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Voto de TOM REGAN:
6

Voto de TOM REGAN:
6
6,8
3.936
Thriller. Acción
Víctor, un carretillero de 17 años que trabaja en el Mercado 4 de Asunción, un mundo hostil y muy competitivo, necesita conseguir dinero. Recibe entonces una propuesta bastante insólita: transportar siete cajas cuyo contenido desconoce a cambio de 100 dólares. Con un teléfono móvil prestado Victor emprende el viaje. Debe cruzar tan solo ocho manzanas, pero las cosas se le van complicando durante el trayecto. Cuando se hace de noche, ... [+]
7 de julio de 2014
7 de julio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
62/03(06/05/14) Sorprendente, muy entretenido y trepidante film proveniente de la desconocida filmografía paraguaya, con exiguo presupuesto demuestran se puede hacer cine ameno y que enganche, un ejercicio de estilo que mediante un frenético thriller saben mostrar un retrato social de la situación del país. Los realizadores debutantes en largometraje Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, con guión del primero nos presentan un escenario único vivo, rebosante de bullicio, donde se cruzan todo tipo de personajes, muchos de ellos desesperados y que harán cualquier cosa por salir adelante un día más.
La acción transcurre durante un día en el escenario bullicioso del Mercado 4 de la ciudad de Asunción en Paraguay, donde se vende y se negocia con todo, allí muchos son los que tratan de sobrevivir de lo que sea sin dudar en pisarse unos a otros para conseguir un mejor negocio, el protagonista es Víctor (buen Celso Franco), un carretillero de 17 años, que recibe el enigmático encargo de trasladar con su carretilla 7 cajas de madera de las que no sabe su contenido, 8 manzanas a través del concurrido y peligroso mercado, le dan la mitad de 100 $, la otra mitad cuando entregue la mercancía. El dueño de las cajas le presta un celular para mantenerse en contacto, parece un trabajo sencillo, pero se convertirá en una odisea, le roban el móvil, le sustraen una caja, otro hostil carretillero, y la policía busca algo por el mercado en lo que pueden tener que ver las 7 cajas.
Juan Carlos Maneglia es asiduo al Mercado 4 de la capital paraguaya, ocupa 8 manzanas en el centro de la urbe, una red de pasillos saturados de gente donde parece reinar el caos, allí residen unas 500 personas y trabajan más de 2000, entre los que hay multitud de nacionalidades y razas, coreanos, chinos, árabes, judíos y hasta paraguayos, es un infinito supermercado donde se comercializa de todo. Maneglia prestaba especial atención a los carretilleros, y en 2004 se le ocurrió que el lugar era ideal para crear un relato para una película de acción. Para ahorrar costes la mayoría del rodaje se hace durante la noche y llegando a grabar en el mercado a escondidas de la gente, mezclando a extras, actores y la concurrencia que no sabía que filmaban. Resultando en Paraguay en taquilla un pelotazo, en poco más de un mes superó a con 160000 espectadores a la más hasta entonces, “Titanic” que la habían visto 150000.
Los directores tienen la valentía/osadía de hacer que los personajes hablen en una extraña mezcla de guaraní y castellano, el yopará, haciendo que para él no habituado al primero haya que subtitularla. Bajo una premisa sencilla, y en realidad bastante endeble, se nos narra con brío una historia de sueños, anhelos, ambiciones, amores complicados, instinto de supervivencia, amistad o desesperación. Es un relato con el referente claro del estilo Quentin Tarantino, desarrollo vibrante, ágil, diálogos rápidos, acción, violencia inesperada, y un cierto aire pulp en muchos tramos. Un film enérgico con persecuciones, tiroteos, tensión, intriga, dosis refrescantes de humor, misterio, peleas, y un increscendo dramático sugerente, ello con el telón de fondo de una radiografía geosocial deprimente en la que critican la situación del país, con personajes rayando en la marginación social, donde pululan personas que van desde uno que necesita la plata para medicinas para su hijo enfermo, hasta el protagonista que sueña tener un móvil con cámara.
