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Voto de CarlosLlavona:
6

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6
7,1
11.918
Drama
Huyendo de la Europa de la posguerra, el visionario arquitecto László Toth llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra a causa de los cambios de fronteras y regímenes. Solo y en un nuevo país totalmente desconocido para él, László se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren ... [+]
25 de enero de 2025
25 de enero de 2025
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partamos de la base de que "The Brutalist" son dos películas en una, separadas por la tregua de 15 minutos que da Brady Corbet a sus espectadores. Así las cosas, a la cinta hay que juzgarla con una severidad proporcional al riesgo de la apuesta de su director.
La mera longitud del metraje ya implica un órdago a grande. No diré aquello de puerta grande o enfermería, porque ni lo uno ni lo otro. Aunque Corbet comienza abriéndose razonablemente bien de capa y ligando varios naturales elegantes, con la espada naufraga y el toro termina por darle un par de revolcones. Nada grave. Silencio general y algún aplauso suelto. Lejos de las orejas y ya no digamos del rabo, aunque para la crítica parece ser que la faena lo merecía.
Por si quedaba alguna duda, de "The Brutalist" me interesa mucho más la primera mitad que la segunda. Es decir, me interesa mucho más la epopeya del judío desventurado que el psicodrama del genio atormentado. Tan justo es alabar la ambición de Brady Corbet como señalar los errores (fundamentalmente de guión, pese a que la puesta en escena también podría merecer algún reproche) en los que incurre. La segunda parte del díptico se convierte en un paulatino despropósito narrativo que termina flirteando con el más puro y simple disparate.
No obstante, el talón de Aquiles de "The Brutalist" es la falta de capacidad de síntesis de su creador, que abusa del plano secuencia en su búsqueda de un malentendido dramatismo. Bendito montaje. Por el amor de Dios, sean ustedes amenos y ya tendrán la mitad del trabajo hecho.
Virtudes. La primera mitad posee más aciertos que errores, y puliéndola un poco podría servir incluso como película independiente. Adrien Brody realiza una gran interpretación, únicamente ensombrecida por los momentos en los que al director se le antoja jugar al "cinema vérité".
Es imposible desligar una película de las expectativas que trae aparejadas, sean reseñas desmesuradamente elogiosas o, como en este caso, diez nominaciones al Óscar. No se ve con la misma predisposición "Torrente 4" que "Ciudadano Kane". Por todo ello, me veo en la obligación de pinchar el globo, de igual forma que la segunda mitad de "The Brutalist" se encargó de frustrar las esperanzas que en ella tenía puestas.
Pd: El mayor logro al que puede aspirar esta película es a tumbar a ese engendro llamado "Emilia Pérez" en la gala de los Óscar.
La mera longitud del metraje ya implica un órdago a grande. No diré aquello de puerta grande o enfermería, porque ni lo uno ni lo otro. Aunque Corbet comienza abriéndose razonablemente bien de capa y ligando varios naturales elegantes, con la espada naufraga y el toro termina por darle un par de revolcones. Nada grave. Silencio general y algún aplauso suelto. Lejos de las orejas y ya no digamos del rabo, aunque para la crítica parece ser que la faena lo merecía.
Por si quedaba alguna duda, de "The Brutalist" me interesa mucho más la primera mitad que la segunda. Es decir, me interesa mucho más la epopeya del judío desventurado que el psicodrama del genio atormentado. Tan justo es alabar la ambición de Brady Corbet como señalar los errores (fundamentalmente de guión, pese a que la puesta en escena también podría merecer algún reproche) en los que incurre. La segunda parte del díptico se convierte en un paulatino despropósito narrativo que termina flirteando con el más puro y simple disparate.
No obstante, el talón de Aquiles de "The Brutalist" es la falta de capacidad de síntesis de su creador, que abusa del plano secuencia en su búsqueda de un malentendido dramatismo. Bendito montaje. Por el amor de Dios, sean ustedes amenos y ya tendrán la mitad del trabajo hecho.
Virtudes. La primera mitad posee más aciertos que errores, y puliéndola un poco podría servir incluso como película independiente. Adrien Brody realiza una gran interpretación, únicamente ensombrecida por los momentos en los que al director se le antoja jugar al "cinema vérité".
Es imposible desligar una película de las expectativas que trae aparejadas, sean reseñas desmesuradamente elogiosas o, como en este caso, diez nominaciones al Óscar. No se ve con la misma predisposición "Torrente 4" que "Ciudadano Kane". Por todo ello, me veo en la obligación de pinchar el globo, de igual forma que la segunda mitad de "The Brutalist" se encargó de frustrar las esperanzas que en ella tenía puestas.
Pd: El mayor logro al que puede aspirar esta película es a tumbar a ese engendro llamado "Emilia Pérez" en la gala de los Óscar.