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Voto de Kyrios:
7

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7
5,2
681
Intriga. Drama. Terror
Una noche fría en algún lugar de Estados Unidos, Casey está sola en su habitación, desde donde navega por internet con la luz que brilla en la oscuridad de sus pósteres y estrellas. Tras mucho meditarlo, ha decidido participar en el reto World's Fair, un juego de rol online. Tras una breve iniciación se dispone a escribir los cambios que pueden o no sucederle en el proceso, añadiendo también vídeos online para compartirlos con todo el ... [+]
1 de abril de 2022
1 de abril de 2022
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
We're all going to the World's Fair (2021) dirigida por Jane Schoenbrun nos demuestra que actualmente en la industria cinematográfia estadounidense, las ideas más interesantes y a la vez espejo del Zeitgeist estadounidense, no provienen de las grandes producciones, sino de directores independientes con arrojo y ganas. Merecidamente la película está consiguiendo una particular aureola de culto que seguramente irá a más con el tiempo. Puede verse en Filmin
Es imprescindible hablar del fenómeno Creepypasta si se desconoce y quiere verse We're all going to the World's Fair. Brevemente podríamos decir que los Creepypastas son una extensión de las leyendas urbanas, aunque utilizando el medio online para difundirse, y también con un punto artístico-artificial. La leyenda urbana nunca pretendía ser arte o tener un componente de ficción creativa per se, pero el Creepypasta es prácticamente un subgénero literario, en el que se realizan a menudo concursos por internet, donde a menudo se premia la historia más Creepy.
La película de Jane Schoenbrun recoge la esencia de todo esto. Nuestra protagonista, interpretada por la jovencísima Anna Cob, quien debuta prácticamente en el cine como actriz principal, es una muchacha desorientada, una adolescente que entraría en lo que los términos anglosajones denominan "coming of age" y que nosotros diríamos como la edad del pavo. La película arranca con una secuencia en la que la vemos aceptar un reto que se está haciendo viral. Según este reto, (parecido al de Verónica en España) denominado igual que la película, la persona que sigue los pasos de este ritual va empezando a degenerar poco a poco (no se específica explícitamente en la película que es esa degenración) y perdiendo su humanidad.
En esta ocasión, hay una síntesis entre planos estáticos y planos sacados de los elementos tecnológicos. Se produce una calma, con muchos planos que no son propios del montaje actual, que va generando una atmósfera muy particular.
La película juega continuamente al engaño. Alguno podría, después de ver el final de la película, afirmar que no es realmente una película de terror. ¿Es la leyenda Creepypasta cierta? We're all going to the World's Fair no es una película que trate únicamente sobre una supuesta maldición de internet. Es el contexto en el que se desarrolla una historia en realidad muy común, como es el paso de la adolescencia a la madurez. Nuestra protagonista busca desesperadamente atención, y para ello recurre a internet. En realidad, la historia es más común de lo que puede parecer a primera instancia, solo que en vez de una Creepypasta, otros adolescentes buscarían otras maneras de llamar la atención.
Eso no quiere decir que la directora de la película reniegue del género de terror, porque la película está imbuida de sus formas. Por ejemplo, con los vídeos de las personas que han aceptado el reto de la película, al igual que nuestra protagonista, y muestran los supuestos síntomas degenerativos que están presentando. Tienen un efecto bastante terrorífico, por ser vídeos que saben captar "la nueva cara del miedo", que rompe la línea entre la fición y la realidad, por lo menos momentáneamente.
La película también abre un interesante debate sobre la pedofilia. El personaje que interpreta Michael Rogers se mueve en unas peligroas arenas movedizas morales. ¿Es auténtica la compasión que siente por la joven o le mueve un deseo sexual? La película, al igual que sucede con la leyenda, ni desmiente ni afirma nada, sino que opta por una ambigüedad que por otra parte es la que engrandece la película. We're all going to the World's Fair es ese laberinto de espejos que se encuentran en las ferias, donde nada es lo que parece y todo depende del punto de vista al que nos asomemos.
