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7

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7
6,8
2.219
Drama. Bélico
En agosto de 1944, las tropas americanas están a punto de liberar París. Mientras tanto, Hitler ha ordenado a uno de sus generales que mantenga el control sobre la ciudad o que la destruya. Fresco histórico sobre la liberación de París por las fuerzas aliadas. Impresionante reparto con guión de Coppola y Gore Vidal. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2022
6 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Arde París? (1966) es una película dirigida por René Clement. La película está basada en los hechos reales que tuvieron lugar en los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad de París se sublevó contra la ocupación nazi. Se trata de una de las grandes superproducciones de la época, y la película cuenta con un gran reparto de actores, así como un brutal despliegue de medios. Por supuesto, como toda película bélica de gran producciones contiene una ideología intrínseca, que desarrollaremos a lo largo de la crítica.
Normalmente cuando hablamos de cine bélico, siempre se acostumbra a clasificar este tipo de películas entre bélicas o antibélicas, según su actitud hacía la guerra. Obviamente esto nunca es una ciencia exacta, pero si pongo el ejemplo de Senderos de Gloria (1959) todo el mundo lo entenderá fácilmente como ejemplo de cine antibélico.
¿Qué tenemos en Arde París? Obviamente el contexto es muy importante. La película está realizada apenas veinte años después de la Segunda Guerra Mundial. Francia fue uno de los países que más paños calientes tuvo que poner por su (no) participación contra los nazis y su estrecho colaboracionismo. En la película el heroísmo del pueblo francés es más que una constante, apenas nos encontramos con un disidente o un traidor a la patria, más que en escenas contadas.
La película fluye entre dos corrientes a priori contradictorias, que por una parte ensalzan la guerra y el heroismo y por la otra nos muestran los horrores de la guerra. Acaba en la película triunfando el tono heroico, con una victoria final que puede recordar a un cierre similar al de algunas óperas. Es una mezcolanza curiosa, en la que desde luego el filme sabe muy bien como remover internamente las emociones del espectador.
René Clement tiene un talento especial, y la película está muy bien filmada, de eso no hay duda. La película quizá carece de una cohesión interna y opta más por una estructura de documental con personajes colectivos (se incluyen numerosas imágenes reales), a cierta manera como una gran tragedia clásica. En ella encontramos escenas de gran calidad, especialmente las dramáticas, como los pelotones de las SS y la deportación de presos políticos a campos de concentración, o la traición de los colaboracionistas.
Las escenas bélicas siguen resultando impactantes a día de hoy, en gran medida porque no se usan ningún efecto más que los prácticos, y sin duda hay secuencias en la que los dobles se la jugaron (vemos más de un vehículo estrellándose). El vestuario y los medios ayudan a la inmersión del espectador. Cabe destacar también la magnífica banda sonora que compone Maurice Jarre, y que inspirada en un leimotiv heroico que se repite con variaciones a lo largo de la película (que van en aumento a medida que se levanta el pueblo contra el opresor) pone la piel de gallina.
Como decíamos, la película exalta la Resistencia Francesa por encima de todo. Pero ya sabemos que desde luego no se puede comparar el movimiento de resistencia que hubo en este país que en otros como en Italia, por ejemplo. La película es claramente un arma ideológica, pensada tanto para el consumo interno como parar lavar la cara al país a un público externo.
Otro mito muy extendido de la Segunda Guerra Mundial es la de la no-participación de la Wermacht en crímenes de Guerra, sino que se deja ese negro y tenebroso papel en un porcentaje absoluto a las SS. Eso es lo que refleja la película precisamente, un generalato que traiciona las decisiones de Hitler, mientras que las SS son el brazo ejecutor del Führer.
Hoy en día se discute el papel real de la Wermacht, que ya no resulta tan inocente como se pensaba en un primer momento. Incluso también el papel de Dietrich von Choltitz, quien no salvó a París por amor al arte, sino por salvar su propio pellejo.
En la División Leclerc no solo había franceses. Uno de los nombres populares con el que se conocía a la división era el de la Novena. Y en ella, había una gran cantidad de españoles republicanos, que se habían alistado a legión extranjera y se acabaron uniendo contra el fascismo. Muchos de ellos fueron los primeros en entrar en las calles de París.
De ellos no hay ni rastro en la película. No es casual. En aquellos momentos España empezaba a abrirse internacionalmente, y quizá los franceses pensaron que no era buena idea cabrear al regímen franquista. O quizá, simplemente no quisieron dar gloria a unos héroes que no eran franceses. En la película no hay espacio para quitar la gloria a la Resistencia. Los americanos, de hecho, tienen un papel menor en el filme.
