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Voto de El Golo Cine:
7

Voto de El Golo Cine:
7
7,3
25.854
18 de febrero de 2021
18 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duel (1971) o, en castellano, El diablo sobre ruedas, fue una película realizada para televisión por Steven Spielberg luego de la cual su carrera recibió el primer impulso. En su momento premiada y presentada en distintos festivales europeos cautivó por su sencillez y por su capacidad para soportar múltiples interpretaciones.
Por Nicolás Bianchi
La trama es muy sencilla y la película cuenta con un solo personaje que está desarrollado. David Mann (Dennis Weaver) sale de su casa familiar suburbana típica, con mucha madera pintada de blanco, para ir a una cita vinculada al trabajo de la que no hay prácticamente información. Mientras escucha la radio llega a una ruta que circunda tierras desérticas por las que va a transcurrir íntegramente la película. En una recta rebasa a un camión, por más que la línea del camino se lo prohíbe. De ahí en más el camión, y su chofer, perseguirán a muerte al Valiant naranja que maneja David.
Las reglas de la persecución son claras y componen el mundo que presenta Duel. David no puede ir detrás del camión, que aminora su marcha y no lo deja pasar, porque por un caño de escape a modo de chimenea el vehículo expele un humo negro denso intolerable. Cuando David logre pasarlo el camión acelerará hasta alcanzarlo, al parecer, con fines destructivos. En el camino prácticamente no habrá testigos. Son David y el enigmático camionero solos en la ruta. Apenas en la primera parada, en una estación de servicio, el protagonista puede ver que el chofer usa jeans azules y botas texanas, pero en las rutas de Estados Unidos todos visten igual.
La película, de hora y media de duración, se sostiene por el talento de Spielberg para contar, con muy pocos recursos, la persecución. Las tomas del auto y el camión son atrapantes y generan la sensación de que el protagonista está, en cada instancia, al borde de la muerte. Además, como es esperable en un relato de suspenso y terror como este, la presión va en aumento.
En su momento, Spielberg, a los 27 años de edad, descartó interpretaciones muy elaboradas para su narración. Según contó el director lo que quiso fue expresar la lucha entre el hombre y la máquina. El camión, que es el villano de la película porque al camionero nunca se lo ve, representa un avance constante sobre el físico y la psiquis de David, que es puesto al borde de un ataque de locura. Quizás el recurso más flojo de Spielberg es la voz en off del personaje que dice algunas cosas en momentos puntuales como si las estuviera pensando. Visualmente y con algunas expresiones podría haber prescindido de un dispositivo un tanto obvio.
Hay elementos como el desierto, el juego psíquico con el personaje y algunas intervenciones de otros personajes en medio de los oasis que ofrece la persecución que dieron lugar a las más diversas interpretaciones. Primero se ha visto al relato como una reformulación del relato mítico de David contra Goliath. También se lo ha entendido como una confrontación entre la clase trabajadora, el camión, contra la clase media suburbana, representada por David, su familia y su hogar típico de suburbio estadounidense.
Pero las posibilidades no terminan allí. También se habló de la masculinidad bajo amenaza del protagonista, que reniega porque su mujer es quien domina la vida en el hogar, y además recibe reproches de ella, por teléfono en una de las paradas, por no defenderla ante lo que considera como “un intento de violación” en una fiesta la noche anterior a la que se desarrolla la película. Una mirada interesante es la que sostiene que Duel es un estudio sobre la paranoia. Si bien para David la amenaza es real prácticamente no tiene testigos. Además, en distintas escenas, hay niños que se burlan del personaje y ancianos que se niegan a ayudarlo. Por último, en una interpretación más difícil de sostener, se propone leer al film como una alegoría a la homosexualidad reprimida. David siempre presenta la necesidad de estar por delante del camión, a pesar que con el correr de la película sabe que va a ser embestido por detrás.
La variedad de posibilidades interpretativas habla de una película vibrante realizada por alguien que luego sería un maestro del cine. El desierto, la austeridad del paisaje y los diálogos, un villano que nunca se revela humanamente y otros elementos más le añaden una capa de misterio y sugestión. El título original, que alude a un duelo, propone también una confrontación entre dos fuerzas. ¿Qué es lo que se dirime en esa ruta polvorienta sin fin? Se trata de una pregunta que no se puede contestar de una sola manera.
