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Voto de David MS:
7

Voto de David MS:
7
6,1
1.535
19 de julio de 2013
19 de julio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocho años antes de que Ridley Scott realizara su alabada Gladiator (2000), otra película de mismo título había llegado a las carteleras con mucha menos repercusión. Gladiator versión 1992 está dirigida por Rowdy Herrington, firmante cuya carrera se enmarca en el cine comercial de escasas pretensiones, productos de ver y olvidar -Road House: De Profesión Duro (1989), Persecución Mortal (1993)-. Gladiator es con facilidad su mejor película, un drama enmarcado en las peleas clandestinas de boxeo.
Protagoniza James Marshall (Twin Peaks), Cuba Gooding Jr (Jerry Maguire), Brian Dennehy (Acorralado), Robert Loggia (Carretera Perdida), Jon Seda (Doce Monos), Ossie Davis (Haz lo que Debas) y Cara Buono (el Hulk de Ang Lee).
Tommy Riley (Marshall) llega con su padre viudo a un nuevo hogar, un barrio pobre de Chicago. En una pelea en un callejón es descubierto por un descubretalentos del mundo del boxeo (Loggia), que le ofrece la posibilidad de entrar en el mundillo. Riley acepta porque necesita el dinero para pagar las deudas de su padre, aunque no tarda en querer salirse tras conocer quien maneja todo el cotarro, el magnate Jimmy Horn (Dennehy). En Gladiator hay tiempo para ver la amistad entre el protagonista y otro púgil (Gooding Jr), también para el inevitable rollete con una compañera de clase del instituto (Buono).
Película con bastantes similitudes con la primera Rocky (1976) y la posterior Warrior (2011), dramas familiares en barrios marginales con las peleas como escape para ganarse la vida. Gladiator tiene un enfoque más adolescente al tener un protagonista en la edad, de ahí la inclusión de una historia de amor nada molesta, pero ciertamente obviable. Falso cine independiente con el deporte como salvoconducto para aspirar a una vida mejor. Previsible, también bastante entretenida.
El lugar donde Gladiator inclina la balanza hacia el lado positivo es cada pelea en cuadrilátero, a ver, nada que sorprenda si has visto las cuatro primeras partes de Rocky, Cinderella Man, le quitas las reglas, y añades artimañas. La última pelea, como siempre, la mejor.
Poco malo para una cinta mejor de lo que parece, James Marshall es un poco sosete, introspectivo -si bien Ryan Gosling lo es en Drive y le llovieron los elogios-, también ciertos vicios del cine de boxeo, como el videoclip a media peli con el prota ventilándose semanas de entrenamiento en apenas tres minutos.
Otros aspectos a destacar: Brian Dennehy como villano, los suburbios de Chicago, la canción que abre el film -Crazy de Seal- y la emocionante banda sonora de acompañamiento de un Brad Fiedel que culminó un año redondo escribiendo la partitura de Terminator 2: El Juicio Final.
Protagoniza James Marshall (Twin Peaks), Cuba Gooding Jr (Jerry Maguire), Brian Dennehy (Acorralado), Robert Loggia (Carretera Perdida), Jon Seda (Doce Monos), Ossie Davis (Haz lo que Debas) y Cara Buono (el Hulk de Ang Lee).
Tommy Riley (Marshall) llega con su padre viudo a un nuevo hogar, un barrio pobre de Chicago. En una pelea en un callejón es descubierto por un descubretalentos del mundo del boxeo (Loggia), que le ofrece la posibilidad de entrar en el mundillo. Riley acepta porque necesita el dinero para pagar las deudas de su padre, aunque no tarda en querer salirse tras conocer quien maneja todo el cotarro, el magnate Jimmy Horn (Dennehy). En Gladiator hay tiempo para ver la amistad entre el protagonista y otro púgil (Gooding Jr), también para el inevitable rollete con una compañera de clase del instituto (Buono).
Película con bastantes similitudes con la primera Rocky (1976) y la posterior Warrior (2011), dramas familiares en barrios marginales con las peleas como escape para ganarse la vida. Gladiator tiene un enfoque más adolescente al tener un protagonista en la edad, de ahí la inclusión de una historia de amor nada molesta, pero ciertamente obviable. Falso cine independiente con el deporte como salvoconducto para aspirar a una vida mejor. Previsible, también bastante entretenida.
El lugar donde Gladiator inclina la balanza hacia el lado positivo es cada pelea en cuadrilátero, a ver, nada que sorprenda si has visto las cuatro primeras partes de Rocky, Cinderella Man, le quitas las reglas, y añades artimañas. La última pelea, como siempre, la mejor.
Poco malo para una cinta mejor de lo que parece, James Marshall es un poco sosete, introspectivo -si bien Ryan Gosling lo es en Drive y le llovieron los elogios-, también ciertos vicios del cine de boxeo, como el videoclip a media peli con el prota ventilándose semanas de entrenamiento en apenas tres minutos.
Otros aspectos a destacar: Brian Dennehy como villano, los suburbios de Chicago, la canción que abre el film -Crazy de Seal- y la emocionante banda sonora de acompañamiento de un Brad Fiedel que culminó un año redondo escribiendo la partitura de Terminator 2: El Juicio Final.