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Voto de Messer E Vork:
6

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6.003
Comedia
Agustín Valverde (Paco Martínez Soria), viudo y hacendado aragonés, decide dejar el pueblo y marchar a Madrid, a instalarse en casa de su hijo médico (Eduardo Fajardo) y su nuera (Doris Coll), emigrados ambos del pueblo. A ella ahora todo el mundo la llama Luchy, desde que consiguiera su nueva vida en la capital y una brillante posición social debido al prestigio médico de su marido. Pero al llegar a Madrid, el 'tío' Agustín, que así le ... [+]
17 de septiembre de 2012
17 de septiembre de 2012
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es curiosa a veces. He visitado a mi abuela muchísimas veces y he visto con ella multitud de películas cómicas españolas de entre 1950' y 1980', con especial predilección por las de Paco Martínez Soria, que eran de sus favoritas. Sin embargo, nunca vi la ópera prima del cómico aragonés, la que inaugura la saga de su arquetipo de publerino tosco y sabio en el fondo. Es muy posible que creyera que ya la había visto (después de todo la fórmula del pueblerino enfrentado a los usos y costumbres de la gran urbe fue usada en bastantes ocasiones a lo largo de su filmografía y en la de otros actores de similar porte), pero enseguida me di cuenta de que no.
Todo empieza con una introducción negativa de lo que es la vida en la ciudad: compras, prisas, etc. Luego pasamos a un pueblecito tópicamente sano e idealizado en el que Soria es querido y apreciado por todos gracias a su carácter entrañable, a su simpatía... y a los fajos de billetes y los regalos que reparte a manos llenas. Un día, para consternación de sus vecinos, decide marcharse a la gran ciudad para vivir con su hijo y su familia, dando así inicio al consabido choque social-generacional. Su hijo es un adinerado y respetado médico, buena persona, pero más soso que el papel mojado y excesivamente centrado en el trabajo; su nuera reniega de sus orígenes humildes para codearse con frívolas nobles y además está siendo tentada por un enamorado secreto; y su nieta sencillamente es una "moderna", aunque blandita (cómo se nota que lo moderno todavía no era una amenaza, solo jóvenes algo pasotas que bailan raro y escuchan música extranjera rara; en futuras películas la imagen será la de gorrones, vagos, ridículos y promiscuos, como en aquella delirante cinta de los 70' en la que Antonio Garisa buscaba a toda costa un descendiente varón). Ah, y también está la criada (Gracita Morales), con sus propios problemas. Paco Martínez Soria será así el encargado de desfacer los entueros y de poner a todo el mundo por el buen camino (spoiler).
Hubiera querido poder ver esta película con mi abuela. Yo y todos la echamos mucho de menos y con razón. Espero que, donde quiera que esté, lo sepa.
¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨
Más críticas en:
https://unblogacincoalturas.wordpress.com/
Todo empieza con una introducción negativa de lo que es la vida en la ciudad: compras, prisas, etc. Luego pasamos a un pueblecito tópicamente sano e idealizado en el que Soria es querido y apreciado por todos gracias a su carácter entrañable, a su simpatía... y a los fajos de billetes y los regalos que reparte a manos llenas. Un día, para consternación de sus vecinos, decide marcharse a la gran ciudad para vivir con su hijo y su familia, dando así inicio al consabido choque social-generacional. Su hijo es un adinerado y respetado médico, buena persona, pero más soso que el papel mojado y excesivamente centrado en el trabajo; su nuera reniega de sus orígenes humildes para codearse con frívolas nobles y además está siendo tentada por un enamorado secreto; y su nieta sencillamente es una "moderna", aunque blandita (cómo se nota que lo moderno todavía no era una amenaza, solo jóvenes algo pasotas que bailan raro y escuchan música extranjera rara; en futuras películas la imagen será la de gorrones, vagos, ridículos y promiscuos, como en aquella delirante cinta de los 70' en la que Antonio Garisa buscaba a toda costa un descendiente varón). Ah, y también está la criada (Gracita Morales), con sus propios problemas. Paco Martínez Soria será así el encargado de desfacer los entueros y de poner a todo el mundo por el buen camino (spoiler).
