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Voto de Zydrunas:
7

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7
5,9
775
27 de abril de 2025
27 de abril de 2025
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En un año donde las carteleras siguen copadas de superhéroes cansinos y remakes que nadie pidió, aparece "Thelma", una bocanada de aire fresco (y melancólico) que, sin necesidad de trajes de licra ni CGI desbocados, logra hacerte reír, emocionarte y, sobre todo, hacerte pensar.
"Thelma" no es simplemente una comedia ligera sobre una abuela que se mete en líos. Es una elegía, una reflexión delicada y sin dramatismos baratos sobre la vejez, la dignidad y el paso del tiempo. Que no os despisten algunos gags cómicos (brillantemente dosificados), porque debajo de esa superficie amable late una historia profundamente humana, construida con el respeto y la ternura que rara vez vemos en el cine actual.
June Squibb, esa secundaria eterna que ha brillado durante décadas en la sombra, se apodera aquí del protagonismo a sus más de noventa años con una naturalidad y una gracia que ya quisieran muchos actores jóvenes sobreactuados. Su interpretación de Thelma no sólo es entrañable; es, sencillamente, magistral. Transmite fortaleza, vulnerabilidad, tozudez y amor con una autenticidad desarmante. Cada arruga de su rostro parece contar su propia historia.
A su lado, Richard Roundtree —sí, el mismísimo Shaft, aunque aquí cambie la gabardina por la sabiduría serena de los años— ofrece una de esas actuaciones que te arrancan una sonrisa cómplice y un nudo en la garganta. Y por si no fuera suficiente, Malcolm McDowell, en un papel pequeño pero jugoso, le pone el broche de oro con esa mezcla de cinismo y fragilidad que tan bien domina.
"Thelma" no necesita gritar para ser escuchada. No necesita aspavientos para conmover. Es una película que acaricia más que golpea, que retrata la vejez no como un epílogo lúgubre, sino como una etapa donde aún caben la aventura, la rebeldía y el amor.
En definitiva, una pequeña joya que, en su modestia, deslumbra más que muchas supuestas "grandes obras" de la temporada. No dejéis que pase desapercibida.
"Thelma" no es simplemente una comedia ligera sobre una abuela que se mete en líos. Es una elegía, una reflexión delicada y sin dramatismos baratos sobre la vejez, la dignidad y el paso del tiempo. Que no os despisten algunos gags cómicos (brillantemente dosificados), porque debajo de esa superficie amable late una historia profundamente humana, construida con el respeto y la ternura que rara vez vemos en el cine actual.
June Squibb, esa secundaria eterna que ha brillado durante décadas en la sombra, se apodera aquí del protagonismo a sus más de noventa años con una naturalidad y una gracia que ya quisieran muchos actores jóvenes sobreactuados. Su interpretación de Thelma no sólo es entrañable; es, sencillamente, magistral. Transmite fortaleza, vulnerabilidad, tozudez y amor con una autenticidad desarmante. Cada arruga de su rostro parece contar su propia historia.
A su lado, Richard Roundtree —sí, el mismísimo Shaft, aunque aquí cambie la gabardina por la sabiduría serena de los años— ofrece una de esas actuaciones que te arrancan una sonrisa cómplice y un nudo en la garganta. Y por si no fuera suficiente, Malcolm McDowell, en un papel pequeño pero jugoso, le pone el broche de oro con esa mezcla de cinismo y fragilidad que tan bien domina.
"Thelma" no necesita gritar para ser escuchada. No necesita aspavientos para conmover. Es una película que acaricia más que golpea, que retrata la vejez no como un epílogo lúgubre, sino como una etapa donde aún caben la aventura, la rebeldía y el amor.
En definitiva, una pequeña joya que, en su modestia, deslumbra más que muchas supuestas "grandes obras" de la temporada. No dejéis que pase desapercibida.