‘Gannibal’ es una serie japonesa y adaptación de un manga que se ha estrenado en Disney Plus, dando la sensación de que no existe, como si sólo la hubiese visto un servidor (aparte del público japonés, se entiende). Y es una pena, porque una vez vista su primera temporada (el final no puede estar más abierto), puedo afirmar, sin temor a equívoco, que estamos ante una estupenda y frenética serie de caníbales, que casi no da respiro al espectador, y en la que todo funciona. No es una de las mejores series de los últimos años, tampoco estoy diciendo eso, pero sí un ejemplo de como diseñar un producto destinado a entretener e inquietar a partes iguales.

Y es que ‘Gannibal‘ es una serie claramente comercial, siendo una absoluta sorpresa para mí, ya que esperaba un producto más reposado y cocinado a fuego lento, cuando es junto todo lo contrario, con un segundo episodio que ya pone toda la carne en el asador (nunca mejor dicho), y dando la sensación de que todo va a terminar ahí. Pero la trama sigue, regalando una serie de giros sorpresa al final de sus episodios para mantener enganchados a los espectadores. Y vaya si lo hace.

Y es que esta historia de caníbales está muy bien orquestada, manteniendo el interés con una historia en la que quizás se peque de predecible respecto a la identidad de los villanos, pero que tiene los suficientes elementos para mantener la atención del espectador, en lo que es la clásica serie de misterio en un pueblo plagado de secretos. Por otro lado, no todo son efectismos para intentar sorprender al público, ya que hay episodios que psicológicamente te atormentan, como es el caso del cuarto, en el que los personajes con doble cara dan más pavor que los que ya sabes por dónde te van a venir. Y es que esta serie juega muy bien con el terror físico (esas apariciones…) y el psicológico, no dejando indiferente.

Si a eso le añadimos un trabajo técnico magistral (es increíble el nivel de cuidado y detalle), con unos planos secuencia que quitan el hipo (atención al tercer episodio), y un reparto totalmente entregado a la causa (desde el protagonista, repleto de matices, hasta los enigmáticos secundarios), nos queda una efectiva propuesta que ha pasado injustamente desapercibida, siendo muy superior a otras producciones más laureadas y mereciendo mucha más atención. Es posible que sólo el público japonés le haya dado esa merecida oportunidad, pero espero que tenga segunda temporada, porque estamos ante una de esas series que sí te invitan a darle play al siguiente capítulo. ¿Cuántas series pueden alardear de eso? Nada más que añadir, señoría. Hincadle el diente… nunca mejor dicho.

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