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Voto de El Golo Cine:
8

Voto de El Golo Cine:
8
7,2
114.690
13 de mayo de 2023
13 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los directores Ethan y Joel Coen juegan con el género de western y la estructura narrativa de un relato que llama la atención por carecer de tercer acto. La película, basada en una novela de Cormac McCarthy, ganó el Oscar.
Por Nicolás Bianchi
Hay varios aspectos que distinguen a No Country for Old Men. A partir del guión, la historia está construida sobre andamios sólidos y cuenta con personajes bien desarrollados. Además, no hay ninguna duda sobre el talento de los hermanos Coen para filmar. Ahora bien, lo más notable de la historia son dos caprichos. Es importante aclarar que esto no supone una calificación despectiva.
Entonces, más allá de sus muchas virtudes esta película es particularmente memorable por dos decisiones de sus realizadores. La primera involucra al protagonista de la historia, el cazador Llewelyn (Josh Brolin), que en una de sus rondas se encuentra con una escena en la que al menos una decena de hombres ha muerto a balazos. A todas luces se trata de un negocio del narcotráfico que salió mal. En este lugar, en medio del desierto que se encuentran cerca de la frontera de Estados Unidos con México, hay un sobreviviente moribundo y una valija repleta de dólares.
Llewelyn toma la valija y vuelve a su humilde casa, un tráiler, donde convive con Carla Jean (Kelly Macdonald). Unos instantes después comete un error fatal: decide volver a donde encontró dinero para llevarle agua al hombre moribundo que había sobrevivido al tiroteo. Es una acción que, en principio, no tiene mucho (o ningún) sentido, pero que sirve tanto para construir el personaje del Llewelyn como el tono del film.
A propósito de esto, el dinero, queda claro, no importa. Ni siquiera es del todo relevante para Llewelyn, que al volver al desierto se ve obligado a empezar una huída, ya que allí se cruza con Anton (Javier Bardem), un sicario tan frío como letal que busca recuperar esa valija llena de dólares. La marca personal de este asesino es que lleva a todos lados una herramienta neumática que se usa para matar ganado.
En segundo plano, el policía Ed (Tommy Lee Jones) comienza a seguir los hechos pero siempre se encuentra varios pasos atrás. Mientras tanto la persecución discurre por moteles, rutas polvorientas y pasos fronterizos. Nuevamente, la película contiene varias escenas memorables, aunque el factor sorpresa está dado otra vez por una decisión de los directores, que eligen suprimir el tercer acto.
De esta manera, la película pasa de su desarrollo al epílogo. Y, en un primer visionado, esto resulta tan sorpresivo como desconcertante, porque, más allá de la decisión algo arbitraria del personaje que sirve para poner en marcha la persecución, No country for old men funciona como una especie de western moderno en el que el objetivo del protagonista consiste simplemente en huir. Por lo general, en los western el público ve cómo los personajes principales mueren o se salen con la suya. Este no es el caso.
De todas maneras, los hermanos Coen pasan la prueba, que se asemeja bastante a un juego, de jugar con las reglas clásicas del cine de manera exitosa. No country for old men no necesita del accionar lógico de su protagonista ni de un tercer acto para ser una gran película. Es más, sin estos caprichos seguramente no sería tan memorable.
Está disponible para alquilar online en distintas plataformas. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Hay varios aspectos que distinguen a No Country for Old Men. A partir del guión, la historia está construida sobre andamios sólidos y cuenta con personajes bien desarrollados. Además, no hay ninguna duda sobre el talento de los hermanos Coen para filmar. Ahora bien, lo más notable de la historia son dos caprichos. Es importante aclarar que esto no supone una calificación despectiva.
Entonces, más allá de sus muchas virtudes esta película es particularmente memorable por dos decisiones de sus realizadores. La primera involucra al protagonista de la historia, el cazador Llewelyn (Josh Brolin), que en una de sus rondas se encuentra con una escena en la que al menos una decena de hombres ha muerto a balazos. A todas luces se trata de un negocio del narcotráfico que salió mal. En este lugar, en medio del desierto que se encuentran cerca de la frontera de Estados Unidos con México, hay un sobreviviente moribundo y una valija repleta de dólares.
Llewelyn toma la valija y vuelve a su humilde casa, un tráiler, donde convive con Carla Jean (Kelly Macdonald). Unos instantes después comete un error fatal: decide volver a donde encontró dinero para llevarle agua al hombre moribundo que había sobrevivido al tiroteo. Es una acción que, en principio, no tiene mucho (o ningún) sentido, pero que sirve tanto para construir el personaje del Llewelyn como el tono del film.
A propósito de esto, el dinero, queda claro, no importa. Ni siquiera es del todo relevante para Llewelyn, que al volver al desierto se ve obligado a empezar una huída, ya que allí se cruza con Anton (Javier Bardem), un sicario tan frío como letal que busca recuperar esa valija llena de dólares. La marca personal de este asesino es que lleva a todos lados una herramienta neumática que se usa para matar ganado.
En segundo plano, el policía Ed (Tommy Lee Jones) comienza a seguir los hechos pero siempre se encuentra varios pasos atrás. Mientras tanto la persecución discurre por moteles, rutas polvorientas y pasos fronterizos. Nuevamente, la película contiene varias escenas memorables, aunque el factor sorpresa está dado otra vez por una decisión de los directores, que eligen suprimir el tercer acto.
De esta manera, la película pasa de su desarrollo al epílogo. Y, en un primer visionado, esto resulta tan sorpresivo como desconcertante, porque, más allá de la decisión algo arbitraria del personaje que sirve para poner en marcha la persecución, No country for old men funciona como una especie de western moderno en el que el objetivo del protagonista consiste simplemente en huir. Por lo general, en los western el público ve cómo los personajes principales mueren o se salen con la suya. Este no es el caso.
De todas maneras, los hermanos Coen pasan la prueba, que se asemeja bastante a un juego, de jugar con las reglas clásicas del cine de manera exitosa. No country for old men no necesita del accionar lógico de su protagonista ni de un tercer acto para ser una gran película. Es más, sin estos caprichos seguramente no sería tan memorable.
Está disponible para alquilar online en distintas plataformas. Contacto: [email protected]