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Voto de Letras Negras Ruido Blanco:
9

Voto de Letras Negras Ruido Blanco:
9
7,0
76.384
Comedia. Drama
Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2017
12 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gigantesco solo de batería, poseído por las fluctuantes emociones de sus personajes, nos lleva a lo largo de casi dos horas de metraje mientras las imágenes se van transformando ante nuestros ojos. El ritmo de aquí es una locura, como te puedes imaginar.
El protagonista es un actor, ¿o sólo celebridad? llamado Riggan Thomson, encarnado por Michael Keaton- que se interpreta a sí mismo- e intenta conseguir el elogio de la crítica, tras conseguir solamente popularidad con Batman/Birdman.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Riggan Thomson? Es básicamente un hombre que tras triunfar como personaje (un monstruo alado en pornografías post-apocalípticas), y fracasar como persona y padre; intenta recuperar el prestigio artístico y la familia que nunca tuvo. Un tipo tan torpe que intenta fumar un porro de maría y se quema los dedos, tan encasillado que lo conocen como “el de Birdman”, los niños se hacen fotos con él, los periodistas culturales le odian. De hecho,tiene que suplicar que le amen. No: necesita suplicar que le amen. El conflicto central de esta película es la búsqueda de transcendencia.
Además de la hija sin padre y esposa sin marido que Riggan dejó atrás por soberbia y error; tenemos a su representante-mejor amigo-abogado; a su nueva “pareja", entre comillas porque está más a otras cosas, la verdad; y a un actor talentoso, del que hablaré en un par de párrafos porque, como no se está quieto el chaval, desencadena bastantes conflictos.
Por los vestuarios se amontonan un montón de expertos en emociones con carencias emocionales. Sabes que tienen que estar bastante idos de la olla cuando el personaje interpretado por Zack Galifianakis (sí, el mismo de Resacón en Las Vegas), parece el más cuerdo. Por supuesto, tampoco lo está. Broadway es un barco que zozobra, y la cámara persigue a sus tripulantes a ver cómo lo llevan y qué hacen con sus entrañas.
Como telón de fondo, la confrontación entre arte-producto (Los Vengadores) y arte-vida (12 hombres sin piedad); y para este segundo caso… ¿dónde acaba el arte y empieza la vida? Mike Shiner, actor brillante, oscuro personaje, anda perdido entre esas fronteras. Dije que hablaría de él.
“Lo único real en el escenario es este pollo. Así que trabajaré con este pollo”. – Mike Shiner
No le importa el público, sino sentir la actuación: armas que acojonen de verdad y no sean un simulacro, rayos UVA para pillar el moreno adecuado a su personaje, ginebra de la que emborracha, comida para masticar sin perder un diente. Anhela realidad sobre el escenario más que al vientre materno.
Dice vaciar su alma, lidiar con emociones humanas complejas: lo que la mayoría de los mortales hacemos en nuestra vida diaria y evitaríamos sobre un escenario por vergüenza/ torpeza. Él es justo al revés, y rechaza implicarse en lo cotidiano, de ahí el “arrojo” con el que trata a Sam. Mike es un monigote de cartón piedra, engullido como persona por la cegadora visión de su propio talento: sólo se empalma entre bambalinas.
¿Cuándo finge el artista? ¿Cuando crea y practica el arte, o cuando vive? Chaplin removiendo los cereales del desayuno, Chaplin deslizándose y retorciéndose entre engranajes.
Este individuo ni se va ni lo echan, es algo mutuo, un caso Mourinho. Mike, en resumen, es el germen del arte total, y llevará una obra inicialmente mediocre, pese al esfuerzo de su director, al éxito o al fracaso: el arte es un intangible gato de Schrödinger; así que todo buen creador debe pasar por momentos de indeterminación en los que a la vez su obra es joya y fiasco, clásico y basura, todo a un tiempo.
El reproche a la industria cinematográfica es constante: les cuesta un riñón y parte del otro contratar a nadie para la obra de teatro porque todo el gremio está protagonizando sagas dudosas, prolongadas indefinidamente por un puñado de (millones de) dólares.
Riggan preocupado por el desastre que se avecina tras la pérdida de uno de sus intérpretes, y ¿dónde está Michael Fassbender, actor de Shame? En la precuela de la precuela de (…) X-men. Visten capas, vuelan, destrozan edificios con un dedo. Una voz dentro de Riggan añora eso. Él desprecia ese pasado mientras acaba de fundirse los jugosos beneficios que le proporcionó.
Los críticos de cine/teatro no se salvan de la quema: gente que destroza obras antes de verlas, que etiqueta sin más un contenido discordante con su herencia y gusto personal, renunciando a sumergirse en él por puro prejuicio, tal vez vagancia.
