Cada quien tendrá sus favoritas, pero dentro de la carrera de este cineasta, que digamos que tiene una filmografía abundante pero irregular, "Scarface" de 1983, a día de hoy no sólo la considero la joya de Brian De Palma sino que es mi favorita de "gángsteres".
Hay que tener en cuenta que el guión está escrito nada más y nada menos que por Oliver Stone, y aunque no soy especialmente amiga de los remakes, en este caso, me gusta más que la original de Howard Hawks (1932).

Ésta segunda "Scarface" funciona por múltiples motivos. Por empezar tiene algo distinto que contar. No es un copia y pega de la película original. Tenemos a un actor que sostiene toda la cinta, el grandísimo Al Pacino encarnando a ese Tony Montana tan carismático como cínico y despiadado. Pacino estaba joven, apuesto, y era capaz de seducir aún interpretando a un ser de los que yo más rechazo, que son los narcotraficantes. La dupla con Steven Bauer simplemente me encanta. Y el flirteo con Michelle Pfeiffer me apasiona. Las miradas que él le echa a ella... Al Pacino, exquisito!.
La música está seleccionada de manera magistral. Las letras de las canciones se corresponden con los sucesos que vemos en pantalla, las fiestas, los excesos, el calor, la codicia, y además del excelente soundtrack hay que recalcar la banda sonora compuesta por Giorgio Moroder: impecable. Y a pesar de la extensa duración no se hace pesada. No sobran escenas, por el contrario, tiene secuencias que no olvidaré jamás. Frases icónicas. Es innegable que los cinéfilos adoramos a Tony Montana. Uno de mis personajes favoritos de Al Pacino. La dirección está muy bien ejecutada. No le encuentro defectos de ningún tipo.

En fin, "Scarface", o "Cara Cortada" en América Latina, y "El precio del poder" (?) en España, es un clásico que hay que ver sí o sí. Para mi es de las mejores películas de todos los tiempos. Por supuesto incomprendida y detestada en su momento porque así somos los humanos, pero hoy apreciada como se debe. De obligado visionado.