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Voto de Spark:
5

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5
7,1
21.907
28 de marzo de 2025
28 de marzo de 2025
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Reconozco que tal vez se deba a que el cine de Darren Aronofsky ("Requiem por un sueño" (2000), "La fuente de la vida" (2006), "Noé" (2014)) me resulta aceptable sin más (tan solo "Cisne negro" (2010) me resulta un film notable, pero eso se debe más bien a la actuación inconmensurable de Natalie Portman en aquel largo... que algo más a nivel argumental que ésta que nos ocupa sí daba) pero esta "La ballena" me ha parecido un film dramático bastante rutinario, apocado y ramplón que Brendan Fraser rescata de hacer aguas por completo.
Un profesor universitario con obesidad mórbida (Fraser) da clases online sin dar la cara a sus alumnos mientras que va recibiendo en su casa a amigos, familiares y demás. Allegados con los que trata de hacer las paces o enmendar errores. Sin embargo en "La ballena" no hay un personaje en el que veamos tribulaciones y combates emocionales y físicos por causa de su enfermedad (un solo episodio de "Mi vida con 300 kilos" va ser más ilustrativo, desafiante y sensible para con el espectador) ni un empuje aguerrido de su personaje por enmendar su verdadera situación crucial. No, y ya podría aprender "La ballena" de "Cisne negro" a la hora de navegar por unos acontecimientos resolutivos, humanos y curiosos. Ya que "La ballena" se dedica a que veamos deambular a este personaje entre charla y charla que no hace evolucionar ni a un solo personaje. Como ha dicho otra crítica por aquí, es un drama costumbrista de lo más simplista, que trata de que el espectador sienta pena al ver al personaje pegarse atracones de comida o al ser ninguneado (y hasta maltratado) por sus allegados. Sin embargo no hay durante estos acontecimientos una construcción del personaje principal que muestre una personalidad diversificada y honesta. Y esto no se debe a la magnífica actuación de Fraser (aunque en opinión de quien esto escribe, más oscarizable estuvo ese año Colin Farrell en "Almas en pena de Inisherin") que dota a su rol de sensibilidad y singularidad, se debe a un libreto que suelta algún tópico que otro para generar lástima (todo lo que dejan caer los personajes sobre su pasado amoroso y demás) pero que no los ejecuta en pantalla con complicidad y franqueza para con el espectador.
Un problema que se debe a la elección de adaptar al milímetro una obra teatral que en el caso de un teatro tiene las limitaciones que tiene (que tiene que dejar a un personaje describir escenas del pasado y no puede mostrarlas en flashbacks, o que se tiene que limitar a unas cuatro paredes) pero que para un lenguaje cinematográfico se puede quedar corta sino se enriquece con otros detalles propios de la gran pantalla que nos impliquen a nivel audiovisual. Pero "La ballena" no elige hacerse un "Amadeus" (1984), un "Chicago" (2002) o un "Un tranvía llamado deseo" (1951) y ampliar sus miras. Más bien escoge hacerse un "Los chicos de la banda" (2020), un "Fences" (2016) o un "Agosto" (2013). Y esto es un producto constreñido y rutinario. Que en su puesta en escena cumple con creces en su único escenario de tenue e inquietante iluminación (que se ajusta de forma formidable al sentir de su protagonista) pero que no sale de esas cuidadas cuatro paredes llenas de pertinentes elementos escénicos y con una caracterización maravillosa en el personaje de Fraser (actor que demás ganó mucho peso para este rol, pero evidentemente también lleva un traje y un maquillaje imperceptibles). Y la realización de Aronofsky en sus planos es activa y orgánica, pero tampoco aporta planos que eleven la experiencia audiovisual a lo "Cisne negro". La banda sonora por su parte es obviable a todas luces.
En fin, es un metraje que solo merece la pena por la labor actoral de su protagonista que da un puntito de carisma y mucha cercanía a su papel de obeso mórbido. Pero ni su rol ni el de los secundarios ("la amiga incondicional", "la adolescente rebelde", "el religioso homófobo") se salen de los estereotipos más superficiales y usuales. Desde luego "Mar Adentro" (2004) no es (y lo pudo haber sido). Tampoco me resulta un film infumable (a lo otras cintas de Aronofsky como "El luchador" (2008) o "Madre" (2017)) ni un desastre de adaptación teatral al celuloide como "Cats" (2019), pues "La ballena" navega por sus derroteros con cierto compás ágil, pero que no me digan que es una cinta notable basada en una obra teatral que para eso tenemos a "Amadeus" o a "Algunos hombres buenos" (1992). "La ballena" es más bien equiparable a "Agosto", "Un dios salvaje" (2011), "La duda" (2008) o "La madre del Blues" (2020). Solo indispensable para incondicionales de Darren Aronofky y los muy fans de Brendan Fraser.