Esto me recuerda a cuando de pequeño veía ese grotesco, alucinógeno programa que es Eurovisión, el cual hace honor a su nombre. Nunca debería llamarse Euroaudición o similar: importa más la estética del intérprete, su vestimenta y las luces y efectos no aptos para epilépticos, que lo que está sonando. Un festival que enseña a escuchar canciones con los ojos no puede ser bueno. Porque desde luego tampoco es un concurso de baile. A lo que iba, en mi familia teníamos la costumbre de valorar las interpretaciones país por país. Pues había quien ponía nota a la canción… ¡antes de que acabase! ¿Cómo puede ser eso?
Ni siquiera debería valorarse una obra artística al momento, porque cuántos discos escuchas una vez y odias, tres y no te disgusta, veinte… Pues estoy seguro de que hay gente que hace esto desde el ámbito profesional.
Sam, la hija de Riggan, se sienta en el bordillo del tejado porque echa de menos el abismo de las drogas. Ella y su padre son contrarios: mientras nuestro protagonista quiere serlo aún más, que todos le miren, Sam trata de ser invisible. Ninguno consigue su propósito, al menos en principio.
El protagonista es un actor, ¿o sólo celebridad? llamado Riggan Thomson, encarnado por Michael Keaton- que se interpreta a sí mismo- e intenta conseguir el elogio de la crítica, tras conseguir solamente popularidad con Batman/Birdman.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Riggan Thomson? Es básicamente un hombre que tras triunfar como personaje (un monstruo alado en pornografías post-apocalípticas), y fracasar como persona y padre; intenta recuperar el prestigio artístico y la familia que nunca tuvo. Un tipo tan torpe que intenta fumar un porro de maría y se quema los dedos, tan encasillado que lo conocen como “el de Birdman”, los niños se hacen fotos con él, los periodistas culturales le odian. De hecho,tiene que suplicar que le amen. No: necesita suplicar que le amen. El conflicto central de esta película es la búsqueda de transcendencia.
Además de la hija sin padre y esposa sin marido que Riggan dejó atrás por soberbia y error; tenemos a su representante-mejor amigo-abogado; a su nueva “pareja", entre comillas porque está más a otras cosas, la verdad; y a un actor talentoso, del que hablaré en un par de párrafos porque, como no se está quieto el chaval, desencadena bastantes conflictos.
Por los vestuarios se amontonan un montón de expertos en emociones con carencias emocionales. Sabes que tienen que estar bastante idos de la olla cuando el personaje interpretado por Zack Galifianakis (sí, el mismo de Resacón en Las Vegas), parece el más cuerdo. Por supuesto, tampoco lo está. Broadway es un barco que zozobra, y la cámara persigue a sus tripulantes a ver cómo lo llevan y qué hacen con sus entrañas.
Como telón de fondo, la confrontación entre arte-producto (Los Vengadores) y arte-vida (12 hombres sin piedad); y para este segundo caso… ¿dónde acaba el arte y empieza la vida? Mike Shiner, actor brillante, oscuro personaje, anda perdido entre esas fronteras. Dije que hablaría de él.
“Lo único real en el escenario es este pollo. Así que trabajaré con este pollo”. – Mike Shiner
No le importa el público, sino sentir la actuación: armas que acojonen de verdad y no sean un simulacro, rayos UVA para pillar el moreno adecuado a su personaje, ginebra de la que emborracha, comida para masticar sin perder un diente. Anhela realidad sobre el escenario más que al vientre materno.
Dice vaciar su alma, lidiar con emociones humanas complejas: lo que la mayoría de los mortales hacemos en nuestra vida diaria y evitaríamos sobre un escenario por vergüenza/ torpeza. Él es justo al revés, y rechaza implicarse en lo cotidiano, de ahí el “arrojo” con el que trata a Sam. Mike es un monigote de cartón piedra, engullido como persona por la cegadora visión de su propio talento: sólo se empalma entre bambalinas.
¿Cuándo finge el artista? ¿Cuando crea y practica el arte, o cuando vive? Chaplin removiendo los cereales del desayuno, Chaplin deslizándose y retorciéndose entre engranajes.
Este individuo ni se va ni lo echan, es algo mutuo, un caso Mourinho. Mike, en resumen, es el germen del arte total, y llevará una obra inicialmente mediocre, pese al esfuerzo de su director, al éxito o al fracaso: el arte es un intangible gato de Schrödinger; así que todo buen creador debe pasar por momentos de indeterminación en los que a la vez su obra es joya y fiasco, clásico y basura, todo a un tiempo.
El reproche a la industria cinematográfica es constante: les cuesta un riñón y parte del otro contratar a nadie para la obra de teatro porque todo el gremio está protagonizando sagas dudosas, prolongadas indefinidamente por un puñado de (millones de) dólares.
