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Voto de Javi McClane:
4

Voto de Javi McClane:
4
5,2
16.388
Comedia. Infantil. Fantástico
Willis es un hombre muy ocupado con poco tiempo para los sentimientos que, tras una experiencia sobrenatural, se encuentra con un niño que resulta ser él mismo de chico. Una comedia bondadosa con toques fantásticos para consumo familiar. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2023
25 de junio de 2023
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2000 se estrenaba The Kid, El chico, comedia familiar con Bruce Willis. Yo la vi en su estreno en cines, y si os soy sincero, no me acordaba de absolutamente nada. Pero eh, es Bruce Willis en una comedia familiar de Disney, por lo que me he dicho, oye, es hora de confirmar si esta película es realmente tan olvidable, porque no la recuerda ni el director, o si por el contrario ha tenido mala suerte, siendo mucho mejor de lo que recordamos todos. Bueno, los que la hemos visto.
Pues bien, debo confesar que lo primero, porque estamos ante una película insustancial, sin gracia, garra, ni nada que la haga destacar, más allá de tener a Bruce Willis como mayor reclamo, pero ni por esas se puede recomendar una película que se queda a medias de todo.
Para empezar, no hay que confundir sencillez con simplicidad, porque lo primero suena mejor que lo segundo, y también porque lo segundo denota pereza. Y sí, simplona es la palabra que me viene a la mente cuando pienso en este film del estudio del ratón. No solo por los aspectos técnicos, dignos de estreno directo a plataforma, porque esto es carne de Disney Plus, sino también por un guion conformista y perezoso.
A la película le falta mala leche y humor, ya que no te ríes en ni un solo momento, por mucho que se esfuercen sus responsables. Se agradece el intento, pero esto no es divertido ni para los más pequeños, ni para los adultos, con una cinta que no tiene claro a qué público se dirige. Ahora recuerdo porque me dejo tan frío de pequeño, y de adulto más de lo mismo, con una historia ambiciosa que no llega a buen puerto. O una cosa o la otra, porque al final les ha quedado un producto extraño y menos accesible de lo esperado.
Pero ojo, no todo es malo, ya que la película remonta en sus minutos finales, con un par de giros bastantes interesantes, pero lo hace cuando ya es demasiado tarde y nos hemos tragado casi hora y media de humor bobalicón, escenas sin chispa, y unos personajes que no enternece, por mucho que se esfuercen en ello. No es suficiente que pongan toda la carne en el asador en su desenlace, porque el resto no está a la altura, confirmándonos que el viaje no ha merecido la pena.
La banda sonora es una de cal y otra de arena, porque por un lado nos evoca a ese cine familiar de los 80 y los 90, cargado de magia y buenas intenciones, pero también satura, ya que cada dos minutos suena una melodía sentimentaloide, especialmente en los momentos supuestamente emotivos, que no son pocos, sacándonos por completo de la película, al detectar la trampa de sus responsables. Y es que a veces hay que dejar que las cosas fluyan, dando la sensación de que quieren tapar las carencias de la historia con el abuso de una banda sonora simpática, pero mal utilizada.
Y vamos a por la guinda del pastel y principal motivo por el que quizás todavía alguien recuerde esta cinta, y que no es otro que el mítico Bruce Willis. No es ningún secreto que es uno de mis actores favoritos, y creo que es un genio de la comedia, pero aquí se le nota algo sobreactuado, a la par que aburrido, como si no se creyera el proyecto y le hubiesen obligado a hacerlo. Y hablando del tema, esto último es cierto, ya que Disney tenía un contrato de tres películas con el actor, y El Chico era la tercera en discordia.
Conociendo este dato, se entienden bastantes cosas, como la extraña actuación de Willis, como si la cosa no fuera con él, poniendo su mueca de tipo pensativo y carismático en los momentos serios, pero incrédulo en los instantes supuestamente cómicos. Ojo, no digo que sea una actuación horrenda, porque el carisma del intérprete sigue ahí, pero no es una de sus mejores actuaciones, y se le nota algo desganado, consciente de que no está en una buena película.
Eso no quita que, con su presencia y protagonismo, consiga que esta comedia sea menos olvidable, porque la llega a protagonizar un actor con menos tablas y más desconocido, y hoy no se acordaría nadie de ella ni por error, así que bien ganado está cada dólar pagado el señor Willis, concretamente 20 millones de dólares, uno de los salarios más altos de la época. Ahí es nada.
En el reparto también tenemos a una desaprovechada Lily Tomlin pidiendo a gritos más minutos, a un entregado Spencer Breslin como niño protagonista, o a una dulce Emily Mortimer aguantándole el tipo al amigo Bruce. Todos ellos merecían una mejor película, desde luego.
En conclusión, estamos ante una comedia familiar de usar y tirar, con una historia mil veces vista, y que no es de extrañar que el público la haya olvidado dos décadas después, porque es fallida e insípida como ella sola. Si adoráis a Bruce Willis, os gusta el género o no tenéis otra cosa que ver… Pues aun así, hay mejor cosas por ahí. Y es una pena reconocerlo, porque tenía potencial para ser una propuesta como mínimo simpática, pero no les dio la gana, dependiendo demasiado de un Bruce Willis en su mejor momento.
