No tenía ni idea de la existencia de ‘The Offering‘, cinta de terror de 2022 que acaba de aterrizar en nuestras salas cuando el público todavía sigue ensimismado con la olvidable ‘M3GAN‘, enterándome de su existencia (la promoción ha sido nula) por algunas reseñas. Esas mismas críticas (las que he leído o visto, porque otras han sido más entusiastas) la tildan de una prescindible propuesta de terror lastrada por el abuso de los ‘jump scares‘ (sustos repentinos), lo que es música celestial para mis oídos, porque estoy bastante harto del mal llamado ‘terror elevado’, y porque adoro los sustos, por mucho que se abuse de ellos, que ya os adelanto que aquí se abusa, y mucho. Para mí los ‘jump scares‘ son una invitación al tren de la bruja, un punto sórdido y divertido que ameniza la velada. Entiendo que tengan detractores, pero para mí, siempre suman.

Este caso no es la excepción, ya que tenemos un gran catálogo de sustos, ya sabéis, sonido a todo volumen, sábanas, espejos, funeraria… Los clásicos nunca mueren. El problema es que ese manido recurso no es suficiente para salvar una producción de terror que desaprovecha todos sus elementos, conformándose con ser una más, y creyendo que con ser accesible para el gran público (a pesar del bajo presupuesto, es una cinta claramente comercial) es más que suficiente. Viendo su taquilla, está claro que no lo ha sido, pero mejor ir por partes.

Técnicamente la película cumple, no siendo un subproducto de directo al videoclub, y notándose un esfuerzo del director por ofrecer un efectivo espectáculo de horror, con algunos momentos interesantes. El problema (otro más) es que la propuesta no da miedo en ni un solo momento, y mira que lo intenta en infinidad de ocasiones (esos ‘jump scares‘ cada dos minutos…), pero no lo consigue, y quizás el abuso de lo digital no ayude. ¿Por qué sigue insistiendo Hollywood en arruinar a sus criaturas con CGI, cuando el maquillaje de toda la vida siempre va a ser mejor? Preguntas sin respuesta, pero aquí sucede precisamente eso, ya que la amenaza no intimida en cada una de sus apariciones, impidiendo que el público lo pase mal, que entiendo que es el objetivo.

En cuanto al guion, la película presenta una interesante mitología hebrea que podría haber dado mucho más de sí, pero que se desaprovecha en un producto poco ambicioso. No se suelen ver films de terror que indaguen en dicha mitología, y es una lástima que se haya desaprovechado la oportunidad de hacer algo más logrado y no tan olvidable. Tampoco tiene mucho sentido el conflicto familiar presentado en los primeros compases, y que acapara unos veinte minutos de una cinta de hora y media (por cierto, se agradece la escueta duración, ya que la película se pasa como un suspiro), obviando este elemento en el ecuador, y dejando la sensación de que no hacía falta indagar tanto en los personajes, porque no nos caen bien y nos da exactamente igual su destino. Vamos, que la premisa es buena, pero el desarrollo no tanto, con unos estúpidos personajes que están pidiendo a gritos abandonar el mundo de los vivos.

Los actores hacen lo que pueden, como un despistado Nick Blood, convincente en las escenas dramáticas, pero perdido en el resto, y lo mismo se puede decir de Emily Wiseman. Quien sí está inspirado es un fabuloso Paul Kaye (visto en ‘Juego de Tronos‘), siendo una pena que también se le desaproveche, cuando su personaje merecía aparecer durante todo el film, ya que es el único interesante del conjunto.

En conclusión, estamos ante una cinta de terror que, sin ser un bodrio ni un aborto cinematográfico, sí que acaba siendo tan fallida como insustancial, entendiéndose que no haya hecho más ruido al ser una producción del montón. Los críticos se han quejado del abuso de los sustos, pero sin ese recurso y sin algunos detalles (la mitología presentada, Paul Kaye), esto podría haber sido una soporífera propuesta de terror, y así al menos tenemos un poco de diversión en una fiesta que acaba antes de tiempo. Podría haber sido mejor, pero también peor, por lo que mejor quedarse con eso. Otra vez será, porque creo que Abyzou (el demonio) se merece una cinta mejor. Quizás nosotros también, pero de momento, toca conformarse con ‘The Offering‘.

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