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Voto de TOM REGAN:
6

Voto de TOM REGAN:
6
7,0
25.139
Drama. Intriga
Francia, 1386. Narra el enfrentamiento entre el caballero Jean de Carrouges (Matt Damon) y el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), al acusar el primero al segundo de abusar de su esposa, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer). El Rey Carlos VI decide que la mejor forma de solucionar el conflicto es un duelo a muerte. El que gane será el poseedor de la verdad y, en caso de que venza LeGris, la esposa del caballero será quemada como castigo por falsas acusaciones. [+]
12 de diciembre de 2021
12 de diciembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
412/05(05/21/21) Fallido drama histórico dirigido por el octogenario (84 años) Ridley Scott, el guión es de los protagonistas Matt Damon y Ben Affleck, y Nicole Holofcener (cada uno con un bloque, en el orden puesto) adaptando libremente el libro de 2004 “The Last Duel: A True Story of Trial de Combat in Medieval France” de Eric Jager. Ambientada en la Francia medieval (durante la Guerra de los 100 años), la película está protagonizada por Damon como Jean de Carrouges, caballero que desafía a su antiguo amigo, el escudero Jacques Le Gris (Adam Drive) a un duelo judicial por la esposa de Jean, Marguerite (Jodie Comer), que acusa a Jacques de haberla violado. Los eventos previos al duelo se dividen en tres capítulos distintos, que reflejan las perspectivas de los tres personajes principales, ello con clara influencia de la Obra Maestra de Kurosawa “Rashomon” (1950), pero a diferencia de esta, las tres versiones difieren en detalles mínimos que en realidad no cambian la visión de los hechos (en la memoria de su esposa, Jean se deja crecer una barba que está ausente de sus recuerdos. El frío que trae a casa de una campaña en Escocia varía en severidad, dependiendo de la versión veamos), aquí no hay contradicciones, ni hace nos cuestionemos cada visión, solo es un subrayado sobre otro, redundancia pura y dura, el trio de enfoques no enriquece y da hondura, lo que hace es simple y llanamente más minutaje, cual si esto fuera sinónimo de densidad y profundidad, la cinta nipona, en lo que era una homérica radiografía sobre lo voluble de la verdad, no así en esta, que acaba contando lo mismo en cada tramo, y con ello el ya de por sí desproporcionado metraje se eleva hasta hacerse cansino y tedioso por la reiteración de estar en los mismos hechos en un bucle que poco aporta en sus variaciones en sus más de dos horas y media. Affleck también protagoniza un papel secundario como el conde Pierre d'Alençon.
Un relato que pretende más de lo que consigue, pues para contarnos que la mujer hace 7 siglos era poco más que un objeto que pasaba de ser propiedad del padre a serlo de su esposo, no hacía falta tanto minutaje. Pero por supuesto, lo que anhela es hacer paralelismo con el presente, en lo que se puede ver como un elemento más que añadir al popular hasta feminista #MeToo, en la reivindicación del empoderamiento de la mujer en mundo regido, aunque querer decirnos que el mundo ha avanzado poco en estos 700 años es cuando menos un insulto a la inteligencia, esto me resulta harto simplista e hiriente para los muchos avances. En todo caso esto se podría espetar al mundo cerril del islamismo, en naciones retrógradas donde rige la Sharia. Pero lo que es en occidente lo que hay que pedir es que se cumpla ley.
Enmarca el director la historia en una sociedad gobernada por la testosterona, por la virilidad masculina, por el hetero-patriarcado, donde las guerras las combaten los hombres de modo atávico, donde los hombres negocian entre ellos por mujeres para sus matrimonios con sus padres, donde un simple beso es una ‘invitación’ a sexo aunque diga ella que no (una mujer, desde la visión medievo-machista, cuando dice que no es que se hace la estrecha, y en realidad dice subliminalmente si, y si dice si, pues casi más claro ¿?), donde la mujer es recluida en el castillo para preservar su honor, que cuando es violada no hay crimen por esto en sí, lo es porque es propiedad de un hombre que se siente ultrajado, donde se dice que una mujer si no disfruta del sexo no puede quedar embarazada (ergo si dice haber sido ultrajada y se queda preñada, no es violación ¿?) y donde la verdad de lo que dice una mujer es dirimido por hombres en plan troglodita en un duelo, y si el Hombre no es capaz de defender la ‘verdad’ ella será quemada en la hoguera, pues lógicamente (¿?) es una mentirosa.
