Más de veinte años han tenido que pasar para poder adaptar al cine la famosa obra de Patrick Süskind ‘El perfume’, pero más vale tarde que temprano, y si larga ha sido la espera, buen fruto se debería de recoger. Y así el director alemán Tom Tykwer (‘Corre Lola corre’) ha sido el encargado de tan prestigiosa labor y con resultado notable.
Recrear el París putrefacto en esa Francia del siglo XVIII a través de escenas rodadas por varios lugares de Catalunya y, naturalmente, con ayuda del ordenador, ha sido un trabajo muy elaborado y muy acertado. Magistral puesta en escena, estupenda fotografía que nos retrata esa suciedad constante en la habita en sí el futuro asesino Jean-Baptiste Grenouille (un hasta ahora desconocido Ben Wishaw y, también un poco perdido artísticamente) con un olfato demoledor, con un don de mutante, buscando la esencia perfecta, la esencia humana, la esencia material ya no es suficiente, el protagonista no encuentra el olor en su propio cuerpo.
Empiezan las muertes y, con ellas, la búsqueda de la esencia única que llevará a un desenlace imprevisto, todo muy bien detallado. Para ultimar tan laboriosa y macabra búsqueda necesitará a Laura (Rachel Hurd-Wood, vista en ‘Maleficio’ (‘An american haunting’) de tan sólo 16 años y que se dio a conocer en ‘Peter Pan’ de P.J.Hogan interpretando a Wendy), hija muy protegida por su padre Antoine (Alan Severus Snape Rickman, actor sobresaliente de la escuela británica y ocasional malo maloso en la industria hollywoodiense).
Para esa búsqueda lujuriosa, el prota necesitó de un maestro llamado Giuseppe Baldini, en sus tiempos gran perfumista pero ido ya a menos, un correcto Dustin Hoffman que volverá a brotar de la mano del chico a cambio de su sabiduría.
El desenlace del film, con orgía y bacanal incluida, con ayuda coreografiada de La Fura dels Baus, es sorprendente, queridos compañeros cinéfilos, una esencia que hace enloquecer ante la mirada atónita de JB Grenouille y del espectador, claro está.
Film que cumple con creces y con mucho mérito, debido a ser la adaptación de un best-seller de reconocimiento mundial, lo cual lleva una gran carga y responsabilidad del cual su autor le ha costado desprenderse.
También destacando la música compuesta por el mismo director junto con sus colaboradores habituales Reinhold Heil y Johnny Klimek, música envolvente que nos traslada a esos tiempos difíciles, de supervivencia en las calles, de esa pobreza nefasta, quedando muy bien retratado en la primera escena de la peli, en el mercado.

El 9º pasajero