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Voto de El Golo Cine:
7

Voto de El Golo Cine:
7
7,9
172.872
19 de febrero de 2023
19 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film de Sam Mendes, ganador del Oscar a mejor película, fue ácido y polémico en su tiempo. ¿Cuánto conserva de esa frescura?
Por Nicolás Bianchi
Hay, sin dudas, al menos un par de escenas icónicas en American Beauty. Una de ellas es la de la bolsa de plástico danzando en el aire con una pared de ladrillo de fondo, mientras el personaje del joven Ricky Fitts (Wes Bentley) sugiere que la belleza puede hallarse en distintos lugares. Otra es la de Angela Hayes (Mena Suvari) imaginada por Lester Burnham (Kevin Spacey) encima de él y con una lluvia de pétalos de rosas cayendo.
Justamente esa metáfora visual, la de las flores, es la que elige Mendes para plantear el nudo de la historia. En primer lugar, Lester anuncia en off que ha muerto, lo cual aporta un primer tono sombrío a la narración. Después, comienza a contar los días próximos a ese episodio, sin revelar cómo ha sido su desenlace, ya que eso queda para el final. Otro detalle lúgubre es que el protagonista dice que el mejor momento de su día es cuando se masturba en la ducha.
Volviendo a los pétalos, Lester es un hombre adormecido en un matrimonio sin pasión y en un trabajo que ya no le interesa hasta que en un acto del colegio de su hija Jane (Thora Birch) ve a Angela. El hombre canaliza su crisis de los 40 años a través del deseo por la adolescente, que además lo lleva a intentar otros cambios en su vida. Hoy en día, las escenas en las que se encuentran Lester y la joven Angela lucen algo desfasadas. Seguramente esto sea ocasionado por el paso de una nueva ola feminista entre el momento de estreno de la película y la actualidad.
La transformación que intenta Lester ocurre, en parte, a espaldas de su esposa Carolyn. American Beauty es particularmente cruel con este personaje. Carolyn es sumamente infeliz y su estado emocional resulta endeble. Sin embargo, intenta continuar con la rutina de su trabajo como vendedora de propiedades y sus hábitos familiares como si nada sucediera. Mientras Lester encuentra una nueva inspiración, renuncia a su trabajo y cambia su vida (aunque sea nimiamente), Carolyn solo sufre.
Apenas encuentra consuelo en los brazos (y la cama) de Buddy (Peter Gallagher), un colega del trabajo que la seduce con frases huecas como “para ser exitoso hay que proyectar una imagen de éxito”. Pero nunca logra ese momento de claridad mental que parece haber experimentado su marido.
Evidentemente, American Beauty ofrece una mirada descarnada del sueño americano, ya que muestra familias disfuncionales o directamente destruidas viviendo en las típicas casas de madera separadas por una verja pintada de blanco. De hecho, la única pareja funcional del barrio es la que componen los gays llamados Jim (Scott Bakula y Sam Robards).
El último personaje relevante que resta mencionar es el coronel Fitts (Chris Cooper), un ex militar ultra conservador que desprecia a los homosexuales y las drogas. Se trata de una figura exagerada hasta el ridículo, pero que Mendes emplea para que el desenlace de la película funcione. Ahora bien, ¿American Beauty puede convertirse en un clásico o simplemente es un reflejo de una época, con sus miedos y clichés?
Las escenas icónicas y originales que ya han sido citadas le aportan sustancia pero, quizás, no sean suficientes para sostener un relato que, actualmente, luce anclado en un momento en particular de la historia.
La película no está disponible en ningún servicio de streaming (raro, ¿no?), pero se consigue fácilmente en internet. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Hay, sin dudas, al menos un par de escenas icónicas en American Beauty. Una de ellas es la de la bolsa de plástico danzando en el aire con una pared de ladrillo de fondo, mientras el personaje del joven Ricky Fitts (Wes Bentley) sugiere que la belleza puede hallarse en distintos lugares. Otra es la de Angela Hayes (Mena Suvari) imaginada por Lester Burnham (Kevin Spacey) encima de él y con una lluvia de pétalos de rosas cayendo.
Justamente esa metáfora visual, la de las flores, es la que elige Mendes para plantear el nudo de la historia. En primer lugar, Lester anuncia en off que ha muerto, lo cual aporta un primer tono sombrío a la narración. Después, comienza a contar los días próximos a ese episodio, sin revelar cómo ha sido su desenlace, ya que eso queda para el final. Otro detalle lúgubre es que el protagonista dice que el mejor momento de su día es cuando se masturba en la ducha.
Volviendo a los pétalos, Lester es un hombre adormecido en un matrimonio sin pasión y en un trabajo que ya no le interesa hasta que en un acto del colegio de su hija Jane (Thora Birch) ve a Angela. El hombre canaliza su crisis de los 40 años a través del deseo por la adolescente, que además lo lleva a intentar otros cambios en su vida. Hoy en día, las escenas en las que se encuentran Lester y la joven Angela lucen algo desfasadas. Seguramente esto sea ocasionado por el paso de una nueva ola feminista entre el momento de estreno de la película y la actualidad.
La transformación que intenta Lester ocurre, en parte, a espaldas de su esposa Carolyn. American Beauty es particularmente cruel con este personaje. Carolyn es sumamente infeliz y su estado emocional resulta endeble. Sin embargo, intenta continuar con la rutina de su trabajo como vendedora de propiedades y sus hábitos familiares como si nada sucediera. Mientras Lester encuentra una nueva inspiración, renuncia a su trabajo y cambia su vida (aunque sea nimiamente), Carolyn solo sufre.
Apenas encuentra consuelo en los brazos (y la cama) de Buddy (Peter Gallagher), un colega del trabajo que la seduce con frases huecas como “para ser exitoso hay que proyectar una imagen de éxito”. Pero nunca logra ese momento de claridad mental que parece haber experimentado su marido.
Evidentemente, American Beauty ofrece una mirada descarnada del sueño americano, ya que muestra familias disfuncionales o directamente destruidas viviendo en las típicas casas de madera separadas por una verja pintada de blanco. De hecho, la única pareja funcional del barrio es la que componen los gays llamados Jim (Scott Bakula y Sam Robards).
El último personaje relevante que resta mencionar es el coronel Fitts (Chris Cooper), un ex militar ultra conservador que desprecia a los homosexuales y las drogas. Se trata de una figura exagerada hasta el ridículo, pero que Mendes emplea para que el desenlace de la película funcione. Ahora bien, ¿American Beauty puede convertirse en un clásico o simplemente es un reflejo de una época, con sus miedos y clichés?
Las escenas icónicas y originales que ya han sido citadas le aportan sustancia pero, quizás, no sean suficientes para sostener un relato que, actualmente, luce anclado en un momento en particular de la historia.
La película no está disponible en ningún servicio de streaming (raro, ¿no?), pero se consigue fácilmente en internet. Contacto: [email protected]