El documental de Luis Buñuel conserva un tono de denuncia sobre la situación social que se vivía en esta comarca ubicada en Cáceres, Extremadura, a pocos kilómetros de la frontera entre España y Portugal.

Por Nicolás Bianchi

Para realizar este documental Buñuel se instaló durante dos meses en un convento ubicado en una de las poblaciones de Las Hurdes. Esta particular comarca ubicada en colinas y montañas se caracteriza, aún a día de hoy, por estar conformada por pequeños poblados dispersos en una geografía escarpada y hostil. Ese tiempo fue suficiente para que el cineasta recorra varios de ellos y pueda captar múltiples escenas de la vida cotidiana.

Con el material filmado, Buñuel urdió un documental de media hora que muestra situaciones de extrema miseria. La voz en off añadida posteriormente a su estreno comienza hablando de un foco de población paleolítico. Esta caracterización tiene un doble sentido. En primer lugar, es cierto que desde épocas remotas de la historia hay testimonios de asentamientos humanos en esta zona. Por otro lado, esa referencia sugiere que las poblaciones del lugar siguen viviendo como en la Edad de Piedra.

El recorte que elige el director también debe ser contextualizado. Para 1933 Buñuel, además de participar en la corriente artística surrealista, ya estaba militando en las filas del comunismo. En principio el documental busca interpelar al gobierno republicano español de entonces. Pero rápidamente la Guerra Civil Española dio paso al franquismo y a la dictadura. Entonces, el documental ha quedado como una denuncia dirigida a otro destinatario que no era el original.

En la película se pueden ver imágenes terribles de personas enfermas y niños moribundos, tanto por el hambre como por las enfermedades que arrecian sin piedad. Las Hurdes es una comarca con tierra infértil en la que prácticamente nada crece. Sus pobladores trabajan como jornaleros en otras provincias durante las épocas de cosecha. Estas peregrinaciones son realizadas siempre a pie y pueden llevar semanas.

La potencia de la película es contundente. Si el propósito es señalar el atraso y las paupérrimas condiciones de vida de estas poblaciones la misión se cumple con creces. Ahora bien, a lo largo del tiempo el documental ha suscitado distintos debates. ¿Cuánto de realidad hay en estas imágenes? ¿Muestran realmente un estilo de vida (o supervivencia) o son solo un recorte que busca provocar un efecto?

Esas preguntas pesan prácticamente sobre cualquier documental de relevancia política y social. Es interesante para pensar en esta cuestión ver otro documental hecho 80 años más tarde por TVE. En Las Hurdes, tierra con alma se busca un contrapeso de lo que hizo Buñuel, sin desmerecer su trabajo. Además, sirve para ver que en buena medida esa realidad terrible ha sido dejada atrás y funciona como testimonio de que el atraso, el hambre y la miseria se pueden superar.

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