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Voto de PierPuccini:
10

Voto de PierPuccini:
10
5,7
6.008
Acción
Tras la marcha temporal de Connery, el actor australiano George Lazenby toma el relevo en esta nueva aventura del agente británico 007, que en esta ocasión se asocia a un mafioso -con una atractiva hija Tracy Di Vicenzo (Diana Rigg)-, para unir sus fuerzas en la lucha contra la malvada organización Spectra. Ambientada en los alpes suizos, el malvado Stavro Blofeld (Telly Savalas) amenaza al mundo entero con un ambicioso plan: lanzar una ... [+]
16 de agosto de 2006
16 de agosto de 2006
36 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Bond continúa su investigación, siguiendo el paradero de Ernst Stavro Blofeld, y descubrirá su intención de amenazar la salud y la economía global utilizando a un grupo de mujeres o “ángeles de la muerte”.
Otra obra maestra indisputable dentro de la serie Bond, dirigida por Peter Hunt, el antiguo editor de la serie, quien logra el más fiel acercamiento a la novela de Ian Fleming, con guión de Richard Maibaum, y presentando por primera vez un nuevo rostro para el agente 007, el antiguo modelo masculino y vendedor de autos australiano George Lazenby, sin una formación dramática previa, pero llenando los zapatos del gran Sean Connery con una acertada interpretación, que para el epilogo requirió una emotividad jamás vista en el personaje.
John Barry compone tal vez su mejor partitura hasta la fecha, contando con una versión instrumental para los memorables títulos de Maurice Binder y escribiendo junto a Hal David la bellísima e imperecedera balada romántica que simboliza perfectamente la unión del solitario James Bond y su atormentada amante Tracy, “We have all the time in the world” interpretada por un inspirado Louis Armstrong. Tristemente esta seria la ultima canción que grabaría antes de fallecer.
Michael Reed consigue una de los mejores trabajos fotográficos en la serie, apoyado por el fastuoso diseño de producción de Syd Cain y la fotografía aérea de Johnny Jordan, veterano de la serie, quien perdería una pierna en la secuencia “Little Nellie” del anterior film. Regresa John Stears como supervisor de efectos visuales, y como nueva adición se encuentra John Glen, a cargo de la elaborada segunda edición y montaje.
Los momentos memorables son incontables en esta cinta, destacando el fascinante prologo, donde hace su entrada el nuevo Bond, observando directamente a la cámara y pronuncia un rotundo: “This never happened to the other fellow”, haciendo una jocosa referencia al cambio de actores; o el, por mucho, devastador epilogo, en que el pasado de James Bond regresa para cobrar la maldición a la que deberá acostumbrarse por los días que le queden de vida, indiferente al dolor abismal que experimente su atormentada y recóndita alma.
Obviando las increíbles escenas de acción a las que estamos acostumbrados, esta es la cinta más sensible y humana que se conoce sobre el personaje más grande de todos los tiempos, un personaje de sueños y placeres improbables, pero no imposibles, un arquetípico héroe de la modernidad, y de todos los tiempos, un hombre cuyo trabajo es apostar su vida bajo el acoso de ambiciosas mentes diabólicas, y de surcar miles de peligrosas aventuras alrededor del planeta, salvando el día sin que se le premie, y llevándose a una hermosa damisela a una confortable cama, y bebiendo champagne Bollinger, o un Martini, agitado, pero no revuelto.
Pierluigi Puccini
James Bond Fan
Otra obra maestra indisputable dentro de la serie Bond, dirigida por Peter Hunt, el antiguo editor de la serie, quien logra el más fiel acercamiento a la novela de Ian Fleming, con guión de Richard Maibaum, y presentando por primera vez un nuevo rostro para el agente 007, el antiguo modelo masculino y vendedor de autos australiano George Lazenby, sin una formación dramática previa, pero llenando los zapatos del gran Sean Connery con una acertada interpretación, que para el epilogo requirió una emotividad jamás vista en el personaje.
John Barry compone tal vez su mejor partitura hasta la fecha, contando con una versión instrumental para los memorables títulos de Maurice Binder y escribiendo junto a Hal David la bellísima e imperecedera balada romántica que simboliza perfectamente la unión del solitario James Bond y su atormentada amante Tracy, “We have all the time in the world” interpretada por un inspirado Louis Armstrong. Tristemente esta seria la ultima canción que grabaría antes de fallecer.
Michael Reed consigue una de los mejores trabajos fotográficos en la serie, apoyado por el fastuoso diseño de producción de Syd Cain y la fotografía aérea de Johnny Jordan, veterano de la serie, quien perdería una pierna en la secuencia “Little Nellie” del anterior film. Regresa John Stears como supervisor de efectos visuales, y como nueva adición se encuentra John Glen, a cargo de la elaborada segunda edición y montaje.
Los momentos memorables son incontables en esta cinta, destacando el fascinante prologo, donde hace su entrada el nuevo Bond, observando directamente a la cámara y pronuncia un rotundo: “This never happened to the other fellow”, haciendo una jocosa referencia al cambio de actores; o el, por mucho, devastador epilogo, en que el pasado de James Bond regresa para cobrar la maldición a la que deberá acostumbrarse por los días que le queden de vida, indiferente al dolor abismal que experimente su atormentada y recóndita alma.
Obviando las increíbles escenas de acción a las que estamos acostumbrados, esta es la cinta más sensible y humana que se conoce sobre el personaje más grande de todos los tiempos, un personaje de sueños y placeres improbables, pero no imposibles, un arquetípico héroe de la modernidad, y de todos los tiempos, un hombre cuyo trabajo es apostar su vida bajo el acoso de ambiciosas mentes diabólicas, y de surcar miles de peligrosas aventuras alrededor del planeta, salvando el día sin que se le premie, y llevándose a una hermosa damisela a una confortable cama, y bebiendo champagne Bollinger, o un Martini, agitado, pero no revuelto.
Pierluigi Puccini
James Bond Fan