El clímax, por supuesto, está en el duelo que da título al film (hecho real acaecido el 29 de diciembre de 1386), que recuerda indefectiblemente a los del gran éxito de Ridley “Gladiator”, con un gran público ávido de sangre, asistiendo a un duelo a muerte presidido por un jerarca. El combate resulta arrollador en su realismo, en su crudeza, en como los golpes en comunión con el sonido te hacen removerte, con justas, caídas de caballos, espadas, dagas, heridas, golpes, patadas, todo esto en una coreografía espectacular, donde la sangre resulta veraz, el dolor te llega, ello gracias en parte en una gran labor de edición de Claire Simpson (“Platoon” o “El clan de los irlandeses”), donde todo queda diáfano; Hay alguna escena más de violencia bélica en un par de secuencias de batallas pero son un tanto coitus interruptus por lo de que aportan y su corta duración, aunque resuenan por su brutalidad.
Matt Damon encarna a De Carrouges, arrogante escudero, un ‘pavo real’ valiente en el campo de batalla, adusto, rudo, pero que esconde un gran complejo de inferioridad, un ser patético y machista, desconsiderado con su esposa a la que trata como una posesión material que solo está ahí para darle hijos, marginado por Pierre d'Alençon que tiene como protegido a su antiguo amigo Le Gris. Damon lo encarna con coraje al hacer, a quien parece será un héroe, un tipo desagradable, un zoquete primitivo sin empatía alguna; La otra cara de la misma moneda del machismo es Le Gris. Tipo afable, amable, educado, culto, seductor, también un oportunista y arribista, con un ego que no le coge en la armadura, se cree el gallo en un gallinero donde todas las mujeres deben caer rendidas a sus pies, ninguna mujer es, según su carácter, de decirle que no. Un hombre tan ‘honorable’ que cree que con Margueritte solo sigue los dictados de su corazón, e incluso se confiesa tras su affaire. Adam Driver lo encarna con gran carisma y elegancia, derrochando simpatía, un rol complejo que a ‘su manera’ hace lo que cree bien;... (sigo en spoiler)
Un relato que pretende más de lo que consigue, pues para contarnos que la mujer hace 7 siglos era poco más que un objeto que pasaba de ser propiedad del padre a serlo de su esposo, no hacía falta tanto minutaje. Pero por supuesto, lo que anhela es hacer paralelismo con el presente, en lo que se puede ver como un elemento más que añadir al popular hasta feminista #MeToo, en la reivindicación del empoderamiento de la mujer en mundo regido, aunque querer decirnos que el mundo ha avanzado poco en estos 700 años es cuando menos un insulto a la inteligencia, esto me resulta harto simplista e hiriente para los muchos avances. En todo caso esto se podría espetar al mundo cerril del islamismo, en naciones retrógradas donde rige la Sharia. Pero lo que es en occidente lo que hay que pedir es que se cumpla ley.
Enmarca el director la historia en una sociedad gobernada por la testosterona, por la virilidad masculina, por el hetero-patriarcado, donde las guerras las combaten los hombres de modo atávico, donde los hombres negocian entre ellos por mujeres para sus matrimonios con sus padres, donde un simple beso es una ‘invitación’ a sexo aunque diga ella que no (una mujer, desde la visión medievo-machista, cuando dice que no es que se hace la estrecha, y en realidad dice subliminalmente si, y si dice si, pues casi más claro ¿?), donde la mujer es recluida en el castillo para preservar su honor, que cuando es violada no hay crimen por esto en sí, lo es porque es propiedad de un hombre que se siente ultrajado, donde se dice que una mujer si no disfruta del sexo no puede quedar embarazada (ergo si dice haber sido ultrajada y se queda preñada, no es violación ¿?) y donde la verdad de lo que dice una mujer es dirimido por hombres en plan troglodita en un duelo, y si el Hombre no es capaz de defender la ‘verdad’ ella será quemada en la hoguera, pues lógicamente (¿?) es una mentirosa.
