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Voto de El Golo Cine:
1
Thriller. Drama Nueva York. Años 50. Lionel Essrog es un solitario detective privado, afectado por el Síndrome de Tourette, que se aventura a intentar resolver el asesinato de su mentor y único amigo, Frank Minna.
7 de julio de 2020
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Motherless Brooklyn (2019) es la segunda película de Norton como director, 19 años después de la olvidada comedia Keeping the faith (2000). Estrenada en noviembre pasado solo recuperó 18 de los 26 millones de dólares que costó.

Por Nicolás Bianchi

No hay nada que funcione bien en Motherless Brooklyn (2019), la película dirigida, escrita y protagonizada por Edward Norton, que empieza con Edward Norton en pantalla y narrada en off por Edward Norton. Durante el film Edward Norton también invita a participar en algunas escenas a Bruce Willis, Alec Baldwin y Willem Dafoe, que poco pudieron hacer para evitar el naufragio.

La película narra la historia de Lionel Essrog (sí, Edward Norton) un ayudante de un detective privado que padece síndrome de Tourette, que buscará desentrañar el asesinato de su jefe y amigo Frank Minna (Bruce Willis). El guión está basado en una novela que transcurre en 1999, año de su publicación, pero Edward Norton quería incursionar en el film noir, o neo noir, entonces ubicó la historia en los años 50.

Una sensación que recorre la tediosa observación de Motherless Brooklyn es que parece un intento para que se premie a su director, guionista y protagonista, o sea Edward Norton. Una película de época, un personaje con una discapacidad, muchas estrellas en papeles secundarios, un protagonista que recorre una suerte de camino heroico, un intento de homenaje a películas de Hollywood de otro tiempo. Pero no, nada funciona.

Si hay algo que distingue al film noir es el tono, tanto de la narración como de las imágenes. Los personajes que acompañan a Essrog en su búsqueda de justicia son más torpes, más de comedia que de film noir. Salva la ropa la inglesa Gugu Mbatha-Raw como Laura Rose, el interés afectivo del protagonista. La discapacidad de Essrog no aporta nada a la historia, solo le permite a Norton intentar destacarse como actor mientras avanza por una narración que no logra interesar durante los larguísimos 145 minutos de película.

Los interiores en los que está rodada Motherless Brooklyn parecen decorados. La madera se ve rara, todo luce como escenografía de una obra de teatro under. ¿No les alcanzó el dinero para acondicionar sitios reales? ¿Es mala escenografía? ¿Es un gigantesco problema de fotografía? ¿Es todo junto?

Cuando la película se encuentra aproximadamente a la mitad el personaje de Norton recibe unos golpes que le dejan algunas marcas en el rostro. A partir de ahí Motherless Brooklyn es un intento de film neo noir con el personaje de Norton de Fight Club (1999) que padece muchos tics y no controla del todo su habla.

Hay un problema en cada momento de la película. Una de las características de Essrog es que, como contraparte de su enfermedad, tiene una memoria extraordinaria. El detective le dice justo algo antes de morir (ya no importa el cliché, hay desastres mucho peores) pero resulta que Essrog tarda bastante en recordarlo. Primero se sume en una pequeña depresión en su casa, donde fuma marihuana, lo que le sirve para relajarse, y entra en un estado de desesperación en el que sueña o vivencia que se hunde en el agua mientras alguien nada por encima de él. Pocas veces se ha visto en una película con tantas pretensiones una escena tan precaria narrativa y visualmente.

Y así todo. Las actuaciones de Willis, Dafoe y Baldwin parecen unipersonales porque todo resulta tan forzado y artificial que nunca se logra que la historia avance con cierto ritmo y fluidez. También tiene un papel Michael Kenneth Williams, de destacado trabajo en The Wire (2002-2008). Es un bálsamo momentáneo, al menos, verlos en pantalla, por lo menos no son Norton haciendo de discapacitado.

Norton se equivocó y pagó (o alguien lo hizo, porque la película dio pérdidas) pero el género noir o neo noir no debería mancharse. Al margen de los clásicos, en los 90 hubo muy buenas producciones como LA Confidential (1997 de Curtis Hanson) o Hard Eight (1993 de Paul Thomas Anderson), por nombrar solo algunas. Son todas sideralmente mejores que este intento fallido de Norton.
El Golo Cine
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