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Voto de TOM REGAN:
8
Quo Vadis
Voto de TOM REGAN:
8
Aventuras. Drama Cuando regresa victoriosamente a Roma, después de tres años en el campo de batalla, el general Marco Vinicio se enamora de Ligia. Pero ella es cristiana y sus creencias le impiden enamorarse de un guerrero. Aunque fue adoptada por un general retirado, jurídicamente es un rehén de Roma, de modo que Marco consigue sin dificultad que el emperador Nerón se la ceda en pago por sus servicios.
13 de abril de 2017 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
67/07(11/04/17) Notable film épico dirigido por Mervyn LeRoy para la MGM en esplendoroso technicolor, producida por Sam Zimbalist (“Ben-Hur”), ello a partir de un guión por John Lee Mahin (“Scarface”), S.N. Behrman (“El puente de Waterloo”) y Sonya Levien (“Esmeralda, la zíngara”), adaptando la novela clásica “Quo Vadis” (1896) del premio Nobel polaco Henryk Sienkiewicz, ya llevado a la gran pantalla en tres ocasiones anteriores por Zecca (1902), Guazzoni (1912) y D’Annuzio-Jacoby (1925, con Emil Jannings de nerón) y posteriormente una producción polaca (como el escritor) de Kawalerowicz (2001), asimismo Cecil B. DeMille hizo su propia versión apócrifa del relato en 1932 con “El signo de la cruz” (con elenco de estrellas: Claudette Colbert, Charles Laughton y Fredic March), la más conocida es esta que me ocupa. Por motivos de coste el rodaje se sitúa en Roma, lo que permite contratar a precios razonables a más de 32.000 extras y construir espectaculares y grandiosos escenarios a cielo abierto, siendo la primera producción en color rodada en los Estudios Cinecittá (allí posteriormente se filmaron péplums como “Ben-Hur” o “Cleopatra”), tuvo un costo de casi $ 7 millones, obteniendo $ 25 millones de recaudación en todo el mundo, convirtiéndose no solo la cinta más taquillera del año, sino que además con la inflación era la segunda más rentable de todos los tiempos tras “Lo que el viento se llevó”. La acción tiene lugar en la antigua Roma, condensando los últimos cuatro años del hedonista decadente Emperador Nerón, 64-68 DC, siendo el núcleo de la trama el conflicto entre el cristianismo y la corrupción del Imperio Romano, los personajes y eventos descritos son una mezcla de figuras y situaciones históricas reales y ficcionados. Destaca la cinta por su grandiosa puesta en escena, su elvado númeroi de extras, y por la arrolladora encarnación de Peter Ustinov como Nerón. Nominado el film a ocho Oscar (cero premios), ganado dos Globos de Oro (Peter Ustinov y fotografía)

Estamos pasado la primera mitad del SI, un comandante militar romano, Marcus Vinicius (Robert Taylor), legado del XIV Gemina , regresa de las guerras a la roma del Emperador Nerón (Peter Ustinov), tras tres años fuera. Mientras se aloja en casa de un amigo, un ex general romano, Aulus Plautius (Felix Aylmer), se enamora de su hija adoptiva Lygia (Deborah Kerr), cristiano devota. Tendrán importancia en la historia el tío de Marcus, Petronio (Leo Genn), senador romano cercano a Nerón, Pedro (Finlay Currie), discípulo de Jesucristo, Popea (Patricia Laffan), pérfida esposa de Nerón, el gigante guardaespaldas de Lygia, Ursus (Buddy Baer), la esclava de Petronio, Eunice (Marina Berti), la esclava de Nerón Acte (Rosalie Crutchley) y los consejeros de Nerón Seneca (Nicholas Hannen), el arquitecto Faón (DA Clarke-Smith ), el poeta Lucano (Alfredo Varelli), y Terpnos (Geoffrey Dunn).

El guión compone un desarrollo en diferentes niveles, que el libreto hábilmente entremezcla de modo fluido, componiendo una ágil y entretenida historia, que a pesar de su casi tres horas de metraje no aburre. Aderezado con algunos diálogos inteligentes y sugestivos; Hay un nivel en que se nos muestra la (complicada) evolución emergente de la religión del cristianismo, cargada de unos valores humanistas, ello con varios vértices (Los mártires Pedro de Betsaida y Pablo de Tarso, las concentraciones en las catacumbas, la lucha entre el cristiano gigante Ursus y el pagano gladiador Crotón, perseguidos como chivos expiatorios de los males del Imperio, esto como una alegoría de la persecución nazi a los judíos), y en el centro la evolución de un pagano como Marco Vinicio sufre hacia esta religión que en principio ni comprende, ni tolera por su ideología pacifista y que propugna la igualdad entre todos los seres humanos, y en contra de la esclavitud. Pasando el personaje (ficticio) por diferentes fases, ello a través de su amor por una esclava, un amor con múltiples obstáculos; Otra subtrama confiere al cruento y narcisista Emperador Nerón, de cómo el poder total corrompe, induce a la decadencia moral, a la tiranía, al despotismo, mostrando a través de este Icono de los sátrapas una Roma de una clase alta emponzoñada en los vicios, la lujuria, el hedonismo, la amoralidad. Nerón un tipo de mente simple e infantil, sugestionable, caprichoso; que gusta de una corte de aduladores.