El inicio es desconcertante, unos espídicos segundos mediante un montaje adrenalítico nos pasean por el Mercado, con sus tenderetes, callejuelas, fruta, tiendas y jolgorio, hasta llegar al ojo de Víctor fascinado viendo una película de acción en una tele, por estar despistado con esto pierde un trabajo con su antagonista Nelson, Víctor recorre el Mercado buscando llevar algo en su carretilla, se encuentra con su hermana que le enseña un móvil con cámara de video y Víctor se obsesiona con comprarlo, es la triste paradoja de los pobres, que apenas tienen para comer pero ansían lujos, se encuentra con una chica desesperada por que le deje algo de plata para comer, el némesis de Víctor está en una farmacia para comprar una medicina para su niño, pero vale mucho y no puede obtenerla, es el triste fresco de una situación precaria al límite, y parece que nos adentramos en un duro drama social asfixiante, con ágil presentación de personajes, pero la historia se torna en un thriller con la entrada en escena de las “7 cajas”, pasando a ser un fluido relato de acción electrizante en que huele al clásico juego del gato y el ratón, donde el ratoncito intenta escapar de los depredadores con su astucia e instinto de supervivencia.
Subyace en la cinta un subtexto de turbación por la imagen de una cámara, el reflejo de lo que uno quisiera ser, la proyección de los sueños, de la fama, la primera aparición del protagonista es viendo con pasión una película, su motor para hacer el trabajito es obtener dinero para comprarse no un móvil cualquiera si no uno con cámara de video, en cierto momento Víctor se queda ensimismado en un escaparate con varias teles en las que sale su imagen de una videocámara que le apunta, y en el final climático la escena es grabada por alguien con celular, secuencia que sirve para después convertir en héroe de informativos a Víctor, ese elemento queda un poco forzado, no encaja con el espíritu crítico-social de la historia, de hecho su moraleja es nociva y maniquea.
Tiene en su excitante puesta en escena su gran pilar, con ecos al mencionado Tarantino, a Danny Boyle e incluso al Fernando Meirelles de “Ciudad De Dios”, haciendo un protagonista más al Mercado 4 que se siente respirar, con un trabajo de cámara extraordinario de Richard Careaga, con planos opresivos, colocación de cámara en lugares subjetivos, en la rueda del carro, la mirada de Víctor, primeros planos abrasivos, travellings rabiosos, con una tonalidad cromática cercana al cómic,... (continua en spoiler sin)
La acción transcurre durante un día en el escenario bullicioso del Mercado 4 de la ciudad de Asunción en Paraguay, donde se vende y se negocia con todo, allí muchos son los que tratan de sobrevivir de lo que sea sin dudar en pisarse unos a otros para conseguir un mejor negocio, el protagonista es Víctor (buen Celso Franco), un carretillero de 17 años, que recibe el enigmático encargo de trasladar con su carretilla 7 cajas de madera de las que no sabe su contenido, 8 manzanas a través del concurrido y peligroso mercado, le dan la mitad de 100 $, la otra mitad cuando entregue la mercancía. El dueño de las cajas le presta un celular para mantenerse en contacto, parece un trabajo sencillo, pero se convertirá en una odisea, le roban el móvil, le sustraen una caja, otro hostil carretillero, y la policía busca algo por el mercado en lo que pueden tener que ver las 7 cajas.
Juan Carlos Maneglia es asiduo al Mercado 4 de la capital paraguaya, ocupa 8 manzanas en el centro de la urbe, una red de pasillos saturados de gente donde parece reinar el caos, allí residen unas 500 personas y trabajan más de 2000, entre los que hay multitud de nacionalidades y razas, coreanos, chinos, árabes, judíos y hasta paraguayos, es un infinito supermercado donde se comercializa de todo. Maneglia prestaba especial atención a los carretilleros, y en 2004 se le ocurrió que el lugar era ideal para crear un relato para una película de acción. Para ahorrar costes la mayoría del rodaje se hace durante la noche y llegando a grabar en el mercado a escondidas de la gente, mezclando a extras, actores y la concurrencia que no sabía que filmaban. Resultando en Paraguay en taquilla un pelotazo, en poco más de un mes superó a con 160000 espectadores a la más hasta entonces, “Titanic” que la habían visto 150000.
