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Voto de ernesto:
6

Voto de ernesto:
6
6,7
44.166
Intriga. Terror
Kevin Lomax (Keanu Reeves) es un joven y brillante abogado que nunca ha perdido un caso. Vive en Florida y es feliz junto a su esposa Mary Ann (Charlize Theron). Un día, recibe la visita de un abogado de Nueva York que representa a un poderoso bufete que tiene la intención de contratarlo. Al frente de la prestigiosa empresa se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre mundano, brillante y carismático, que alberga planes muy oscuros ... [+]
9 de agosto de 2011
9 de agosto de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El diablo ha sido un personaje recurrente en infinidad de películas desde el comienzo de los tiempos. Con apariciones obvias y espectaculares o bien manifestándose de manera más sutil, lo hemos visto de todos los pelajes. Desde La semilla del diablo, pasando por El exorcista hasta El día de la bestia la presencia del Maligno en el cine ha sido aterradora y muy varida en cuanto a su apariencia. Dos de sus apariciones más destacadas en estas últimas décadas han venido de la mano de dos superestrellas en la cumbre de su histrionismo. Robert De Niro en El corazón del ángel y, el que nos ocupa, Al Pacino en Pactar con el diablo, han sido un brillante ejemplo de lo que se espera de un buen Lucifer en el cine.
Ha sido, si la memoria no me falla, Pactar con el diablo la última película que ha hecho del mismísimo demonio el protagonista absoluto, y apabullante, de una historia. La película, dirigida por el honesto pero limitado Taylor Hackford, es tan vistosa como grandilocuente, excesiva y a veces agotadora.
La película cuenta la historia de Kevin Lomax, un brillante abogado que desempeña su trabajo en Florida, lejos de cualquier posibilidad de mejorar en su carrera. Pero un día, tras ganar un caso difícil, recibe una llamada haciéndole una oferta a la que es imposible decir que no. Deslumbrado por la nueva vida en la que se ve envuelto en Nueva York, Kevin Lomax no ve que que hay algo raro en todo lo que le rodea, especialmente en el gran jefe y su nuevo mentor, John Milton, que le acoge como a un hijo. Solo su mujer, Mary Ann, pronto empezara a comprobar que el precio a pagar por cuestionar a Milton es demasiado alto.
El espectador, en cambio, se da cuenta de todo lo que está sucediendo mucho antes que Kevin Lomax, y que su mujer, ya que Taylor Hackford se empeña en que no nos sintamos inquietos y perturbados, sino que desde el principio se pone en plan obvio,deja las sutilezas a un lado, y nos muestra el misterio de John Milton sin ningún reparo. Movimientos de cámara innecerariamente ampulosos, subrayados musicales que no dejan lugar a la duda y recursos visuales que amordazan la imaginación del espectador, hacen que lo que debiera ser un goteo gradual de información que va generando suspense solo sea un ejercicio de estilo tan lujoso y llamativo como en el fondo vacuo.
(sigue sin spoiler)
Ha sido, si la memoria no me falla, Pactar con el diablo la última película que ha hecho del mismísimo demonio el protagonista absoluto, y apabullante, de una historia. La película, dirigida por el honesto pero limitado Taylor Hackford, es tan vistosa como grandilocuente, excesiva y a veces agotadora.
La película cuenta la historia de Kevin Lomax, un brillante abogado que desempeña su trabajo en Florida, lejos de cualquier posibilidad de mejorar en su carrera. Pero un día, tras ganar un caso difícil, recibe una llamada haciéndole una oferta a la que es imposible decir que no. Deslumbrado por la nueva vida en la que se ve envuelto en Nueva York, Kevin Lomax no ve que que hay algo raro en todo lo que le rodea, especialmente en el gran jefe y su nuevo mentor, John Milton, que le acoge como a un hijo. Solo su mujer, Mary Ann, pronto empezara a comprobar que el precio a pagar por cuestionar a Milton es demasiado alto.
El espectador, en cambio, se da cuenta de todo lo que está sucediendo mucho antes que Kevin Lomax, y que su mujer, ya que Taylor Hackford se empeña en que no nos sintamos inquietos y perturbados, sino que desde el principio se pone en plan obvio,deja las sutilezas a un lado, y nos muestra el misterio de John Milton sin ningún reparo. Movimientos de cámara innecerariamente ampulosos, subrayados musicales que no dejan lugar a la duda y recursos visuales que amordazan la imaginación del espectador, hacen que lo que debiera ser un goteo gradual de información que va generando suspense solo sea un ejercicio de estilo tan lujoso y llamativo como en el fondo vacuo.
(sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia funciona de forma eficaz aunque no haya lugar para la sorpresa, y lo que de verdad funciona es la trama que envuelve al mujer de Lomax que cree estar volviéndose loca ante los sucesos extraños que ocurren a su alrededor. Y esto ocurre gracias al trabajo de una, entonces desconocida, Charlize Theron, que consigue que la angustia, el miedo y el desamparo de su personaje traspasen la pantalla. todo lo contrario que Keanu Reeves que no sabe aprovechar todas las posibilidades de su personaje para lucirse.
Pero la palma en cuanto a lucimiento se la lleva Al Pacino. El actor se monta uno de esos numeritos histriónicos que tanto le gustan, y al final uno no sabe si es una gran interpretación o todo lo contrario.
Es al final cuando todos los excesos de la película se justifican en una secuencia desmadrada y excelente, que se disfrutaría mucho más si para ese momento no estuvieramos ya agotados de tanta exuberancia por parte de un director que habitualmente suele ser mucho más discreto, y de un actor al que a veces se le va la mano.
Pero la palma en cuanto a lucimiento se la lleva Al Pacino. El actor se monta uno de esos numeritos histriónicos que tanto le gustan, y al final uno no sabe si es una gran interpretación o todo lo contrario.
Es al final cuando todos los excesos de la película se justifican en una secuencia desmadrada y excelente, que se disfrutaría mucho más si para ese momento no estuvieramos ya agotados de tanta exuberancia por parte de un director que habitualmente suele ser mucho más discreto, y de un actor al que a veces se le va la mano.
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