Película de tiburones dirigida por el versátil director que ha realizado películas de género como Pesadilla en Elm Street 4: El Amo del Sueño (1988) o El Paso del Diablo (2013) y con un reparto muy potente con nombres como Samuel L. Jackson (Glass, 2019), Thomas Jane (Somnia. Dentro de tus Sueños, 2016) o Stellan Skarsgard (El Exorcista: El Comienzo, 2004).

Utilizando tiburones Mako, una de las máquinas de matar más rápidas y perfectas de la naturaleza, la doctora McAlester (Saffron Burrows) espera encontrar la clave de la regeneración de los tejidos del cerebro humano. Pero para alcanzar su meta ha violado los códigos éticos, modificando el ADN de los tiburones, haciendo que sean más inteligentes y más rápidos, convirtiéndolos en monstruos depredadores que pondrán en peligro a todo el equipo de trabajo.

Película con la única función de entretener que cumple sin ninguna duda, con un metraje de 105 minutos que pasa como un suspiro combinando terror con escualos y aventura sin dejar tregua al espectador. La única traba es su primera mitad en la que se pretende dar un sentido técnico para el resto del metraje con excesiva reiteración, elemento que no hace falta para una película de este tipo. En cambio, su trepidante parte final compensa esta película con un argumento que poco más puede ofrecer.

Deep Blue Sea es una película de tiburones por encima de la media en este subgénero, con unos efectos especiales decentes para sus 21 años y unas actuaciones que cumplen. En resumen, es una película que merece la pena ver para todo aquel que disfrute con este subgénero tan vapuleado, y aunque no ofrezca nada que otras películas del subgénero como Tiburón (Steven Spielberg, 1975) ya haya mostrado, si consigue un correcto exponente de película de escualos.

Nota personal 6/10