La cinta tiene sus defectos: La subtrama del romance entre Ligia y Marco, verosímil, arranca de modo chirriante, con un acoso y derribo sonrojante por parte de él, luego este decide que sea su esclava, todo muy cariñoso y dulce (ataque de ironía), para después de modo estridente caer ella enamorada de Marco, no hay autenticidad en su amor, no ayudando la poca compenetración entre los intérpretes; Igual en su momento quedaban bien, pero los flash-back postales religiosas incrustadas en medio de un sermón del apóstol Pedro quedan metidas con calzador; Asimismo su tono moralista-religioso-panfletario queda algo rancio hoy día.

Peter Ustinov a pesar de no ser el protagonista por tiempo en pantalla, lo es por su desbordante actuación, encarnando de modo fascinante a un Nerón carismático, jocoso, histriónico, egocéntrico, divertido, pueril, arrogante, navegando entre la demencia y la ingenuidad, un amoral que en llega desprender ternura y simpatía como un villano fresco, original, matizado, derrochando maestría en algunas frases ("desearía que toda esa muchedumbre tuviera una sola garganta para poder cortársela!"), y secuencias (cuando toca la lira mientras Roma arde de fondo, o cuando pide le traigan el bote de las lágrimas, o en su modo de morir, con ese rictus en el rostro y la contorsión, Magnífico), probablemente uno de los más grandes secundarios de la Historia del Cine (qué más da que no le dieran el Óscar), si el resto del film fuese horrible (que no lo es), su sola presencia es motivo para ver la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Robert Taylor está simplemente correcto en rol al que le falta un actor de más registros, tampoco ayuda el modo de “moscón” sátiro en que aborda a Ligia, lejos de toda naturalidad. Deborah Kerr nunca fue una gran actriz y aquí da una muestra más, luce belleza y encanto natural, pero adolece de aristas, de complejidad, interpretación superficial, se suma una química chirriante con Taylor, que como he dicho no suma lo mal que está desarrollado su romance, más forzado que meter un elefante por el ojo de una aguja. Leo Genn como el senador Petronio realiza otra gran actuación, exponiendo con originalidad su manipulación intelectual sobre el necio Nerón, con cinismo y muchas dosis de mordacidad, cada entente con Nerón es chispeante y muy jugoso, siendo el zenit la carta que redacta mientras muere, toda una oda a la mordacidad y al ingenio punzante. Patricia Laffan interpreta a Popea de modo sibilino y pérfido, manipuladora del Emperador, una serpiente en forma de mujer, notable. Finlay Currie como el apóstol Pedro le dota de carácter regio y misticismo en sus formas. Abraham Sofaer como pablo tarso le infunde bondad y nobleza.

La puesta en escena resulta gloriosa, con una espectacular dirección artística de Edward C. Carfagno (“Ben-Hur”), Cedric Gibbons (“El Mago de Oz”), y William A. Horning (“Con la muerte en los talones”), recreando de modo grandioso la Roma Imperial en los mencionados Estudios Cinecittá en Roma, y en Livorno (Italia), el Palacio Imperial con su inmenso salón rodeado de fastuosas columnas, la plaza por la que desfilan las victoriosas legiones romanas, las catacumbas, la calzada romana, las calles, las bigas romanas, todo un alarde de viaje en el tiempo, sumado al fenomenal diseño de vestuario de Herschel McCoy (“Julio Cesar”), con un manejo de masas de extras soberbio, todo esto filtrado por la fotografía de William V. Skall (“La soga”) y Robert Surtees (“Ben-Hur”), en color (technicolor) y scope, maximizando un fulgurante cromatismo que desborda la pantalla, acentuando la ampulosidad de las vibrantes escenas, con tomas enardecedoras por su espectacularidad (La marcha triunfal de las legiones romanas inspirada en el documental nazi de Riefenstal “El triunfo de la voluntad”, el incendio de Roma, las escenas en el circo, o la toma del palacio Imperial, ...). La música es del húngaro Miklós Rózsa (“Ben-Hur”), de resonancias claras al tiempo, de melodías que nos retrotraen, incorpora fragmentos de melodías de la antigua Grecia en su propia puntuación coral-orquestal, con resonancias con instrumentos modernos como el clàrsach escocés (harpa celta) para acercarse al sonido de la lira antigua, se suman fanfarrias, marchas militares, himnos cristianos, y el lindo tema de amoral final, una marcha triunfal anuncia el éxito de los ejércitos del futuro emperador Galba, tema reutilizado por el compositor en Ben-Hur (1959) como score que acompaña el desfile de los carros alrededor de la pista, antes de la épica carrera de cuadrigas. Todos estos elementos en una electrizante mezcla de inmersión (idealizada) en decenas de siglos atrás.

En conjunto notable péplum, de los que hace necesaria la pantalla de cine, con una actuación de las que quedan para siempre en la memoria, un un colosal Peter Ustinov. Fuerza y honor!!!
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