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Voto de El Golo Cine:
4

Voto de El Golo Cine:
4
4,8
4.344
29 de septiembre de 2020
29 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Ward (2010) fue la última película dirigida por John Carpenter. Se trata de un film de terror un tanto fallido que no está a la altura del promedio de su producción. A sus 72 años no hay ningún indicio de que vuelva a los sets.
Por Nicolás Bianchi
Dos oasis de tiempo rodean a The Ward. Cuando fue estrenada habían pasado nueve años desde la producción de Ghosts of Mars (2001), y ya otra década se cumplió desde ese momento. Carpenter nunca confirmó su retiro definitivo. En los últimos años se dedicó a la música, publicó dos albums y además participó en la elaboración de la banda de sonido para el reboot que se produjo de Halloween, una de sus obras maestras, en 2018. Cuando fue consultado sobre la posibilidad de volver a dirigir nunca cerró del todo la puerta ya que siempre contestó con un ‘there´s always a chance’ (siempre hay una posibilidad), aunque, en la actualidad, no hay ningún dato sobre que esté trabajando en algún proyecto propio.
Si The Ward fuera el final definitivo, se trata de uno que no está a la altura de su carrera. El film es, en el mejor de los casos, una mediocre película de terror. La acción sucede en un hospital psiquiátrico a mediados del siglo pasado, donde Kristen (Amber Heard) llega después de incendiar una casa y huir, lo que se presenta de forma confusa, tanto para los espectadores como para la protagonista.
En el lugar ronda un fantasma que cada tanto adquiere materialidad y asesina a algunas de las internas. Todo indica que el director del centro, interpretado por Jared Harris, y sus enfermeras ocultan algo, aunque nada queda del todo claro durante buena parte de la película. Al momento de las revelaciones ya la curiosidad por los orígenes de la protagonista y el monstruo se encuentran un tanto disipados.
Eso es porque el grupo al que se integra Kristen en el manicomio nunca logra funcionar de forma efectiva para la narración. Las chicas, todas jóvenes y muy bellas, parecen más un grupo de porristas que mujeres que padecen enfermedades mentales. De hecho salvo Zoey (Laura-Leigh) que padece una regresión a la infancia, y Emily (Mamie Gummer) que, según le conviene al relato, alterna algunos raptos de ira con momentos de gran lucidez, las otras dos, Sarah (Danielle Panabaker) e Iris (Lyndsy Fonseca) aparecen como personas totalmente funcionales. La escena en la que las protagonistas bailan en el comedor, como si fuera un video clip musical, termina de atentar contra cualquier intento de construir algo de suspenso y tensión.
Las apariciones del fantasma, que de a poco las internas comenzarán a relacionar con el pasado de una ex compañera, son presentadas como shocks. Se trata de momentos previsibles por el contexto en el que se inscriben pero que logran algo de impacto por el golpe en la imagen y el sonido. No es que necesariamente esté mal hacer tal cosa en una película de terror, aunque lo que sucede es que el público, seguramente, espera mucho más de un director como Carpenter.
En conjunto The Ward es una producción floja, sin originalidad en el guión, con actuaciones mediocres y personajes que no están bien desarrollados, más allá de algunas marcas de personalidad que el director siempre imprime. Lo mejor de Carpenter quedó lejos en el tiempo, en los años 70 de la primera Halloween o en los 80 de The Thing y tantas otras. Aunque, como en una buena película de terror, quizás el final traiga alguna sorpresa.
Por Nicolás Bianchi
Dos oasis de tiempo rodean a The Ward. Cuando fue estrenada habían pasado nueve años desde la producción de Ghosts of Mars (2001), y ya otra década se cumplió desde ese momento. Carpenter nunca confirmó su retiro definitivo. En los últimos años se dedicó a la música, publicó dos albums y además participó en la elaboración de la banda de sonido para el reboot que se produjo de Halloween, una de sus obras maestras, en 2018. Cuando fue consultado sobre la posibilidad de volver a dirigir nunca cerró del todo la puerta ya que siempre contestó con un ‘there´s always a chance’ (siempre hay una posibilidad), aunque, en la actualidad, no hay ningún dato sobre que esté trabajando en algún proyecto propio.
Si The Ward fuera el final definitivo, se trata de uno que no está a la altura de su carrera. El film es, en el mejor de los casos, una mediocre película de terror. La acción sucede en un hospital psiquiátrico a mediados del siglo pasado, donde Kristen (Amber Heard) llega después de incendiar una casa y huir, lo que se presenta de forma confusa, tanto para los espectadores como para la protagonista.
En el lugar ronda un fantasma que cada tanto adquiere materialidad y asesina a algunas de las internas. Todo indica que el director del centro, interpretado por Jared Harris, y sus enfermeras ocultan algo, aunque nada queda del todo claro durante buena parte de la película. Al momento de las revelaciones ya la curiosidad por los orígenes de la protagonista y el monstruo se encuentran un tanto disipados.
Eso es porque el grupo al que se integra Kristen en el manicomio nunca logra funcionar de forma efectiva para la narración. Las chicas, todas jóvenes y muy bellas, parecen más un grupo de porristas que mujeres que padecen enfermedades mentales. De hecho salvo Zoey (Laura-Leigh) que padece una regresión a la infancia, y Emily (Mamie Gummer) que, según le conviene al relato, alterna algunos raptos de ira con momentos de gran lucidez, las otras dos, Sarah (Danielle Panabaker) e Iris (Lyndsy Fonseca) aparecen como personas totalmente funcionales. La escena en la que las protagonistas bailan en el comedor, como si fuera un video clip musical, termina de atentar contra cualquier intento de construir algo de suspenso y tensión.
Las apariciones del fantasma, que de a poco las internas comenzarán a relacionar con el pasado de una ex compañera, son presentadas como shocks. Se trata de momentos previsibles por el contexto en el que se inscriben pero que logran algo de impacto por el golpe en la imagen y el sonido. No es que necesariamente esté mal hacer tal cosa en una película de terror, aunque lo que sucede es que el público, seguramente, espera mucho más de un director como Carpenter.
En conjunto The Ward es una producción floja, sin originalidad en el guión, con actuaciones mediocres y personajes que no están bien desarrollados, más allá de algunas marcas de personalidad que el director siempre imprime. Lo mejor de Carpenter quedó lejos en el tiempo, en los años 70 de la primera Halloween o en los 80 de The Thing y tantas otras. Aunque, como en una buena película de terror, quizás el final traiga alguna sorpresa.