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Voto de TOM REGAN:
7

Voto de TOM REGAN:
7
7,2
5.629
20 de marzo de 2022
20 de marzo de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
89/22(18/03/22) Divertida comedia, estupendo homenaje al mundo del teatro con esta farsa vodevilesca (donde priman los enredos), donde se produce un jocoso juego de espejos entre realidad y ficción, entre lo que ocurre de cara al espectador de la platea y lo que ocurre en el backstage. Dirigida por un por entonces en horas bajas Peter Bogdanovich, que adapta un guión de Marty Kaplan (“Persecución mortal”), basándose este en la obra homónima de 1982 del dramaturgo inglés Michael Frayn que deconstruye con mordacidad las interioridades del arte de las tablas. Ello teniendo un elenco de intérpretes que se notan disfrutando y ello lo transmiten con gran vis cómica, con Michael Caine (en el rol del atormentado director de la obra), Carol Burnett (como actriz venida a menos), Christopher Reeve (como un inseguro galán, que no entiende la ‘complejidad’ de la obra, además de reventársele continuamente las narices), John Ritter (como un celoso comediante), Marilu Henner (arribista actriz que anhela al galán encarnado por el atolondrado Reeves), Nicollette Sheridan (como una sexy actriz [que cuerpo, y sobre todo que ojazos azules que traspasan la pantalla, a pesar de que su running-gag es que pierde constantemente una lentilla], que tiene una forma particular de prepararse con ejercicios un tanto singulares), Julie Hagerty (como una sufridora asistente tras bastidores enamorada del mujeriego director) y Mark Linn-Baker (como un chico para todo que el director malea de un lado a otro), además de presentar la última actuación de Denholm Elliott (como un alcohólico con problemas de audición), que murió en octubre de ese año.
La película está claramente dividida en tres actos (como corresponde a un tributo al teatro), en el primero es un demencial ensayo nocturno (de “Nothing On” en Des Moines) el día antes del estreno. Ello con réplicas y contra réplicas sabrosas, sobre todo en la arrogancia del tiránico director; el segundo (en Miami Beach) es la obra vista tras el escenario (ya llevan algunas representaciones), el mejor de los tramos, con una descacharrante oda al cine mudo humorístico y sobre todo al slapstick silente, apoteósica la coreografía con todos los personajes intentando sabotear unos a otros por diferentes motivos (celos, envidias, rencillas,…), pero en sin intentar hacer ni ruidos, ni hablar para no ‘molestar’ a la obra que se da al otro lado de las bambalinas, primando los gestos y muecas, con flores, cactus (degenerando esto en gags gays), una falda que se rompe, un plato de sardinas, un hacha, y una botella de JB que dan inmenso juego, aparte de las clásicas puertas que se abren y cierran al estilo vodevil; y el tercer acto (en Cleveland) es más adelante (tras meses de gira), con la representación teatral desde el escenario, donde el caos se desborda a niveles catastróficos, un desmadre donde la situación sobrepasa la sátira para hundirse en el acabose de las situaciones surrealistas. El desastre, los equívocos, las caídas, los dobleces de personajes, la anarquía se produce en modo bola de nieve.
Film por supuesto sin profundidad alguna, es un producto hecho única y exclusivamente para hacerte sonreír, muy en la honda de otra cinta del director, como fue “What’s up, Doc?” (1972), crea personajes estereotipos y como ello se comportan desde su presentación, obra de ligereza alcanza a sacarte más de una sonrisa, sobre todo en su bloque medio, absolutamente homérico en su deconstrucción de unos seres frágiles que dejan aflorar sus dudas, miedos, ambiciones, celos, traiciones, y con ello las infidelidades, alcoholismo, romances cruzados, etc. Ello filmado con estilo muy teatral por Bogdanovich, sin apenas exteriores, con planos secuencia largos para hacer naturales las sublimes coreografías de golpes, porrazos, puñetazos, bromas, juegos de manos, y más. Ello repercutiendo en un ritmo ágil, por momentos trepidante, donde el hecho de que la obra “Nothing On” una y otra vez no es obstáulo para que en cada ocasión sea nueva en como se deconstruye de modo risible.
Bodganovich ofreció originalmente el papel interpretado por Carol Burnett a Audrey Hepburn. Annie Potts estaba destinada a estar en la película, pero tuvo un accidente automovilístico y tuvo que ser reemplazada por Marilu Henner.
Me queda una comedia de las que te saca sonrisas, sin acudir a la sal gorda, con ingenio, aunque sin ínfulas de trascender. Gloria Ucrania!!!
La película está claramente dividida en tres actos (como corresponde a un tributo al teatro), en el primero es un demencial ensayo nocturno (de “Nothing On” en Des Moines) el día antes del estreno. Ello con réplicas y contra réplicas sabrosas, sobre todo en la arrogancia del tiránico director; el segundo (en Miami Beach) es la obra vista tras el escenario (ya llevan algunas representaciones), el mejor de los tramos, con una descacharrante oda al cine mudo humorístico y sobre todo al slapstick silente, apoteósica la coreografía con todos los personajes intentando sabotear unos a otros por diferentes motivos (celos, envidias, rencillas,…), pero en sin intentar hacer ni ruidos, ni hablar para no ‘molestar’ a la obra que se da al otro lado de las bambalinas, primando los gestos y muecas, con flores, cactus (degenerando esto en gags gays), una falda que se rompe, un plato de sardinas, un hacha, y una botella de JB que dan inmenso juego, aparte de las clásicas puertas que se abren y cierran al estilo vodevil; y el tercer acto (en Cleveland) es más adelante (tras meses de gira), con la representación teatral desde el escenario, donde el caos se desborda a niveles catastróficos, un desmadre donde la situación sobrepasa la sátira para hundirse en el acabose de las situaciones surrealistas. El desastre, los equívocos, las caídas, los dobleces de personajes, la anarquía se produce en modo bola de nieve.
Film por supuesto sin profundidad alguna, es un producto hecho única y exclusivamente para hacerte sonreír, muy en la honda de otra cinta del director, como fue “What’s up, Doc?” (1972), crea personajes estereotipos y como ello se comportan desde su presentación, obra de ligereza alcanza a sacarte más de una sonrisa, sobre todo en su bloque medio, absolutamente homérico en su deconstrucción de unos seres frágiles que dejan aflorar sus dudas, miedos, ambiciones, celos, traiciones, y con ello las infidelidades, alcoholismo, romances cruzados, etc. Ello filmado con estilo muy teatral por Bogdanovich, sin apenas exteriores, con planos secuencia largos para hacer naturales las sublimes coreografías de golpes, porrazos, puñetazos, bromas, juegos de manos, y más. Ello repercutiendo en un ritmo ágil, por momentos trepidante, donde el hecho de que la obra “Nothing On” una y otra vez no es obstáulo para que en cada ocasión sea nueva en como se deconstruye de modo risible.
Bodganovich ofreció originalmente el papel interpretado por Carol Burnett a Audrey Hepburn. Annie Potts estaba destinada a estar en la película, pero tuvo un accidente automovilístico y tuvo que ser reemplazada por Marilu Henner.
Me queda una comedia de las que te saca sonrisas, sin acudir a la sal gorda, con ingenio, aunque sin ínfulas de trascender. Gloria Ucrania!!!