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Voto de Harold Angel:
9

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9
8,0
70.256
Aventuras. Acción. Drama
Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2014
19 de abril de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espartaco fue la respuesta de la Fox al éxito un año antes de la Metro con Ben-Hur. La película costó doce millones de dólares de la época y relata la insurrección del legendario gladiador Espartaco que se sublevó contra Roma con un ejército de esclavos.
Producida y protagonizada por Kirk Douglas en el momento cumbre de su carrera, la película fue un éxito de crítica y público. Durante su complicado rodaje las diferencias creativas entre Douglas y el director Anthony Mann, provocaron el despido de este último que fue reemplazado por un joven Stanley Kubrick que ya había dirigido a Kirk en Senderos de gloria. Kubrick se limitó a obedecer los caprichos de su estrella protagonista sin cuestionar nada, algo que no le gustó por eso a partir de ese momento exigió en sus siguientes proyectos tener el control absoluto del proceso creativo de la película. Su trabajo en Espartaco es encomiable ya que manejar una superproducción de estas características con apenas treinta años tiene su mérito.
El guión está escrito por el proscrito Dalton Trumbo y el reparto es de primera. Al ya mencionado Kirk Douglas pletórico en su papel, añadimos a un magnífico Peter Ustinov, Tony Curtis que volvió a coincidir con Douglas un año después de Los vikingos, el excelente Laurence Olivier, Charles Laughton, la delicada Jean Simmons o reputados secundarios como John Ireland o Woody Strode.
Tres horas de entretenimiento de calidad con final emocionante que incluye de todo: luchas entre gladiadores, grandes batallas, traiciones, romance, etcétera. Pero Espartaco también es mucho más porque supone todo un ejemplo de lucha contra la tiranía y los abusos del Imperio Romano. De como los esclavos se unen y solidarizan entre sí para luchar contra la opresión romana, en este sentido es famosa la secuencia en la que todos los esclavos apoyan a Espartaco al grito de -¡Yo soy Espartaco! Así mismo se muestran las luchas internas de algunos conspiradores romanos por el control del senado y utilizan a Espartaco como pretexto para detentar el poder absoluto.
Producida y protagonizada por Kirk Douglas en el momento cumbre de su carrera, la película fue un éxito de crítica y público. Durante su complicado rodaje las diferencias creativas entre Douglas y el director Anthony Mann, provocaron el despido de este último que fue reemplazado por un joven Stanley Kubrick que ya había dirigido a Kirk en Senderos de gloria. Kubrick se limitó a obedecer los caprichos de su estrella protagonista sin cuestionar nada, algo que no le gustó por eso a partir de ese momento exigió en sus siguientes proyectos tener el control absoluto del proceso creativo de la película. Su trabajo en Espartaco es encomiable ya que manejar una superproducción de estas características con apenas treinta años tiene su mérito.
El guión está escrito por el proscrito Dalton Trumbo y el reparto es de primera. Al ya mencionado Kirk Douglas pletórico en su papel, añadimos a un magnífico Peter Ustinov, Tony Curtis que volvió a coincidir con Douglas un año después de Los vikingos, el excelente Laurence Olivier, Charles Laughton, la delicada Jean Simmons o reputados secundarios como John Ireland o Woody Strode.
Tres horas de entretenimiento de calidad con final emocionante que incluye de todo: luchas entre gladiadores, grandes batallas, traiciones, romance, etcétera. Pero Espartaco también es mucho más porque supone todo un ejemplo de lucha contra la tiranía y los abusos del Imperio Romano. De como los esclavos se unen y solidarizan entre sí para luchar contra la opresión romana, en este sentido es famosa la secuencia en la que todos los esclavos apoyan a Espartaco al grito de -¡Yo soy Espartaco! Así mismo se muestran las luchas internas de algunos conspiradores romanos por el control del senado y utilizan a Espartaco como pretexto para detentar el poder absoluto.