El clímax, por supuesto, está en el duelo que da título al film (hecho real acaecido el 29 de diciembre de 1386), que recuerda indefectiblemente a los del gran éxito de Ridley “Gladiator”, con un gran público ávido de sangre, asistiendo a un duelo a muerte presidido por un jerarca. El combate resulta arrollador en su realismo, en su crudeza, en como los golpes en comunión con el sonido te hacen removerte, con justas, caídas de caballos, espadas, dagas, heridas, golpes, patadas, todo esto en una coreografía espectacular, donde la sangre resulta veraz, el dolor te llega, ello gracias en parte en una gran labor de edición de Claire Simpson (“Platoon” o “El clan de los irlandeses”), donde todo queda diáfano; Hay alguna escena más de violencia bélica en un par de secuencias de batallas pero son un tanto coitus interruptus por lo de que aportan y su corta duración, aunque resuenan por su brutalidad.
Matt Damon encarna a De Carrouges, arrogante escudero, un ‘pavo real’ valiente en el campo de batalla, adusto, rudo, pero que esconde un gran complejo de inferioridad, un ser patético y machista, desconsiderado con su esposa a la que trata como una posesión material que solo está ahí para darle hijos, marginado por Pierre d'Alençon que tiene como protegido a su antiguo amigo Le Gris. Damon lo encarna con coraje al hacer, a quien parece será un héroe, un tipo desagradable, un zoquete primitivo sin empatía alguna; La otra cara de la misma moneda del machismo es Le Gris. Tipo afable, amable, educado, culto, seductor, también un oportunista y arribista, con un ego que no le coge en la armadura, se cree el gallo en un gallinero donde todas las mujeres deben caer rendidas a sus pies, ninguna mujer es, según su carácter, de decirle que no. Un hombre tan ‘honorable’ que cree que con Margueritte solo sigue los dictados de su corazón, e incluso se confiesa tras su affaire. Adam Driver lo encarna con gran carisma y elegancia, derrochando simpatía, un rol complejo que a ‘su manera’ hace lo que cree bien;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... El tercer vértice es Margueritte, atrapada en un mundo de ‘machos’, tiene sus sentimientos que intenta ocultar bajo la coraza de temple y resignación del tiempo, mero objeto de transacción de su padre, cae en los brazos de un ‘patán’, y debe aceptarlo. Acaba implosionando, y esto a pesar de saber que le acarreará problemas. Jodie Comer le da vida erigiéndose en el alma de la cinta, dotando de brío y fuerza a su rol, intentando transgredir lo esperado para enfrentarse a los hombres, a su violador y al hombre que la trata como una posesión material sin más. Maravillosa su capacidad de expresión, exhibiendo con sutilidad su tristeza, apatía en el sexo, dolor silencioso en la violación, y rabia en su posterior denuncia, teniendo que soportar las humillaciones de la gente, esta actriz es formidable.
Del resto del reparto destacar a Ben Affleck en un papel que aparece sacado de otra película, como bien he leído parece el Macho Alfa en la Mansión playboy, un gañán caricaturesco, al que el actor embiste con sorna, se nota divertirse tanto como su interpretación resulta pasada de vueltas; Alex Lawther da vida al monarca Carlos VI en una actuación melíflua.
Puesta en escena (como es habitual en las superproducciones de Ridley Scott) magnífica, haciéndonos sumergir en este tiempo y lugar, ya desde su gran diseño de producción de Arthur Max (“Gladiator”), con genuinos decorados, paseándonos por parajes helados, donde la nieve para anunciar un invierno sin fin, que emiten aridez, llevándonos por castillos medievales y otros lugares ancestrales europeos majestuosos; Todo esto realzado por la sensacional fotografía del polaco Dariusz Wolski (“Sweeney Todd”), en tomas exteriores gélidas en sus colores grises y azulados que hacen te cale, reflejando la insalubridad, suciedad, colocando a los personajes junto a enormes construcciones, haciendo se empequeñezcan donde son absorbidos por dando un cariz sutilmente diferente a cada segmento, ejemplo notorio es como en la visión de De Carrouges él se ve a sí mismo en tomas desde abajo para ensalzarlo, y para enfatizar su valor en acción se filma en slow, pero en el enfoque de Le Gris aparece enjuto De Carrouges, esto en miscelánea con los esplendidos efectos visuales que se funden con el escenario para crear tomas como las de los cielos de parís donde vemos emerger la construcción de un magno edificio, la Catedral Nôtre-Dame.
