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Voto de El Golo Cine:
8

Voto de El Golo Cine:
8
6,8
21.009
5 de enero de 2025
5 de enero de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Clint Eastwood gira en torno de un dilema moral acerca de la verdad y la justicia. El experimentado director abre y cierra el film con dos planos que funcionan como un espejo.
Por Nicolás Bianchi
A los 94 años Eastwood entrega una película sólida y de excelencia sobre un juicio por jurados que entraña varios dilemas en torno a la justicia, el método en el que esta es administrada y sus posibles consecuencias. El protagonista es un hombre recto, pero algo dañado, que ha cometido, sin querer, un error. Es, además, el futuro sostén de una familia, ya que su mujer está embarazada.
El film presenta a este hombre, Justin Kemp (Nicholas Hoult), guiando a su mujer (Zoey Deutch) hacia dentro de la habitación que él ha preparado para su futuro hijo. La madre lleva los ojos vendados, tal como se suele representar a la imagen de la justicia. En este caso, la venda también indica desconocimiento. Hay algo que él sabe y ella no.
Al mismo tiempo, Justin ha sido seleccionado en un lote de candidatos para integrar un jurado sobre un caso de femicidio. El acusado Vince (Phil Biedron) reúne todos los requisitos de un culpable perfecto: tiene un historial de conductas violentas y es el típico hombre estadounidense blanco y musculoso que luce emocionalmente desbalanceado. A él se lo acusa de matar a su novia Denice (Leslie Bibb) después de una discusión frente a varios testigos en un bar.
La suerte de Vince depende, en parte, de su defensor oficial, Eric Resnick (Vincent Messina). Mientras tanto, la acusación en representación del estado es llevada a cabo por Faith Killebrew (Toni Collette), quien además se está por presentar a elecciones para ser fiscal. En algún momento, este personaje también deberá atravesar un dilema entre sus intereses y lo que es verdad, o justo. En principio, su objetivo es conseguir una condena dura para aumentar su popularidad.
Por Nicolás Bianchi
A los 94 años Eastwood entrega una película sólida y de excelencia sobre un juicio por jurados que entraña varios dilemas en torno a la justicia, el método en el que esta es administrada y sus posibles consecuencias. El protagonista es un hombre recto, pero algo dañado, que ha cometido, sin querer, un error. Es, además, el futuro sostén de una familia, ya que su mujer está embarazada.
El film presenta a este hombre, Justin Kemp (Nicholas Hoult), guiando a su mujer (Zoey Deutch) hacia dentro de la habitación que él ha preparado para su futuro hijo. La madre lleva los ojos vendados, tal como se suele representar a la imagen de la justicia. En este caso, la venda también indica desconocimiento. Hay algo que él sabe y ella no.
Al mismo tiempo, Justin ha sido seleccionado en un lote de candidatos para integrar un jurado sobre un caso de femicidio. El acusado Vince (Phil Biedron) reúne todos los requisitos de un culpable perfecto: tiene un historial de conductas violentas y es el típico hombre estadounidense blanco y musculoso que luce emocionalmente desbalanceado. A él se lo acusa de matar a su novia Denice (Leslie Bibb) después de una discusión frente a varios testigos en un bar.
La suerte de Vince depende, en parte, de su defensor oficial, Eric Resnick (Vincent Messina). Mientras tanto, la acusación en representación del estado es llevada a cabo por Faith Killebrew (Toni Collette), quien además se está por presentar a elecciones para ser fiscal. En algún momento, este personaje también deberá atravesar un dilema entre sus intereses y lo que es verdad, o justo. En principio, su objetivo es conseguir una condena dura para aumentar su popularidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entrando en terreno de spoilers, el caso da un giro cuando el protagonista Justin Kemp se da cuenta que en verdad quien ha matado a Denice es él. Era una noche tormentosa de escasa visibilidad. Él venía del mismo bar en el que la pareja había discutido. Y no la vio cuando la atropelló y la impulsó por un puente hacia un precipicio. De hecho, hasta el momento del juicio Justin estaba convencido que había golpeado a un ciervo.
Si el espectador acepta este giro que propone el guión de Jonathan A. Abrams va a poder disfrutar de una película tensa y bien contada. Justin se enfrenta a la disyuntiva de contar la verdad o pasar una vida en prisión. Su pasado como alcohólico, por más que esa noche no haya bebido, es un agravante para su potencial condena.
Entonces, Eastwood presenta una disyuntiva entre los intereses de este personaje, lo que sería justo y lo que es verdad. Dadas las características del sistema judicial estadounidense, hay un punto en el que parece imposible llegar a una resolución ecuánime. La abogada Faith y otros integrantes del jurado (J. K. Simmons y Cedric Yarbrough) avanzan hacia la verdad por distintos caminos y con resultados dispares, mientras Justin se ve tironeado en una y otra dirección. El plano final vuelve a posarse sobre Justin, pero en este caso no hay una mujer vendada sino una mujer de frente que sabe la verdad. La expresión final del personaje reverbera en la tradición del cine masivo y de alta calidad de Hollywood, del que Eastwood quizás sea uno de los últimos exponentes.
Está en Max. Contacto: [email protected]
Si el espectador acepta este giro que propone el guión de Jonathan A. Abrams va a poder disfrutar de una película tensa y bien contada. Justin se enfrenta a la disyuntiva de contar la verdad o pasar una vida en prisión. Su pasado como alcohólico, por más que esa noche no haya bebido, es un agravante para su potencial condena.
Entonces, Eastwood presenta una disyuntiva entre los intereses de este personaje, lo que sería justo y lo que es verdad. Dadas las características del sistema judicial estadounidense, hay un punto en el que parece imposible llegar a una resolución ecuánime. La abogada Faith y otros integrantes del jurado (J. K. Simmons y Cedric Yarbrough) avanzan hacia la verdad por distintos caminos y con resultados dispares, mientras Justin se ve tironeado en una y otra dirección. El plano final vuelve a posarse sobre Justin, pero en este caso no hay una mujer vendada sino una mujer de frente que sabe la verdad. La expresión final del personaje reverbera en la tradición del cine masivo y de alta calidad de Hollywood, del que Eastwood quizás sea uno de los últimos exponentes.
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