Una serie entretenida, con un argumento sencillo y algo plano, que, en su concepción, guarda bastantes similitudes con los Siete Reinos de Juego de Tronos. A diferencia de la serie de HBO, esta serie de Netflix es una serie enfocada al público más infantil o juvenil de la casa.

La animación de la serie, sin ser extraordinaria, está a un nivel aceptable y cumple. Los episodios son más bien cortos, y tienen poca profundidad. Todo el relato de la serie está pintado a brochazos, sin demasiada profundidad, buscando la complicidad de los más jóvenes de la casa.

Así, la historia es un cúmulo de tópicazos, a pesar de lo cual, se soporta, porque es ligera, no engaña, y no pretende otra cosa que entretener a los más jóvenes, con unos personajes simpáticos, que se van perfilando ligeramente a lo largo de los 8 episodios de esta primera temporada. Quizás, se echa en falta un poco más de complejidad narrativa, incluso para el publico mas joven, y que los personajes tengan mas matices (aquí casi todos son, o buenos buenísimos, o malos malísimos, apenas hay término medio).

Lo que ves en el primer episodio, es lo que te vas a encontrar a lo largo de toda la serie, para bien o para mal. El que busque a su alrededor, un relato adulto, se encontrará con que se ha equivocado de serie. Esta serie es para los más jóvenes de la casa.

Todo queda abierto para una segunda temporada.