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Voto de David MS:
7

Voto de David MS:
7
5,0
12.359
29 de enero de 2014
29 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, no he visto el Carrie (1976) de Brian De Palma, por lo que el visionado de Carrie (2013) no está condicionado por tener que comparar ambos largometrajes. Si me pongo a pensar en ello, me parece curioso no haberla visto nunca; soy fan del cine de terror, de Brian De Palma, del mismo cine hecho en la década de los setenta, y hasta de las adaptaciones cinematográficas que se hacen de las novelas de Stephen King, autor del libro. El caso es que Carrie versión 2013 tiene el hándicap de ser comparada con su predecesora.
La directora elegida para llevar a buen puerto esta actualización de la novela es Kimberly Peirce, con Boys Don't Cry (1999) como película más reconocida. Protagonizan Chloë Moretz, Julianne Moore, Portia Doubleday, Alex Russell, Gabriella Wilde, Ansel Elgort y Judy Greer. Salvo las dos primeras el resto no demasiado conocidos aún.
Carrie White (Moretz) es una joven alumna de instituto introvertida y algo extraña, vive con su madre (Moore), una devota de Cristo que tiene la facilidad de castigarla en un armario cada vez que se comporta como una adolescente normal y corriente. El caso es que la chavala sufre bullying por sus compañeras de instituto, que incluso suben un video con Carrie teniendo su primera menstruación -desconociendo ella lo que es-. A partir del incidente Carrie descubre que tiene poderes telequinéticos.
Se vende Carrie con el eslogan 'conocerás su nombre', y el mayor defecto de esta versión 2013 y que ha hecho que se lleve algunos palos (inmerecidos) es que pasa precisamente lo contrario; se conoce su nombre, también su historia, el problema de hacer el remake de un film mítico que ha pasado a los anales de la historia del cine. Sabes todo lo que va a pasar, cómo la van a putear y cómo se va a cobrar la venganza en la memorable escena de la coronación del baile de fin de curso.
Pocas posibilidades de ofrecer diferencias, narrativamente pocas -el uso que se hace en la actualidad de las redes sociales, plataformas como You Tube o teléfonos móviles-, técnicamente el avance de los efectos especiales, bastante aprovechados en un tercer acto que pone toda la carne en el asador. Kimberly Peirce no es una maestra del encuadre como Brian De Palma pero consigue un buen trabajo, las escenas de vejación a Carrie White son incomodas, la relación de ésta con su madre es todo lo enfermiza que debiera ser, y el tercer acto es bastante potente.
A destacar, la elección de un Chloë Moretz que consigue transmitir fenomenal las emociones del personaje, y una siempre excelente Julianne Moore en el papel de su cristiana madre, dando repelús cada vez que está en pantalla.
La directora elegida para llevar a buen puerto esta actualización de la novela es Kimberly Peirce, con Boys Don't Cry (1999) como película más reconocida. Protagonizan Chloë Moretz, Julianne Moore, Portia Doubleday, Alex Russell, Gabriella Wilde, Ansel Elgort y Judy Greer. Salvo las dos primeras el resto no demasiado conocidos aún.
Carrie White (Moretz) es una joven alumna de instituto introvertida y algo extraña, vive con su madre (Moore), una devota de Cristo que tiene la facilidad de castigarla en un armario cada vez que se comporta como una adolescente normal y corriente. El caso es que la chavala sufre bullying por sus compañeras de instituto, que incluso suben un video con Carrie teniendo su primera menstruación -desconociendo ella lo que es-. A partir del incidente Carrie descubre que tiene poderes telequinéticos.
Se vende Carrie con el eslogan 'conocerás su nombre', y el mayor defecto de esta versión 2013 y que ha hecho que se lleve algunos palos (inmerecidos) es que pasa precisamente lo contrario; se conoce su nombre, también su historia, el problema de hacer el remake de un film mítico que ha pasado a los anales de la historia del cine. Sabes todo lo que va a pasar, cómo la van a putear y cómo se va a cobrar la venganza en la memorable escena de la coronación del baile de fin de curso.
Pocas posibilidades de ofrecer diferencias, narrativamente pocas -el uso que se hace en la actualidad de las redes sociales, plataformas como You Tube o teléfonos móviles-, técnicamente el avance de los efectos especiales, bastante aprovechados en un tercer acto que pone toda la carne en el asador. Kimberly Peirce no es una maestra del encuadre como Brian De Palma pero consigue un buen trabajo, las escenas de vejación a Carrie White son incomodas, la relación de ésta con su madre es todo lo enfermiza que debiera ser, y el tercer acto es bastante potente.
A destacar, la elección de un Chloë Moretz que consigue transmitir fenomenal las emociones del personaje, y una siempre excelente Julianne Moore en el papel de su cristiana madre, dando repelús cada vez que está en pantalla.