Las cosas en el cine no van bien: la prubeba de la estulticia de productores que obligan a guionistas a repetir, repetir y repetir el mismo tipo de película para intentar mantener un modelo de negocio que ya se presenta como insostenible son películas como esta. Chico guapo (el novio de Demi Moore), Chica guapa (la preciosa y chispeante Cameron Diaz) y un guión de mierda en el que los chistes no tienen imaginación ni gracia. No importa, lo único que parece importar es que salgan muy guapos los protagonistas y que se critique soterradamente el individualismo y la falta de comprensión en las relaciones sentimentales de hoy. Ea, y a pasar por caja, para que las mujeres les pidan a sus maridos/novios/parejas que las lleven al cine para sentirse como la protagonista. Y las parejas, a pencar como buenos bueyes a este tipo de películas, y a aguantar la proyección hasta que acabe. El guión...si es que se puede llamar así, sitúa a un inmaduro carpintero y a una corredora de bolsa en una loca noche de Las Vegas donde, en plena borrachera, terminan por casarse y para complicar las cosas son tocados por la diosa fortuna y consiguen un premio en unas tragaperras de 3 millones de dólares. A partir de ahí , tendrán que convivir durante 6 meses obligados por un juez para demostrar la inconsciencia que han hecho. Los secundarios están estratégicamente situados para intentar subrayar la incosistente comedieta que no funciona en ningún momento. Tediosa hasta la desesperación, ni siquiera la belleza y carisma de los protagonistas (que innegablemente tienen, así como una química especial entre ambos...) consigue animar este espantoso engendro, vendido a bombo y platillo como el último gran título parido por un Hollywood en manifiesta decadencia. No hay por donde cogerla. Para colmo de males, han intentado plagiar el título de los Farrelly "Algo pasa con Mary" en esta nueva película. Indignante, porque este pastiche no le llega ni a la cuarta parte.