Lo mejor: La actuación de Fraser (aunque ha tenido papeles más versátiles y curiosos con los que trabajar. Y no me refiero a sus taquillazos de palomitas sino a "Colegio privado" (1992) o a la reciente "Doom Patrol" (2019-23)).
Lo peor: Su guion adaptado.
Un profesor universitario con obesidad mórbida (Fraser) da clases online sin dar la cara a sus alumnos mientras que va recibiendo en su casa a amigos, familiares y demás. Allegados con los que trata de hacer las paces o enmendar errores. Sin embargo en "La ballena" no hay un personaje en el que veamos tribulaciones y combates emocionales y físicos por causa de su enfermedad (un solo episodio de "Mi vida con 300 kilos" va ser más ilustrativo, desafiante y sensible para con el espectador) ni un empuje aguerrido de su personaje por enmendar su verdadera situación crucial. No, y ya podría aprender "La ballena" de "Cisne negro" a la hora de navegar por unos acontecimientos resolutivos, humanos y curiosos. Ya que "La ballena" se dedica a que veamos deambular a este personaje entre charla y charla que no hace evolucionar ni a un solo personaje. Como ha dicho otra crítica por aquí, es un drama costumbrista de lo más simplista, que trata de que el espectador sienta pena al ver al personaje pegarse atracones de comida o al ser ninguneado (y hasta maltratado) por sus allegados. Sin embargo no hay durante estos acontecimientos una construcción del personaje principal que muestre una personalidad diversificada y honesta. Y esto no se debe a la magnífica actuación de Fraser (aunque en opinión de quien esto escribe, más oscarizable estuvo ese año Colin Farrell en "Almas en pena de Inisherin") que dota a su rol de sensibilidad y singularidad, se debe a un libreto que suelta algún tópico que otro para generar lástima (todo lo que dejan caer los personajes sobre su pasado amoroso y demás) pero que no los ejecuta en pantalla con complicidad y franqueza para con el espectador.
Un problema que se debe a la elección de adaptar al milímetro una obra teatral que en el caso de un teatro tiene las limitaciones que tiene (que tiene que dejar a un personaje describir escenas del pasado y no puede mostrarlas en flashbacks, o que se tiene que limitar a unas cuatro paredes) pero que para un lenguaje cinematográfico se puede quedar corta sino se enriquece con otros detalles propios de la gran pantalla que nos impliquen a nivel audiovisual. Pero "La ballena" no elige hacerse un "Amadeus" (1984), un "Chicago" (2002) o un "Un tranvía llamado deseo" (1951) y ampliar sus miras. Más bien escoge hacerse un "Los chicos de la banda" (2020), un "Fences" (2016) o un "Agosto" (2013). Y esto es un producto constreñido y rutinario. Que en su puesta en escena cumple con creces en su único escenario de tenue e inquietante iluminación (que se ajusta de forma formidable al sentir de su protagonista) pero que no sale de esas cuidadas cuatro paredes llenas de pertinentes elementos escénicos y con una caracterización maravillosa en el personaje de Fraser (actor que demás ganó mucho peso para este rol, pero evidentemente también lleva un traje y un maquillaje imperceptibles). Y la realización de Aronofsky en sus planos es activa y orgánica, pero tampoco aporta planos que eleven la experiencia audiovisual a lo "Cisne negro". La banda sonora por su parte es obviable a todas luces.
En fin, es un metraje que solo merece la pena por la labor actoral de su protagonista que da un puntito de carisma y mucha cercanía a su papel de obeso mórbido. Pero ni su rol ni el de los secundarios ("la amiga incondicional", "la adolescente rebelde", "el religioso homófobo") se salen de los estereotipos más superficiales y usuales. Desde luego "Mar Adentro" (2004) no es (y lo pudo haber sido). Tampoco me resulta un film infumable (a lo otras cintas de Aronofsky como "El luchador" (2008) o "Madre" (2017)) ni un desastre de adaptación teatral al celuloide como "Cats" (2019), pues "La ballena" navega por sus derroteros con cierto compás ágil, pero que no me digan que es una cinta notable basada en una obra teatral que para eso tenemos a "Amadeus" o a "Algunos hombres buenos" (1992). "La ballena" es más bien equiparable a "Agosto", "Un dios salvaje" (2011), "La duda" (2008) o "La madre del Blues" (2020). Solo indispensable para incondicionales de Darren Aronofky y los muy fans de Brendan Fraser.
Lo mejor: La actuación de Fraser (aunque ha tenido papeles más versátiles y curiosos con los que trabajar. Y no me refiero a sus taquillazos de palomitas sino a "Colegio privado" (1992) o a la reciente "Doom Patrol" (2019-23)).
Lo peor: Su guion adaptado.