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Voto de El Golo Cine:
6

Voto de El Golo Cine:
6
6,8
1.103
Comedia
Ramiro es un viudo rico y aficionado a la bebida que se deja explotar por sus hijos Virginia y Eduardo, por su hermano Ladislao, que es un vago, y por su cuñada Milagros. Su hermano Gregorio, desesperado ante esta situación, decide hacerle creer que está arruinado y que su familia debe trabajar si quiere sobrevivir... (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2024
11 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Luis Buñuel. Un millonario viudo enfrenta una depresión que lleva a su familia a vivir entre las clases populares de México. Se nutre de múltiples giros en el argumento.
Por Nicolás Bianchi
Esta película es la última de Buñuel antes de filmar Los olvidados (1950), donde se exhibe una mirada cruda y filosa sobre las diferencias sociales en México. En cambio, en este caso el tono elegido es el de comedia. Se trata de un relato clásico para esta época que combina algunas escenas disparatadas y varios gags con un trasfondo de melodrama.
En primer lugar, el protagonista es un millonario viudo y deprimido que está completamente entregado al alcohol. Con respecto a esto, el empresario Ramiro de la Mata (Fernando Soler) bebe día y noche sin prestar atención a sus negocios ni a su familia. Mientras tanto, distintos personajes se aprovechan de esta situación y viven a su costa sin trabajar.
El entorno de Ramiro está formado por sujetos como su hermano Ladislao (Andrés Soler), un vago profesional que directamente considera indigno el trabajo. Su mujer, la cuñada del protagonista, es Milagros (Maruja Griffel). Esta mujer finge distintas enfermedades y afecciones que le impiden cualquier tipo de actividad. A su vez, los hijos del protagonista tienen objetivos muy concretos. El varón Eduardo (Gustavo Rojo) anuncia que abandona la universidad para vivir licenciosamente, con el visto bueno de su padre, mientras que Virginia (Rosario Granados) busca casarse para ser una gran señora que continúe con la estirpe familiar.
En relación con esto último, este deseo provee a la película del componente melodramático que, de alguna manera, funciona como un hilo conductor. En primer lugar, Virginia decide intentar cerrar su boda con Alfredo (Luis Alcoriza), pero su padre, completamente borracho, dinamita sus planes. Es que Ramiro cree que este pretendiente solo busca a su hija por dinero. Esto incluye un running gag sumamente efectivo sobre la madre de Alfredo, una señora con bigote que es objeto de burlas permanentes.
Luego de esta situación, Ramiro colapsa y queda en coma. Entonces, su otro hermano Gregorio (Francisco Jambrina) aparece en escena con un plan algo retorcido: una vez que Ramiro se despierta todos lo engañan diciéndole que ha pasado un año. En ese interín, la familia, supuestamente, ha perdido todos sus recursos. Por este motivo, se han mudado a un departamento en un barrio popular (algo así como un conventillo). Allí los problemas de estos personajes se tensionan y, varias veces, engañadores y engañados cambian sus roles.
En cuanto a la presentación de los personajes, los habitantes de esta nueva vivienda, provenientes de clases populares, se muestran atentos y solidarios. De hecho, Virginia encuentra nuevo candidato: Pablo (Rubén Rojo). Este hombre tiene una pequeña camioneta que usa para hacer publicidad de distintos negocios con un megáfono. Al revés que los otros, luce lleno de energía y recursos para conseguir su sustento.
Si bien los ricos no son decididamente malvados, sí son presentados como personas frívolas y haraganas. Salvo Ramiro, que cuenta con el aliciente de su viudez, son todos parásitos. El gran Calavera es la última incursión de Buñuel en el cine comercial antes de retomar su carrera como autor. El film resulta ligero pero divertido. Sin presentar nada novedoso logra construir una historia sólida y dinámica.
Está en YouTube. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Esta película es la última de Buñuel antes de filmar Los olvidados (1950), donde se exhibe una mirada cruda y filosa sobre las diferencias sociales en México. En cambio, en este caso el tono elegido es el de comedia. Se trata de un relato clásico para esta época que combina algunas escenas disparatadas y varios gags con un trasfondo de melodrama.
En primer lugar, el protagonista es un millonario viudo y deprimido que está completamente entregado al alcohol. Con respecto a esto, el empresario Ramiro de la Mata (Fernando Soler) bebe día y noche sin prestar atención a sus negocios ni a su familia. Mientras tanto, distintos personajes se aprovechan de esta situación y viven a su costa sin trabajar.
El entorno de Ramiro está formado por sujetos como su hermano Ladislao (Andrés Soler), un vago profesional que directamente considera indigno el trabajo. Su mujer, la cuñada del protagonista, es Milagros (Maruja Griffel). Esta mujer finge distintas enfermedades y afecciones que le impiden cualquier tipo de actividad. A su vez, los hijos del protagonista tienen objetivos muy concretos. El varón Eduardo (Gustavo Rojo) anuncia que abandona la universidad para vivir licenciosamente, con el visto bueno de su padre, mientras que Virginia (Rosario Granados) busca casarse para ser una gran señora que continúe con la estirpe familiar.
En relación con esto último, este deseo provee a la película del componente melodramático que, de alguna manera, funciona como un hilo conductor. En primer lugar, Virginia decide intentar cerrar su boda con Alfredo (Luis Alcoriza), pero su padre, completamente borracho, dinamita sus planes. Es que Ramiro cree que este pretendiente solo busca a su hija por dinero. Esto incluye un running gag sumamente efectivo sobre la madre de Alfredo, una señora con bigote que es objeto de burlas permanentes.
Luego de esta situación, Ramiro colapsa y queda en coma. Entonces, su otro hermano Gregorio (Francisco Jambrina) aparece en escena con un plan algo retorcido: una vez que Ramiro se despierta todos lo engañan diciéndole que ha pasado un año. En ese interín, la familia, supuestamente, ha perdido todos sus recursos. Por este motivo, se han mudado a un departamento en un barrio popular (algo así como un conventillo). Allí los problemas de estos personajes se tensionan y, varias veces, engañadores y engañados cambian sus roles.
En cuanto a la presentación de los personajes, los habitantes de esta nueva vivienda, provenientes de clases populares, se muestran atentos y solidarios. De hecho, Virginia encuentra nuevo candidato: Pablo (Rubén Rojo). Este hombre tiene una pequeña camioneta que usa para hacer publicidad de distintos negocios con un megáfono. Al revés que los otros, luce lleno de energía y recursos para conseguir su sustento.
Si bien los ricos no son decididamente malvados, sí son presentados como personas frívolas y haraganas. Salvo Ramiro, que cuenta con el aliciente de su viudez, son todos parásitos. El gran Calavera es la última incursión de Buñuel en el cine comercial antes de retomar su carrera como autor. El film resulta ligero pero divertido. Sin presentar nada novedoso logra construir una historia sólida y dinámica.
Está en YouTube. Contacto: [email protected]