Conclusión
El cine independiente norteamericano muestra una gran salud con proyectos como We're all going to the World's Fair que muestran que con apenas muy poco se puede hacer mucho. Los grandes estudios podrían tomar nota de este tipo de proyectos, que además muestran una diversidad de lecturas, lejos de la visión unidireccional de los grandes filmes Hollywoodienses.
Crítica escrita para Cinemagavia.es
Es imprescindible hablar del fenómeno Creepypasta si se desconoce y quiere verse We're all going to the World's Fair. Brevemente podríamos decir que los Creepypastas son una extensión de las leyendas urbanas, aunque utilizando el medio online para difundirse, y también con un punto artístico-artificial. La leyenda urbana nunca pretendía ser arte o tener un componente de ficción creativa per se, pero el Creepypasta es prácticamente un subgénero literario, en el que se realizan a menudo concursos por internet, donde a menudo se premia la historia más Creepy.
La película de Jane Schoenbrun recoge la esencia de todo esto. Nuestra protagonista, interpretada por la jovencísima Anna Cob, quien debuta prácticamente en el cine como actriz principal, es una muchacha desorientada, una adolescente que entraría en lo que los términos anglosajones denominan "coming of age" y que nosotros diríamos como la edad del pavo. La película arranca con una secuencia en la que la vemos aceptar un reto que se está haciendo viral. Según este reto, (parecido al de Verónica en España) denominado igual que la película, la persona que sigue los pasos de este ritual va empezando a degenerar poco a poco (no se específica explícitamente en la película que es esa degenración) y perdiendo su humanidad.
En esta ocasión, hay una síntesis entre planos estáticos y planos sacados de los elementos tecnológicos. Se produce una calma, con muchos planos que no son propios del montaje actual, que va generando una atmósfera muy particular.
La película juega continuamente al engaño. Alguno podría, después de ver el final de la película, afirmar que no es realmente una película de terror. ¿Es la leyenda Creepypasta cierta? We're all going to the World's Fair no es una película que trate únicamente sobre una supuesta maldición de internet. Es el contexto en el que se desarrolla una historia en realidad muy común, como es el paso de la adolescencia a la madurez. Nuestra protagonista busca desesperadamente atención, y para ello recurre a internet. En realidad, la historia es más común de lo que puede parecer a primera instancia, solo que en vez de una Creepypasta, otros adolescentes buscarían otras maneras de llamar la atención.
Eso no quiere decir que la directora de la película reniegue del género de terror, porque la película está imbuida de sus formas. Por ejemplo, con los vídeos de las personas que han aceptado el reto de la película, al igual que nuestra protagonista, y muestran los supuestos síntomas degenerativos que están presentando. Tienen un efecto bastante terrorífico, por ser vídeos que saben captar "la nueva cara del miedo", que rompe la línea entre la fición y la realidad, por lo menos momentáneamente.
La película también abre un interesante debate sobre la pedofilia. El personaje que interpreta Michael Rogers se mueve en unas peligroas arenas movedizas morales. ¿Es auténtica la compasión que siente por la joven o le mueve un deseo sexual? La película, al igual que sucede con la leyenda, ni desmiente ni afirma nada, sino que opta por una ambigüedad que por otra parte es la que engrandece la película. We're all going to the World's Fair es ese laberinto de espejos que se encuentran en las ferias, donde nada es lo que parece y todo depende del punto de vista al que nos asomemos.
Conclusión
El cine independiente norteamericano muestra una gran salud con proyectos como We're all going to the World's Fair que muestran que con apenas muy poco se puede hacer mucho. Los grandes estudios podrían tomar nota de este tipo de proyectos, que además muestran una diversidad de lecturas, lejos de la visión unidireccional de los grandes filmes Hollywoodienses.
Crítica escrita para Cinemagavia.es