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Voto de El Golo Cine:
9

Voto de El Golo Cine:
9
7,0
23.073
4 de noviembre de 2023
4 de noviembre de 2023
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último film de Martin Scorsese, de 80 años, tiene destino de clásico. Se entrelazan el boom del petróleo, el nacimiento del FBI y del Ku Klux Klan, y el drama de la nación india Osage, para quienes la riqueza fue sinónimo de perdición.
Por Nicolás Bianchi
Habitantes indios enjaezados como reyes con choferes y sirvientes blancos. Ciudadanos negros que prosperan económicamente y construyen negocios exitosos. Estas cosas no pueden prosperar, al menos en el Estados Unidos racista del siglo XX. La grandilocuente película de tres horas y media de Scorsese habla sobre esto. En este sentido, la sensación de injusticia recorre de manera pareja toda la duración de esta extensa narración.
Killers of the flower moon comienza como una historia de un forastero que llega a un pueblo extraño. Se trata de Ernest Burkhardt (Leonardo DiCaprio), un hombre débil físicamente y no muy inteligente que viene de ser cocinero del ejército en la Primera Guerra Mundial. Su destino es el pequeño pueblo de Fairfax, en el condado Osage de Oklahoma. Allí los indios son millonarios porque en sus tierras comenzó a brotar el petróleo.
Pero no por tener dinero dejan de ser ciudadanos de segunda. Muchos de ellos no pueden acceder a su fortuna libremente y requieren de tutores blancos para realizar distintos trámites bancarios. Los blancos también los esquilman cobrando precios disparatados por cualquier tipo de bien o servicio. Y lo que es peor, los matan para quedarse con sus tierras.
El villano de la historia es el tío de Ernest, William Hale (Robert De Niro), autoproclamado rey de la nación Osage. Este perverso personaje realiza un doble juego que le permite ganarse la confianza de los indios y acrecentar tanto su riqueza como su poder. Una de sus maniobras más efectivas es alentar el casamiento de sus adláteres con ricas herederas indias.
Así es como Ernest es compelido a seducir a Mollie (Lily Gladstone, en un trabajo que debería valerle nominaciones y premios) y contraer matrimonio con ella. Pero Ernest es también una herramienta de su tío William para diezmar a los indios y hacerse con sus tierras. La seguidilla de asesinatos no esclarecidos y suicidios sospechosos termina llamando la atención del gobierno federal, que envía un agente (Jesse Plemons) para investigar estos sucesos de manera profesional.
En el mundo en el que se desarrolla esta historia también es un hecho resonante la masacre de Tulsa, a pocos kilómetros de Fairfax. Esta ciudad, conocida despectivamente con el nombre de Little Africa, sufrió una salvaje revuelta llevada adelante por hombres blancos que terminó con la vida de cientos de negros. Literalmente, un pueblo próspero y pujante fue reducido a cenizas.
La película cuenta esta doble llaga fundacional del Estados Unidos potencia del siglo XX, mostrando a los blancos que operan contra los indios como Scorsese mejor sabe, es decir como una banda de mafiosos. Son cómplices también los profesionales de clase media del pueblo, como por ejemplo médicos y bancarios. Además, algunos de ellos comienzan a militar en el Ku Klux Klan.
Esta gran historia que transcurre en un pequeño condado, pero retumba en un país es contada magistralmente por el veterano director. A esta altura de su carrera, no es novedad que Scorsese desborda de talento visual. Eso le permite construir tomas y escenas que son memorables. Muchas de ellas sintetizan y enfatizan lo que la película está contando sin necesidad de que los personajes digan nada. En algunas de las entrevistas que dio con motivo de este estreno el director aseguró que quiere seguir contando historias. Ojalá que pueda y que sean muchas más.
Se estrenó en cines. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Habitantes indios enjaezados como reyes con choferes y sirvientes blancos. Ciudadanos negros que prosperan económicamente y construyen negocios exitosos. Estas cosas no pueden prosperar, al menos en el Estados Unidos racista del siglo XX. La grandilocuente película de tres horas y media de Scorsese habla sobre esto. En este sentido, la sensación de injusticia recorre de manera pareja toda la duración de esta extensa narración.
Killers of the flower moon comienza como una historia de un forastero que llega a un pueblo extraño. Se trata de Ernest Burkhardt (Leonardo DiCaprio), un hombre débil físicamente y no muy inteligente que viene de ser cocinero del ejército en la Primera Guerra Mundial. Su destino es el pequeño pueblo de Fairfax, en el condado Osage de Oklahoma. Allí los indios son millonarios porque en sus tierras comenzó a brotar el petróleo.
Pero no por tener dinero dejan de ser ciudadanos de segunda. Muchos de ellos no pueden acceder a su fortuna libremente y requieren de tutores blancos para realizar distintos trámites bancarios. Los blancos también los esquilman cobrando precios disparatados por cualquier tipo de bien o servicio. Y lo que es peor, los matan para quedarse con sus tierras.
El villano de la historia es el tío de Ernest, William Hale (Robert De Niro), autoproclamado rey de la nación Osage. Este perverso personaje realiza un doble juego que le permite ganarse la confianza de los indios y acrecentar tanto su riqueza como su poder. Una de sus maniobras más efectivas es alentar el casamiento de sus adláteres con ricas herederas indias.
Así es como Ernest es compelido a seducir a Mollie (Lily Gladstone, en un trabajo que debería valerle nominaciones y premios) y contraer matrimonio con ella. Pero Ernest es también una herramienta de su tío William para diezmar a los indios y hacerse con sus tierras. La seguidilla de asesinatos no esclarecidos y suicidios sospechosos termina llamando la atención del gobierno federal, que envía un agente (Jesse Plemons) para investigar estos sucesos de manera profesional.
En el mundo en el que se desarrolla esta historia también es un hecho resonante la masacre de Tulsa, a pocos kilómetros de Fairfax. Esta ciudad, conocida despectivamente con el nombre de Little Africa, sufrió una salvaje revuelta llevada adelante por hombres blancos que terminó con la vida de cientos de negros. Literalmente, un pueblo próspero y pujante fue reducido a cenizas.
La película cuenta esta doble llaga fundacional del Estados Unidos potencia del siglo XX, mostrando a los blancos que operan contra los indios como Scorsese mejor sabe, es decir como una banda de mafiosos. Son cómplices también los profesionales de clase media del pueblo, como por ejemplo médicos y bancarios. Además, algunos de ellos comienzan a militar en el Ku Klux Klan.
Esta gran historia que transcurre en un pequeño condado, pero retumba en un país es contada magistralmente por el veterano director. A esta altura de su carrera, no es novedad que Scorsese desborda de talento visual. Eso le permite construir tomas y escenas que son memorables. Muchas de ellas sintetizan y enfatizan lo que la película está contando sin necesidad de que los personajes digan nada. En algunas de las entrevistas que dio con motivo de este estreno el director aseguró que quiere seguir contando historias. Ojalá que pueda y que sean muchas más.
Se estrenó en cines. Contacto: [email protected]