Saltburn está dirigida por Emerald Fennell, que no dejó desapercibido al público con Una joven prometedora, con una Carey Mulligan que aquí también tiene un papel pequeño, pero muy importante a su vez. Y es que el joven Oliver (Barry Keoghan) entra becado a la universidad de Oxford, donde enseguida se da cuenta del distinto nivel de clases que lo separa del resto. Sin embargo, Felix (Jacob Elordi) se hará amigo suyo y lo llevará junto a su aristocrática familia para pasar un verano inolvidable. Conocerá a su madre, padre, hermana y primo (Rosamund Pike, Richard E. Grant, Alison Oliver y Archie Madewke) y logrará ganarse un sitio en dicha familia, mientras disfruta de todas las excentricidades que pueden darse, que son muchas. Sin embargo, los planes de Oliver van más allá de un simple verano, y la película se maneja bien entre situaciones que al espectador le generarán cierta repulsión y a la vez hipnotizarán, pues no son cómodas de ver.

Posiblemente se ha explicado esta historia ya, pero no de esta manera y no con unos protagonistas tan interesantes y carismáticos. Barry Keoghan está impresionante, como siempre, escogiendo unos papeles muy selectos y demostrando que es uno de los actores de futuro de Hollywood. A su lado, un interesante Jacob Elordi y Alison Oliver, sin olvidarnos de los veteranos Rosamund Pike y Ricahrd E. Grant, que trasladan al espectador el acomodamiento de la clase alta hasta cotas insospechadas, tanto que nos puede hacer hervir la sangre con sus decisiones y la manera en que encajan algunas situaciones duras que se viven. La película es una sátira con muy mala leche y tres o cuatro escenas que a más de uno le revolverán el estómago y, de paso, se ganan unos cuantos espectadores más. Es de esos filmes que amas u odias en su mayor parte. En mi caso, ha logrado seducirme, sobre todo por sus interpretaciones.

En definitiva, SALTBURN puede ser muchas cosas, pero sí que es original en su propuesta, en su puesta en escena y en el efectismo de sus escenas y las relaciones que se establecen entre sus protagonistas. El reparto es inmejorable, seleccionado con mucho mimo. Además, demuestra que Emerald Fennell es una directora muy a tener en cuenta y que no deja a nadie indiferente. Me parece de las propuestas más interesantes del año. No os la perdáis.