Por Nicolás Bianchi
La trama es muy sencilla y la película cuenta con un solo personaje que está desarrollado. David Mann (Dennis Weaver) sale de su casa familiar suburbana típica, con mucha madera pintada de blanco, para ir a una cita vinculada al trabajo de la que no hay prácticamente información. Mientras escucha la radio llega a una ruta que circunda tierras desérticas por las que va a transcurrir íntegramente la película. En una recta rebasa a un camión, por más que la línea del camino se lo prohíbe. De ahí en más el camión, y su chofer, perseguirán a muerte al Valiant naranja que maneja David.
Las reglas de la persecución son claras y componen el mundo que presenta Duel. David no puede ir detrás del camión, que aminora su marcha y no lo deja pasar, porque por un caño de escape a modo de chimenea el vehículo expele un humo negro denso intolerable. Cuando David logre pasarlo el camión acelerará hasta alcanzarlo, al parecer, con fines destructivos. En el camino prácticamente no habrá testigos. Son David y el enigmático camionero solos en la ruta. Apenas en la primera parada, en una estación de servicio, el protagonista puede ver que el chofer usa jeans azules y botas texanas, pero en las rutas de Estados Unidos todos visten igual.
La película, de hora y media de duración, se sostiene por el talento de Spielberg para contar, con muy pocos recursos, la persecución. Las tomas del auto y el camión son atrapantes y generan la sensación de que el protagonista está, en cada instancia, al borde de la muerte. Además, como es esperable en un relato de suspenso y terror como este, la presión va en aumento.
En su momento, Spielberg, a los 27 años de edad, descartó interpretaciones muy elaboradas para su narración. Según contó el director lo que quiso fue expresar la lucha entre el hombre y la máquina. El camión, que es el villano de la película porque al camionero nunca se lo ve, representa un avance constante sobre el físico y la psiquis de David, que es puesto al borde de un ataque de locura. Quizás el recurso más flojo de Spielberg es la voz en off del personaje que dice algunas cosas en momentos puntuales como si las estuviera pensando. Visualmente y con algunas expresiones podría haber prescindido de un dispositivo un tanto obvio.
Hay elementos como el desierto, el juego psíquico con el personaje y algunas intervenciones de otros personajes en medio de los oasis que ofrece la persecución que dieron lugar a las más diversas interpretaciones. Primero se ha visto al relato como una reformulación del relato mítico de David contra Goliath. También se lo ha entendido como una confrontación entre la clase trabajadora, el camión, contra la clase media suburbana, representada por David, su familia y su hogar típico de suburbio estadounidense.
Pero las posibilidades no terminan allí. También se habló de la masculinidad bajo amenaza del protagonista, que reniega porque su mujer es quien domina la vida en el hogar, y además recibe reproches de ella, por teléfono en una de las paradas, por no defenderla ante lo que considera como “un intento de violación” en una fiesta la noche anterior a la que se desarrolla la película. Una mirada interesante es la que sostiene que Duel es un estudio sobre la paranoia. Si bien para David la amenaza es real prácticamente no tiene testigos. Además, en distintas escenas, hay niños que se burlan del personaje y ancianos que se niegan a ayudarlo. Por último, en una interpretación más difícil de sostener, se propone leer al film como una alegoría a la homosexualidad reprimida. David siempre presenta la necesidad de estar por delante del camión, a pesar que con el correr de la película sabe que va a ser embestido por detrás.
La variedad de posibilidades interpretativas habla de una película vibrante realizada por alguien que luego sería un maestro del cine. El desierto, la austeridad del paisaje y los diálogos, un villano que nunca se revela humanamente y otros elementos más le añaden una capa de misterio y sugestión. El título original, que alude a un duelo, propone también una confrontación entre dos fuerzas. ¿Qué es lo que se dirime en esa ruta polvorienta sin fin? Se trata de una pregunta que no se puede contestar de una sola manera.