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Voto de Neathara:
6

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6
7,0
26.685
Drama
Un matrimonio con tres hijos vive en una mansión en las afueras de una ciudad. Los chicos, que nunca han salido de casa, son educados según los métodos que sus padres juzgan más apropiados y sin recibir ninguna influencia del exterior. Creen que los aviones son juguetes o que el mar es un tipo de silla forrada de cuero. La única persona que puede entrar en la casa es Christine, guardia de seguridad en la fábrica del padre. (FILMAFFINITY) [+]
7 de junio de 2011
7 de junio de 2011
44 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que "Canino" es una experiencia interesante e incluso intrigante, pero también es evidente que su propuesta, inicialmente muy ambiciosa, se queda a medio gas y deja el frustrante regusto de lo que pudo ser y no fue.
La premisa del padre que encierra a sus hijos para preservarles de las malas influencias exteriores es tan prometedora como intrigante y le sirve a Lanthimos para poner sobre el tapete toda una baraja de temas universales como la educación, el condicionamiento, el albedrío e incluso -a muy grosso modo- la religión. Pues el padre parece atribuirse el papel de un Dios escaldado que decide dar una segunda oportunidad a sus hijos: pero al no poder eliminar a la serpiente, simplemente cambia el Edén de lugar, donde ésta no pueda encontrarlos. ¿Conclusiones? No son difíciles de adivinar.
La reflexión está servida, pero demasiado evidente: a poco que nos descuidemos, Lanthimos habrá tenido el detalle de pensarlo todo por nosotros. Y es que quizás el defecto que hace de Canino más interesante que apasionante es su incapacidad de sugestión y su total carencia de atmósfera. Busca lo morboso e indaga en lo enfermizo, pero no piensa ni deja pensar. Como un Haneke de manual y con más bien poca imaginación, el director griego acaba convirtiendo a su película en su más obvia metáfora: ese paterfamilias sentado a la mesa, con una prístina botella de blanca leche.
La premisa del padre que encierra a sus hijos para preservarles de las malas influencias exteriores es tan prometedora como intrigante y le sirve a Lanthimos para poner sobre el tapete toda una baraja de temas universales como la educación, el condicionamiento, el albedrío e incluso -a muy grosso modo- la religión. Pues el padre parece atribuirse el papel de un Dios escaldado que decide dar una segunda oportunidad a sus hijos: pero al no poder eliminar a la serpiente, simplemente cambia el Edén de lugar, donde ésta no pueda encontrarlos. ¿Conclusiones? No son difíciles de adivinar.
La reflexión está servida, pero demasiado evidente: a poco que nos descuidemos, Lanthimos habrá tenido el detalle de pensarlo todo por nosotros. Y es que quizás el defecto que hace de Canino más interesante que apasionante es su incapacidad de sugestión y su total carencia de atmósfera. Busca lo morboso e indaga en lo enfermizo, pero no piensa ni deja pensar. Como un Haneke de manual y con más bien poca imaginación, el director griego acaba convirtiendo a su película en su más obvia metáfora: ese paterfamilias sentado a la mesa, con una prístina botella de blanca leche.