En fin, chicos, es hora de crecer y olvidar, y esta película merece estar donde lo corresponde. Sí, en el cajón del olvido, también llamado catálogo de Disney Plus. No perdáis el tiempo.
Más críticas: ocioworld.net
Youtube: Javi McClane
Pues bien, debo confesar que lo primero, porque estamos ante una película insustancial, sin gracia, garra, ni nada que la haga destacar, más allá de tener a Bruce Willis como mayor reclamo, pero ni por esas se puede recomendar una película que se queda a medias de todo.
Para empezar, no hay que confundir sencillez con simplicidad, porque lo primero suena mejor que lo segundo, y también porque lo segundo denota pereza. Y sí, simplona es la palabra que me viene a la mente cuando pienso en este film del estudio del ratón. No solo por los aspectos técnicos, dignos de estreno directo a plataforma, porque esto es carne de Disney Plus, sino también por un guion conformista y perezoso.
A la película le falta mala leche y humor, ya que no te ríes en ni un solo momento, por mucho que se esfuercen sus responsables. Se agradece el intento, pero esto no es divertido ni para los más pequeños, ni para los adultos, con una cinta que no tiene claro a qué público se dirige. Ahora recuerdo porque me dejo tan frío de pequeño, y de adulto más de lo mismo, con una historia ambiciosa que no llega a buen puerto. O una cosa o la otra, porque al final les ha quedado un producto extraño y menos accesible de lo esperado.
Pero ojo, no todo es malo, ya que la película remonta en sus minutos finales, con un par de giros bastantes interesantes, pero lo hace cuando ya es demasiado tarde y nos hemos tragado casi hora y media de humor bobalicón, escenas sin chispa, y unos personajes que no enternece, por mucho que se esfuercen en ello. No es suficiente que pongan toda la carne en el asador en su desenlace, porque el resto no está a la altura, confirmándonos que el viaje no ha merecido la pena.
La banda sonora es una de cal y otra de arena, porque por un lado nos evoca a ese cine familiar de los 80 y los 90, cargado de magia y buenas intenciones, pero también satura, ya que cada dos minutos suena una melodía sentimentaloide, especialmente en los momentos supuestamente emotivos, que no son pocos, sacándonos por completo de la película, al detectar la trampa de sus responsables. Y es que a veces hay que dejar que las cosas fluyan, dando la sensación de que quieren tapar las carencias de la historia con el abuso de una banda sonora simpática, pero mal utilizada.
Y vamos a por la guinda del pastel y principal motivo por el que quizás todavía alguien recuerde esta cinta, y que no es otro que el mítico Bruce Willis. No es ningún secreto que es uno de mis actores favoritos, y creo que es un genio de la comedia, pero aquí se le nota algo sobreactuado, a la par que aburrido, como si no se creyera el proyecto y le hubiesen obligado a hacerlo. Y hablando del tema, esto último es cierto, ya que Disney tenía un contrato de tres películas con el actor, y El Chico era la tercera en discordia.
Conociendo este dato, se entienden bastantes cosas, como la extraña actuación de Willis, como si la cosa no fuera con él, poniendo su mueca de tipo pensativo y carismático en los momentos serios, pero incrédulo en los instantes supuestamente cómicos. Ojo, no digo que sea una actuación horrenda, porque el carisma del intérprete sigue ahí, pero no es una de sus mejores actuaciones, y se le nota algo desganado, consciente de que no está en una buena película.
Eso no quita que, con su presencia y protagonismo, consiga que esta comedia sea menos olvidable, porque la llega a protagonizar un actor con menos tablas y más desconocido, y hoy no se acordaría nadie de ella ni por error, así que bien ganado está cada dólar pagado el señor Willis, concretamente 20 millones de dólares, uno de los salarios más altos de la época. Ahí es nada.
En el reparto también tenemos a una desaprovechada Lily Tomlin pidiendo a gritos más minutos, a un entregado Spencer Breslin como niño protagonista, o a una dulce Emily Mortimer aguantándole el tipo al amigo Bruce. Todos ellos merecían una mejor película, desde luego.
En conclusión, estamos ante una comedia familiar de usar y tirar, con una historia mil veces vista, y que no es de extrañar que el público la haya olvidado dos décadas después, porque es fallida e insípida como ella sola. Si adoráis a Bruce Willis, os gusta el género o no tenéis otra cosa que ver… Pues aun así, hay mejor cosas por ahí. Y es una pena reconocerlo, porque tenía potencial para ser una propuesta como mínimo simpática, pero no les dio la gana, dependiendo demasiado de un Bruce Willis en su mejor momento.
En fin, chicos, es hora de crecer y olvidar, y esta película merece estar donde lo corresponde. Sí, en el cajón del olvido, también llamado catálogo de Disney Plus. No perdáis el tiempo.
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