Los directores tienen la valentía/osadía de hacer que los personajes hablen en una extraña mezcla de guaraní y castellano, el yopará, haciendo que para él no habituado al primero haya que subtitularla. Bajo una premisa sencilla, y en realidad bastante endeble, se nos narra con brío una historia de sueños, anhelos, ambiciones, amores complicados, instinto de supervivencia, amistad o desesperación. Es un relato con el referente claro del estilo Quentin Tarantino, desarrollo vibrante, ágil, diálogos rápidos, acción, violencia inesperada, y un cierto aire pulp en muchos tramos. Un film enérgico con persecuciones, tiroteos, tensión, intriga, dosis refrescantes de humor, misterio, peleas, y un increscendo dramático sugerente, ello con el telón de fondo de una radiografía geosocial deprimente en la que critican la situación del país, con personajes rayando en la marginación social, donde pululan personas que van desde uno que necesita la plata para medicinas para su hijo enfermo, hasta el protagonista que sueña tener un móvil con cámara.
El inicio es desconcertante, unos espídicos segundos mediante un montaje adrenalítico nos pasean por el Mercado, con sus tenderetes, callejuelas, fruta, tiendas y jolgorio, hasta llegar al ojo de Víctor fascinado viendo una película de acción en una tele, por estar despistado con esto pierde un trabajo con su antagonista Nelson, Víctor recorre el Mercado buscando llevar algo en su carretilla, se encuentra con su hermana que le enseña un móvil con cámara de video y Víctor se obsesiona con comprarlo, es la triste paradoja de los pobres, que apenas tienen para comer pero ansían lujos, se encuentra con una chica desesperada por que le deje algo de plata para comer, el némesis de Víctor está en una farmacia para comprar una medicina para su niño, pero vale mucho y no puede obtenerla, es el triste fresco de una situación precaria al límite, y parece que nos adentramos en un duro drama social asfixiante, con ágil presentación de personajes, pero la historia se torna en un thriller con la entrada en escena de las “7 cajas”, pasando a ser un fluido relato de acción electrizante en que huele al clásico juego del gato y el ratón, donde el ratoncito intenta escapar de los depredadores con su astucia e instinto de supervivencia.
Subyace en la cinta un subtexto de turbación por la imagen de una cámara, el reflejo de lo que uno quisiera ser, la proyección de los sueños, de la fama, la primera aparición del protagonista es viendo con pasión una película, su motor para hacer el trabajito es obtener dinero para comprarse no un móvil cualquiera si no uno con cámara de video, en cierto momento Víctor se queda ensimismado en un escaparate con varias teles en las que sale su imagen de una videocámara que le apunta, y en el final climático la escena es grabada por alguien con celular, secuencia que sirve para después convertir en héroe de informativos a Víctor, ese elemento queda un poco forzado, no encaja con el espíritu crítico-social de la historia, de hecho su moraleja es nociva y maniquea.
Tiene en su excitante puesta en escena su gran pilar, con ecos al mencionado Tarantino, a Danny Boyle e incluso al Fernando Meirelles de “Ciudad De Dios”, haciendo un protagonista más al Mercado 4 que se siente respirar, con un trabajo de cámara extraordinario de Richard Careaga, con planos opresivos, colocación de cámara en lugares subjetivos, en la rueda del carro, la mirada de Víctor, primeros planos abrasivos, travellings rabiosos, con una tonalidad cromática cercana al cómic,... (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
… sumado a un sobresaliente montaje del director Maneglia y Juan Sebastián Zelada, aportando un tremendo dinamismo, con el aporte del gran trabajo en sonido que emite el ambiente del caótico escenario, añádase una música tecno de Fran Villalba que maximiza el ardor de la historia, todo esto hace que el frenético film sepa esconder sus carencias y taras.