Conclusión
¿Arde París? es una película, que intenta por todos los medios ensalzar la resistencia francesa en la Liberación de París. La película cuenta con un gran despliegue de medios y un plantel de actores excelente. Una película que cuenta con espíritu de obra heroica, Wagneriana, pero también con un tono soterrado mediterráneo en su ligereza, lo que la convierte en una película singular, diferente a las superproducciones de Hollywood.
Crítica escrita para Cinemagavia.es
Normalmente cuando hablamos de cine bélico, siempre se acostumbra a clasificar este tipo de películas entre bélicas o antibélicas, según su actitud hacía la guerra. Obviamente esto nunca es una ciencia exacta, pero si pongo el ejemplo de Senderos de Gloria (1959) todo el mundo lo entenderá fácilmente como ejemplo de cine antibélico.
¿Qué tenemos en Arde París? Obviamente el contexto es muy importante. La película está realizada apenas veinte años después de la Segunda Guerra Mundial. Francia fue uno de los países que más paños calientes tuvo que poner por su (no) participación contra los nazis y su estrecho colaboracionismo. En la película el heroísmo del pueblo francés es más que una constante, apenas nos encontramos con un disidente o un traidor a la patria, más que en escenas contadas.
La película fluye entre dos corrientes a priori contradictorias, que por una parte ensalzan la guerra y el heroismo y por la otra nos muestran los horrores de la guerra. Acaba en la película triunfando el tono heroico, con una victoria final que puede recordar a un cierre similar al de algunas óperas. Es una mezcolanza curiosa, en la que desde luego el filme sabe muy bien como remover internamente las emociones del espectador.
René Clement tiene un talento especial, y la película está muy bien filmada, de eso no hay duda. La película quizá carece de una cohesión interna y opta más por una estructura de documental con personajes colectivos (se incluyen numerosas imágenes reales), a cierta manera como una gran tragedia clásica. En ella encontramos escenas de gran calidad, especialmente las dramáticas, como los pelotones de las SS y la deportación de presos políticos a campos de concentración, o la traición de los colaboracionistas.
Las escenas bélicas siguen resultando impactantes a día de hoy, en gran medida porque no se usan ningún efecto más que los prácticos, y sin duda hay secuencias en la que los dobles se la jugaron (vemos más de un vehículo estrellándose). El vestuario y los medios ayudan a la inmersión del espectador. Cabe destacar también la magnífica banda sonora que compone Maurice Jarre, y que inspirada en un leimotiv heroico que se repite con variaciones a lo largo de la película (que van en aumento a medida que se levanta el pueblo contra el opresor) pone la piel de gallina.
Como decíamos, la película exalta la Resistencia Francesa por encima de todo. Pero ya sabemos que desde luego no se puede comparar el movimiento de resistencia que hubo en este país que en otros como en Italia, por ejemplo. La película es claramente un arma ideológica, pensada tanto para el consumo interno como parar lavar la cara al país a un público externo.
Otro mito muy extendido de la Segunda Guerra Mundial es la de la no-participación de la Wermacht en crímenes de Guerra, sino que se deja ese negro y tenebroso papel en un porcentaje absoluto a las SS. Eso es lo que refleja la película precisamente, un generalato que traiciona las decisiones de Hitler, mientras que las SS son el brazo ejecutor del Führer.
Hoy en día se discute el papel real de la Wermacht, que ya no resulta tan inocente como se pensaba en un primer momento. Incluso también el papel de Dietrich von Choltitz, quien no salvó a París por amor al arte, sino por salvar su propio pellejo.
En la División Leclerc no solo había franceses. Uno de los nombres populares con el que se conocía a la división era el de la Novena. Y en ella, había una gran cantidad de españoles republicanos, que se habían alistado a legión extranjera y se acabaron uniendo contra el fascismo. Muchos de ellos fueron los primeros en entrar en las calles de París.
De ellos no hay ni rastro en la película. No es casual. En aquellos momentos España empezaba a abrirse internacionalmente, y quizá los franceses pensaron que no era buena idea cabrear al regímen franquista. O quizá, simplemente no quisieron dar gloria a unos héroes que no eran franceses. En la película no hay espacio para quitar la gloria a la Resistencia. Los americanos, de hecho, tienen un papel menor en el filme.
Conclusión
¿Arde París? es una película, que intenta por todos los medios ensalzar la resistencia francesa en la Liberación de París. La película cuenta con un gran despliegue de medios y un plantel de actores excelente. Una película que cuenta con espíritu de obra heroica, Wagneriana, pero también con un tono soterrado mediterráneo en su ligereza, lo que la convierte en una película singular, diferente a las superproducciones de Hollywood.
Crítica escrita para Cinemagavia.es