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Voto de sinuhe66:
8

Voto de sinuhe66:
8
6,5
585
4 de febrero de 2012
4 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarenta y tres años después de que Hitchcock estrenase "Los 39 escalones", el cineasta australiano Don Sharp dirigía con mucho oficio un más que estimable remake.
Además del protagonista, interpretado por el expresivo Robert Powell, destaca en el film la intervención de David Warner, "villano" habitual en un gran número de producciones británicas.
El acierto en la elección de exteriores (en su mayoría escocesas) y lo trepidante del ritmo -que, en ocasiones, la pone en relación con la mismísima "Con la muerte en los talones" también hitchcockiana-, la convierten en un film brillante y nada desdeñable.
Inevitablemente comparada con el original de Hitchcock, debo señalar que, no obstante mi devoción por el "mago del suspense", la versión de Sharp la supera al menos en ritmo y en diseño de producción, dejando para la posteridad alguna escena memorable como la del Big Ben.
Además del protagonista, interpretado por el expresivo Robert Powell, destaca en el film la intervención de David Warner, "villano" habitual en un gran número de producciones británicas.
El acierto en la elección de exteriores (en su mayoría escocesas) y lo trepidante del ritmo -que, en ocasiones, la pone en relación con la mismísima "Con la muerte en los talones" también hitchcockiana-, la convierten en un film brillante y nada desdeñable.
Inevitablemente comparada con el original de Hitchcock, debo señalar que, no obstante mi devoción por el "mago del suspense", la versión de Sharp la supera al menos en ritmo y en diseño de producción, dejando para la posteridad alguna escena memorable como la del Big Ben.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En cuanto al argumento, basta con señalar que Richard Hanney, un caballero sudafricano de visita en Londres, recibe un insólito legado de un vecino desconocido: la información confidencial que revela la existencia de un complot internacional para asesinar al primer ministro griego en la propia capital británica.
Cuando su vecino es apuñalado en la estación del ferrocarril, Hanney le sostiene antes de que caiga al suelo y es tomado por su asesino. Esta escena constituye un homenaje en toda regla a aquélla en la que Cary Grant protagonizaba un episodio similar en el edificio de la ONU dentro de la ya citada "Con la muerte en los talones".
También, como en este caso, Hanney se verá obligado a huir, perseguido tanto por las autoridades que le creen un asesino como por los agentes extranjeros (en este caso prusianos) que se hallan detrás del complot.
Cuando su vecino es apuñalado en la estación del ferrocarril, Hanney le sostiene antes de que caiga al suelo y es tomado por su asesino. Esta escena constituye un homenaje en toda regla a aquélla en la que Cary Grant protagonizaba un episodio similar en el edificio de la ONU dentro de la ya citada "Con la muerte en los talones".
También, como en este caso, Hanney se verá obligado a huir, perseguido tanto por las autoridades que le creen un asesino como por los agentes extranjeros (en este caso prusianos) que se hallan detrás del complot.