Riggan preocupado por el desastre que se avecina tras la pérdida de uno de sus intérpretes, y ¿dónde está Michael Fassbender, actor de Shame? En la precuela de la precuela de (…) X-men. Visten capas, vuelan, destrozan edificios con un dedo. Una voz dentro de Riggan añora eso. Él desprecia ese pasado mientras acaba de fundirse los jugosos beneficios que le proporcionó.
Los críticos de cine/teatro no se salvan de la quema: gente que destroza obras antes de verlas, que etiqueta sin más un contenido discordante con su herencia y gusto personal, renunciando a sumergirse en él por puro prejuicio, tal vez vagancia.
Esto me recuerda a cuando de pequeño veía ese grotesco, alucinógeno programa que es Eurovisión, el cual hace honor a su nombre. Nunca debería llamarse Euroaudición o similar: importa más la estética del intérprete, su vestimenta y las luces y efectos no aptos para epilépticos, que lo que está sonando. Un festival que enseña a escuchar canciones con los ojos no puede ser bueno. Porque desde luego tampoco es un concurso de baile. A lo que iba, en mi familia teníamos la costumbre de valorar las interpretaciones país por país. Pues había quien ponía nota a la canción… ¡antes de que acabase! ¿Cómo puede ser eso?
Ni siquiera debería valorarse una obra artística al momento, porque cuántos discos escuchas una vez y odias, tres y no te disgusta, veinte… Pues estoy seguro de que hay gente que hace esto desde el ámbito profesional.
Sam, la hija de Riggan, se sienta en el bordillo del tejado porque echa de menos el abismo de las drogas. Ella y su padre son contrarios: mientras nuestro protagonista quiere serlo aún más, que todos le miren, Sam trata de ser invisible. Ninguno consigue su propósito, al menos en principio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Volviendo a Riggan, sufrimos su constante deambular, atajando las críticas, sus miedos y debilidades humanas mientras intenta abrirse paso a través del intrincado laberinto que lleva a la nada o al arte, desesperado por no ver la salida todavía. Se siente artista, pero nadie le cree.
Al final, asume que debe exponerse al fracaso, incluso al mayor de ellos, que es la muerte, para lograr su victoria: dejar atrás a Birdman, sombra atroz que le persigue allá donde va. Ese salto es del hombre que se vuelve artista.
¿Es la estrella de cine un actor? Nuestro protagonista se lamenta: “ojalá no hubiese grabado su nacimiento (el de su hija Sam) en vídeo. Porque me perdí ese momento, porque no lo viví”. Ahora al menos quiere estar presente cuando se geste el arte, que sólo puede ser cómico, trágico o una mezcla de ambos, una mezcla bien dolorosa: ¡pum!
¿Cómo se explica que alguien pase de encarnar a un héroe de cómic a adaptar a Raymond Carver para el teatro? ¿Hace esto por amor al arte, o porque quiere volver a ser relevante? Yo mismo… ¿publico aquí por el deseo de expandir cultura y arte bien entendidos (es decir, como yo los entiendo, porque no me es posible salir de mi cabeza, excepto para volver a entrar) o escribo esto para satisfacer mi ego? ¿Por qué se ha hecho la última película de Jurassic Park o Fast and Furious? No sería mala práctica reflexionar sobre cuál es el motivo que llevó a grabar las películas que hemos visto: un deseo reivindicativo, la necesidad humana de compartir el dolor, un chalet en Ibiza…
Riggan mueve cosas sin tocarlas, pero no tiene La Fuerza, sino delirios. De todos modos, quién no soñó algún día con un poder semejante…Se revela que hablamos de paranoia personal y no suceso paranormal en el inteligentísimo detalle del taxista: vuela el señor R. por un par de avenidas y aterriza en el teatro, como si fuera Dios. Pero sale alguien a toda prisa del típico taxi norteamericano, su conductor, exigiendo que le paguen.
El bueno de Thomson, (sí, "el de Birdman") acabó comprendiendo que no hay ecuación cerrada en el arte, pues es una ciencia del riesgo, un equilibrio sin equilibrios que valgan.
Y hablemos del final…aquí la historia se desteje y que cada uno entienda lo que quiera: final abierto. ¿Qué miraba Sam? Alguien, o algo, parece volar. Dejémoslo ahí. Desde luego, no es cuestión de repetir el método (ver más veces la película) sino lanzarse, no en la creación, sino en la interpretación, que no deja de ser otra creación superpuesta. Quizás realmente ésa es la enseñanza de Birdman, que el arte no necesita de la lógica.
