva, esto no creo que sea para personas adultas, no tiene sustancia ni aporta nada valioso, y menos para fans de los brillantes inicios de la saga. Quizás debamos comprender que nunca más volveremos a ver algo de semejante nivel con el xenomorfo.
Siempre nos quedará la esperanza de volver a recuperar la ilusión, pero en esta ocasión tampoco fue.
Quizás nunca será y somos nosotros los que nos hemos hecho mayores, lo cual no tiene remedio.
Como diría Ash: no tenéis ninguna posibilidad, pero tenéis mi simpatía.