Me ha resultado poco realista el modo en que se produce el asalto sexual, pues no me creo que dejaran sola a Margueritte en un gran castillo, sin un solo sirviente, sin un guardia, pero el colmo es como abre la puerta ella, hay un tipo que le dice que están cambiándole las herraduras al caballo y que si mientras lo hacen puede para adentro, pues tiene frío. Me resulta absurdo, estamos en la Edad Media! Porque tiene frio? Y ella abre a un hombre estando sola? Algo no me cuadra. Pero que ella lo denunciara a su esposo me es extraño, muy adelantada a su tiempo, cuando lo esperado de ese tiempo para no pasar vergüenza es se callara. Y que su marido en vez de ir a vengarse de Le Gris lo denunciara me es cuando menos raro; Me ha sido anómalo el modo de rodar al violación en sí, como para todos los públicos, no queriendo herir sensibilidades, aséptico, y creo tocaba ser valiente y hacer del acto lo que es, algo repugnante.
Spoiler:
Film que promete más de lo que da. Si queréis ver el empoderamiento femenino vía Ridley Scott mucho (pero infinitamente) mejor “Alien” (1979) y “Thelma & Louise” (1991). Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/12/el-ultimo-duelo.html
Del resto del reparto destacar a Ben Affleck en un papel que aparece sacado de otra película, como bien he leído parece el Macho Alfa en la Mansión playboy, un gañán caricaturesco, al que el actor embiste con sorna, se nota divertirse tanto como su interpretación resulta pasada de vueltas; Alex Lawther da vida al monarca Carlos VI en una actuación melíflua.
Puesta en escena (como es habitual en las superproducciones de Ridley Scott) magnífica, haciéndonos sumergir en este tiempo y lugar, ya desde su gran diseño de producción de Arthur Max (“Gladiator”), con genuinos decorados, paseándonos por parajes helados, donde la nieve para anunciar un invierno sin fin, que emiten aridez, llevándonos por castillos medievales y otros lugares ancestrales europeos majestuosos; Todo esto realzado por la sensacional fotografía del polaco Dariusz Wolski (“Sweeney Todd”), en tomas exteriores gélidas en sus colores grises y azulados que hacen te cale, reflejando la insalubridad, suciedad, colocando a los personajes junto a enormes construcciones, haciendo se empequeñezcan donde son absorbidos por dando un cariz sutilmente diferente a cada segmento, ejemplo notorio es como en la visión de De Carrouges él se ve a sí mismo en tomas desde abajo para ensalzarlo, y para enfatizar su valor en acción se filma en slow, pero en el enfoque de Le Gris aparece enjuto De Carrouges, esto en miscelánea con los esplendidos efectos visuales que se funden con el escenario para crear tomas como las de los cielos de parís donde vemos emerger la construcción de un magno edificio, la Catedral Nôtre-Dame.
Me ha resultado poco realista el modo en que se produce el asalto sexual, pues no me creo que dejaran sola a Margueritte en un gran castillo, sin un solo sirviente, sin un guardia, pero el colmo es como abre la puerta ella, hay un tipo que le dice que están cambiándole las herraduras al caballo y que si mientras lo hacen puede para adentro, pues tiene frío. Me resulta absurdo, estamos en la Edad Media! Porque tiene frio? Y ella abre a un hombre estando sola? Algo no me cuadra. Pero que ella lo denunciara a su esposo me es extraño, muy adelantada a su tiempo, cuando lo esperado de ese tiempo para no pasar vergüenza es se callara. Y que su marido en vez de ir a vengarse de Le Gris lo denunciara me es cuando menos raro; Me ha sido anómalo el modo de rodar al violación en sí, como para todos los públicos, no queriendo herir sensibilidades, aséptico, y creo tocaba ser valiente y hacer del acto lo que es, algo repugnante.
Spoiler:
Film que promete más de lo que da. Si queréis ver el empoderamiento femenino vía Ridley Scott mucho (pero infinitamente) mejor “Alien” (1979) y “Thelma & Louise” (1991). Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/12/el-ultimo-duelo.html