Por cierto: ¿éxito de críticas, incluso alguna que se daba por perdida, gracias a volarse la tapa de los sesos? Pues claro, esto ocurre en la realidad. Tenemos el reciente ejemplo de Charlie Hebdo: aunque nadie lo comentara, dada la brutalidad de la tragedia, la verdad es que se trata de una revista de dudoso gusto, con sucesivas portadas totalmente asquerosas, siempre al límite de lo decente y fuera de lo moral.
Pero tras el terrorífico atentado, la gente se identificaba con ella, algo así como si cayera una bomba en los platós de Telecinco y la gente gritara: “yo soy Belén”, “yo soy Olvido Hormigos”. El necesario decoro y luto se confunde con admiración, lo cual buscaba desde el principio Riggan. Quizás el suyo fue un gesto artístico, pero al llegar a las masas se tradujo en morbo.
Decía Mike Shiner que nace un imbécil cada minuto. No sé si es cierto, pero desde luego, por mucha gente que habite este planeta o cámaras que se fabriquen, no se hace una película como esta cada día.
Si quieres leer más críticas como ésta, visita la página http://letrasnegrasruidoblanco.blogspot.com.es/.
Al final, asume que debe exponerse al fracaso, incluso al mayor de ellos, que es la muerte, para lograr su victoria: dejar atrás a Birdman, sombra atroz que le persigue allá donde va. Ese salto es del hombre que se vuelve artista.
¿Es la estrella de cine un actor? Nuestro protagonista se lamenta: “ojalá no hubiese grabado su nacimiento (el de su hija Sam) en vídeo. Porque me perdí ese momento, porque no lo viví”. Ahora al menos quiere estar presente cuando se geste el arte, que sólo puede ser cómico, trágico o una mezcla de ambos, una mezcla bien dolorosa: ¡pum!
¿Cómo se explica que alguien pase de encarnar a un héroe de cómic a adaptar a Raymond Carver para el teatro? ¿Hace esto por amor al arte, o porque quiere volver a ser relevante? Yo mismo… ¿publico aquí por el deseo de expandir cultura y arte bien entendidos (es decir, como yo los entiendo, porque no me es posible salir de mi cabeza, excepto para volver a entrar) o escribo esto para satisfacer mi ego? ¿Por qué se ha hecho la última película de Jurassic Park o Fast and Furious? No sería mala práctica reflexionar sobre cuál es el motivo que llevó a grabar las películas que hemos visto: un deseo reivindicativo, la necesidad humana de compartir el dolor, un chalet en Ibiza…
Riggan mueve cosas sin tocarlas, pero no tiene La Fuerza, sino delirios. De todos modos, quién no soñó algún día con un poder semejante…Se revela que hablamos de paranoia personal y no suceso paranormal en el inteligentísimo detalle del taxista: vuela el señor R. por un par de avenidas y aterriza en el teatro, como si fuera Dios. Pero sale alguien a toda prisa del típico taxi norteamericano, su conductor, exigiendo que le paguen.
El bueno de Thomson, (sí, "el de Birdman") acabó comprendiendo que no hay ecuación cerrada en el arte, pues es una ciencia del riesgo, un equilibrio sin equilibrios que valgan.
Y hablemos del final…aquí la historia se desteje y que cada uno entienda lo que quiera: final abierto. ¿Qué miraba Sam? Alguien, o algo, parece volar. Dejémoslo ahí. Desde luego, no es cuestión de repetir el método (ver más veces la película) sino lanzarse, no en la creación, sino en la interpretación, que no deja de ser otra creación superpuesta. Quizás realmente ésa es la enseñanza de Birdman, que el arte no necesita de la lógica.
Por cierto: ¿éxito de críticas, incluso alguna que se daba por perdida, gracias a volarse la tapa de los sesos? Pues claro, esto ocurre en la realidad. Tenemos el reciente ejemplo de Charlie Hebdo: aunque nadie lo comentara, dada la brutalidad de la tragedia, la verdad es que se trata de una revista de dudoso gusto, con sucesivas portadas totalmente asquerosas, siempre al límite de lo decente y fuera de lo moral.
Pero tras el terrorífico atentado, la gente se identificaba con ella, algo así como si cayera una bomba en los platós de Telecinco y la gente gritara: “yo soy Belén”, “yo soy Olvido Hormigos”. El necesario decoro y luto se confunde con admiración, lo cual buscaba desde el principio Riggan. Quizás el suyo fue un gesto artístico, pero al llegar a las masas se tradujo en morbo.
Decía Mike Shiner que nace un imbécil cada minuto. No sé si es cierto, pero desde luego, por mucha gente que habite este planeta o cámaras que se fabriquen, no se hace una película como esta cada día.
Si quieres leer más críticas como ésta, visita la página http://letrasnegrasruidoblanco.blogspot.com.es/.