Hubiera querido poder ver esta película con mi abuela. Yo y todos la echamos mucho de menos y con razón. Espero que, donde quiera que esté, lo sepa.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Siendo como es una comedia y de la España de los años 50, el problema principal no iba a tener muchas aristas. El doctor es buena persona y quiere a su mujer, pero el trabajo le absorve demasiado tiempo; la esposa es buena persona y quiere a su marido, pero se ve demasiado abandonada por él y eso la hace débil ante la tentación. La hija, directamente, no tiene una trama sino una mera frase, en la que dice que está enamorada del ayudante de su padre, quien a su vez está pretendiendo a su madre. En fin, supongo que teniendo en cuenta la época, la mera insinuación de un posible triánguloso amoroso con una hija y una madre en los vértices ya era lo suficientemente escandalosa y que por ello dejaran esa posible trama sin desarrollar.
También son propios de su época los métodos que emplea Paco Martínez Soria para dar solución a los problemas. A su hijo le aconseja que pase más tiempo con su mujer, pero éste no está muy por la labor, ya que considera que trabajando mucho y ganando mucho dinero está haciendo algo bueno por su familia. Y Don Paco no le presiona más. Ahora, con su nuera es otra cosa. Ahí ya no habla, sino que actúa. Expulsa de casa a sus amigas aristócratas (que la animaban a ser infiel), espía sus movimientos, intercepta la llamada clave y finalmente se adelanta a ella y se presenta en el restaurante, poniendo en fuga al pretendiente. Pero cuando la nuera llega, después de echarle el rapapolvo de rigor, él se muestra indulgente, le perdona su flaqueza y le promete no delatarla, porque al fin y al cabo "no ha pasado nada". Lógico, ésta comedia no iba a acabar con un matrimonio roto. Ni desgraciado tampoco, porque cuando ambos regresan a casa aparece el marido, quien milagrosamente ha obtenido tiempo libre y quiere pasarlo con su mujer. Y tenemos que creernos que se arregla todo. A mí me da que eso es ganar tiempo, pero bueno...
Otra muestra de la mentalidad de los tiempos es cuando Paco Martínez Soria se percata de que la criada está embarazada y, ni corto ni perezoso, se hace pasar por su padre para obligar al que le preñó (Alfredo Landa en el papel de carnicero pusilánime) a pasar por la vicaría. El matrimonio se instala en casa de los señores de ella y enseguida comienzan a gorronear, hasta que finalmente se marchan a su propio piso porque él está celoso del cartero, del butanero.... de todo aquel que hable con su mujercita, y también de que ella no cocine solo para él. Y ella encantada de verle celoso, porque lo ve como demostración de amor (esta concepción de los celos no ha cambiado tanto como parece, no).
También son propios de su época los métodos que emplea Paco Martínez Soria para dar solución a los problemas. A su hijo le aconseja que pase más tiempo con su mujer, pero éste no está muy por la labor, ya que considera que trabajando mucho y ganando mucho dinero está haciendo algo bueno por su familia. Y Don Paco no le presiona más. Ahora, con su nuera es otra cosa. Ahí ya no habla, sino que actúa. Expulsa de casa a sus amigas aristócratas (que la animaban a ser infiel), espía sus movimientos, intercepta la llamada clave y finalmente se adelanta a ella y se presenta en el restaurante, poniendo en fuga al pretendiente. Pero cuando la nuera llega, después de echarle el rapapolvo de rigor, él se muestra indulgente, le perdona su flaqueza y le promete no delatarla, porque al fin y al cabo "no ha pasado nada". Lógico, ésta comedia no iba a acabar con un matrimonio roto. Ni desgraciado tampoco, porque cuando ambos regresan a casa aparece el marido, quien milagrosamente ha obtenido tiempo libre y quiere pasarlo con su mujer. Y tenemos que creernos que se arregla todo. A mí me da que eso es ganar tiempo, pero bueno...
Otra muestra de la mentalidad de los tiempos es cuando Paco Martínez Soria se percata de que la criada está embarazada y, ni corto ni perezoso, se hace pasar por su padre para obligar al que le preñó (Alfredo Landa en el papel de carnicero pusilánime) a pasar por la vicaría. El matrimonio se instala en casa de los señores de ella y enseguida comienzan a gorronear, hasta que finalmente se marchan a su propio piso porque él está celoso del cartero, del butanero.... de todo aquel que hable con su mujercita, y también de que ella no cocine solo para él. Y ella encantada de verle celoso, porque lo ve como demostración de amor (esta concepción de los celos no ha cambiado tanto como parece, no).