Sus defectos son evidentes en cuanto se rasca un poquito, empezando por un guión bastante liviano, con algunos agujeros evidentes, con algunas escenas de persecución que rozan el ridículo, con un dibujo del villano Nelson muy contradictoria y mal expuesta, primero nos lo presentan como un padre entregado que hará cualquier cosa por ganar plata para la medicina de su retoño (ni siquiera sabremos si es una enfermedad grave o no), y luego se olvidan de esto, y pasa a líder de una banda donde ya no parece acordarse que tiene un hijito padeciendo, los directores podrían haber explotado esto en beneficio de la complejidad del relato, pues el que parece el malo malísimo lo hace todo por su niño, y el que parece el bueno buenísimo lo hace todo por algo tan materialista como querer comprar un celular, con lo que el espectador se hubiera sentido con sentimientos ambiguos, pero no incluso parece que la buena escena de la farmacia se les ha colado, pues luego Nelson roza la caricatura de malhechor. Luego hay momentos sonrojantes, como las surealistas persecuciones a Víctor por la banda. Ellos también con carretillas, para que llevan las carretillas, queda un pegote? Porque Nelson puede deshacerse en más de una ocasión de Víctor y divaga en charlas superfluas? Que aporta la subtrama de la mujer embarazada? Porque Víctor no esconde las cajas en lugar seguro hasta saber donde llevarlas, y en cambio las pasea sin ton ni son por el peligroso Mercado 4? Además el metraje se les va de las manos, la historia no da para los 100 y pico minutos, se estiran demasiado sin terminar de ir a algún sitio perjudicando la fluidez, haciendo que su último tramo se sienta ajado. En su objetivo de crítica social le perjudica la caricaturización de los malos Dario (divertido Paletita) y Luis (sobreactuado Nico García), se llega a los extremos de que Dario acaba su curro y sigue con el delantal y gorro de carnicero, o que a al actor Nico Gracia lo transformen de este modo tan artificioso, con una paleta que canta a distancia y una calvicie que canta aún más lejos que ha sido rapado a máquina para dar más patetismo, son elementos que distraen y perjudican.
Los protagonistas Celso Franco y Lali González cumplen sin más, realizan una labor correcta, Víctor Sosa como Nelson está mal construido como ya he mencionado, al resto de secundarios son un buen apoyo a la trama.
En conjunto, un thriller fresco, chispeante, imaginativo, con estupendas ideas, fabulosa ambientación, y que si no rascas mucho te entretendrá un buen rato Fuerza y honor!!!
Sus defectos son evidentes en cuanto se rasca un poquito, empezando por un guión bastante liviano, con algunos agujeros evidentes, con algunas escenas de persecución que rozan el ridículo, con un dibujo del villano Nelson muy contradictoria y mal expuesta, primero nos lo presentan como un padre entregado que hará cualquier cosa por ganar plata para la medicina de su retoño (ni siquiera sabremos si es una enfermedad grave o no), y luego se olvidan de esto, y pasa a líder de una banda donde ya no parece acordarse que tiene un hijito padeciendo, los directores podrían haber explotado esto en beneficio de la complejidad del relato, pues el que parece el malo malísimo lo hace todo por su niño, y el que parece el bueno buenísimo lo hace todo por algo tan materialista como querer comprar un celular, con lo que el espectador se hubiera sentido con sentimientos ambiguos, pero no incluso parece que la buena escena de la farmacia se les ha colado, pues luego Nelson roza la caricatura de malhechor. Luego hay momentos sonrojantes, como las surealistas persecuciones a Víctor por la banda. Ellos también con carretillas, para que llevan las carretillas, queda un pegote? Porque Nelson puede deshacerse en más de una ocasión de Víctor y divaga en charlas superfluas? Que aporta la subtrama de la mujer embarazada? Porque Víctor no esconde las cajas en lugar seguro hasta saber donde llevarlas, y en cambio las pasea sin ton ni son por el peligroso Mercado 4? Además el metraje se les va de las manos, la historia no da para los 100 y pico minutos, se estiran demasiado sin terminar de ir a algún sitio perjudicando la fluidez, haciendo que su último tramo se sienta ajado. En su objetivo de crítica social le perjudica la caricaturización de los malos Dario (divertido Paletita) y Luis (sobreactuado Nico García), se llega a los extremos de que Dario acaba su curro y sigue con el delantal y gorro de carnicero, o que a al actor Nico Gracia lo transformen de este modo tan artificioso, con una paleta que canta a distancia y una calvicie que canta aún más lejos que ha sido rapado a máquina para dar más patetismo, son elementos que distraen y perjudican.
Los protagonistas Celso Franco y Lali González cumplen sin más, realizan una labor correcta, Víctor Sosa como Nelson está mal construido como ya he mencionado, al resto de secundarios son un buen apoyo a la trama.
En conjunto, un thriller fresco, chispeante, imaginativo, con estupendas ideas, fabulosa ambientación, y que si no rascas mucho te entretendrá un buen rato Fuerza y honor!!!