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Voto de Biopunk:
9

Voto de Biopunk:
9
2019 

Michelle King (Creadora), Robert King (Creador) ...
6,6
1.204
Serie de TV. Drama. Terror
Serie de TV (2019-2024). 4 temporadas. Una psicóloga algo escéptica se une a un aprendiz de reverendo y a un constructor para investigar supuestos milagros, posesiones demoníacas y otros sucesos extraordinarios para comprobar si tras ellos existe algún tipo de explicación científica o si, por el contrario, se trata realmente de eventos sobrenaturales. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2023
19 de octubre de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delirante, absurda, caótica, hilarante, provocativa… ‘Evil’ es una serie única en su especie, una locura donde a veces nada tiene sentido y aún así no puedes apartar la mirada, pues resulta diabólicamente divertida.
¿Cómo definirla? Sobre el papel, al menos inicialmente, es una ‘X-Files’ sobre diablos, milagros, profetas y otros menesteres sobrenaturales religiosos. El grupo de investigadores lo forma el creyente que aportará el punto de vista sobrenatural, la agnóstica que expondrá un análisis psicológico, y el escéptico técnico informático que buscará sin descanso la explicación racional.
La primera temporada más o menos sigue la línea de caso semanal y explicaciones para todos los gustos, mientras en las siguientes comienza a descontrolarse el asunto. Cada vez resulta todo más excéntrico y surrealista, un carnaval de diablos de todo tipo paseándose por ahí, pesadillas a tutiplén, alucinaciones, seres grotescos, casos que pueden ir desde el mal latente de las redes sociales o leyendas modernas de internet a demonios milenarios y rituales de canibalismo, mientras se desarrolla una trama principal tan estremecedora y fascinante como ridícula, que incluye conspiraciones mundiales de clanes satánicos o subdivisiones secretas del Vaticano.
Lo mejor de todo es que dentro de ese caos a su vez parece reinar una armonía indiscutible. Según avanzan las temporadas la serie vuelve sobre sus pasos, recupera misterios pasados que parecían olvidados y poco a poco va enlazando todo de forma brillante. El diablo está en los detalles.
Otro elemento que ayuda a la divina calidad de este espectáculo televisivo es la intro, tanto la corta de las dos primeras temporadas como la posterior, más extensa, de esas que simplemente nunca te saltas. A mayores nos deleita con cortas escenas donde se nos describe el tema central del episodio mediante un libro de imágenes desplegables, toda una maravilla visual, aparte de original. Esto último se introduce en la segunda temporada.
El siguiente punto positivo son los personajes, excelentes, no hay uno malo, hasta las niñas me resultan simpáticas, más listas que nadie. Destacan especialmente dos personajes en concreto gracias a las sublimes interpretaciones de quienes los encarnan, Katja Herbers y Michael Emerson. De verdad, inconmensurables. Emerson es el villano principal y es una completa locura, un psicópata maligno que se mueve entre lo despreciable, lo pícaro o lo diabólico, maestro manipulador a veces siniestro y otras jocoso; nunca nadie se lo pasó tan bien haciendo de pirado satánico. Herbers, por su parte, eleva el personaje porque actúa muy bien; lo clava en los momentos dramáticos, cómicos, terroríficos, granujas… Impecable. Igualmente no hay que desmerecer al resto, pues Mike Colter y Aasif Mandvi destilan carisma, mientras Christine Lahti resulta tan enigmática como odiosa. Por otro lado, secundarios como la monja que ve diablos (Andrea Martin) o el padre Ignatius (Wallace Shawn) se ganan nuestra simpatía inmediata.
La cuarta temporada centra su atención en la relación del mal con la ciencia y la tecnología. Los 4 últimos episodios, destinados a dar un desenlace a la serie, exploran los miedos del ser humano, reflexionan sobre las relaciones, el mundo que nos rodea, el sentido de todo, sin perder el toque humorístico y atando los principales misterios pendientes.
Gran sorpresa televisiva de manos del matrimonio King, poco conocida además. Animo a todo el mundo a que la vea, preferiblemente de noche, pues no deja de ser una especie de galería del horror.
¿Cómo definirla? Sobre el papel, al menos inicialmente, es una ‘X-Files’ sobre diablos, milagros, profetas y otros menesteres sobrenaturales religiosos. El grupo de investigadores lo forma el creyente que aportará el punto de vista sobrenatural, la agnóstica que expondrá un análisis psicológico, y el escéptico técnico informático que buscará sin descanso la explicación racional.
La primera temporada más o menos sigue la línea de caso semanal y explicaciones para todos los gustos, mientras en las siguientes comienza a descontrolarse el asunto. Cada vez resulta todo más excéntrico y surrealista, un carnaval de diablos de todo tipo paseándose por ahí, pesadillas a tutiplén, alucinaciones, seres grotescos, casos que pueden ir desde el mal latente de las redes sociales o leyendas modernas de internet a demonios milenarios y rituales de canibalismo, mientras se desarrolla una trama principal tan estremecedora y fascinante como ridícula, que incluye conspiraciones mundiales de clanes satánicos o subdivisiones secretas del Vaticano.
Lo mejor de todo es que dentro de ese caos a su vez parece reinar una armonía indiscutible. Según avanzan las temporadas la serie vuelve sobre sus pasos, recupera misterios pasados que parecían olvidados y poco a poco va enlazando todo de forma brillante. El diablo está en los detalles.
Otro elemento que ayuda a la divina calidad de este espectáculo televisivo es la intro, tanto la corta de las dos primeras temporadas como la posterior, más extensa, de esas que simplemente nunca te saltas. A mayores nos deleita con cortas escenas donde se nos describe el tema central del episodio mediante un libro de imágenes desplegables, toda una maravilla visual, aparte de original. Esto último se introduce en la segunda temporada.
El siguiente punto positivo son los personajes, excelentes, no hay uno malo, hasta las niñas me resultan simpáticas, más listas que nadie. Destacan especialmente dos personajes en concreto gracias a las sublimes interpretaciones de quienes los encarnan, Katja Herbers y Michael Emerson. De verdad, inconmensurables. Emerson es el villano principal y es una completa locura, un psicópata maligno que se mueve entre lo despreciable, lo pícaro o lo diabólico, maestro manipulador a veces siniestro y otras jocoso; nunca nadie se lo pasó tan bien haciendo de pirado satánico. Herbers, por su parte, eleva el personaje porque actúa muy bien; lo clava en los momentos dramáticos, cómicos, terroríficos, granujas… Impecable. Igualmente no hay que desmerecer al resto, pues Mike Colter y Aasif Mandvi destilan carisma, mientras Christine Lahti resulta tan enigmática como odiosa. Por otro lado, secundarios como la monja que ve diablos (Andrea Martin) o el padre Ignatius (Wallace Shawn) se ganan nuestra simpatía inmediata.
La cuarta temporada centra su atención en la relación del mal con la ciencia y la tecnología. Los 4 últimos episodios, destinados a dar un desenlace a la serie, exploran los miedos del ser humano, reflexionan sobre las relaciones, el mundo que nos rodea, el sentido de todo, sin perder el toque humorístico y atando los principales misterios pendientes.
Gran sorpresa televisiva de manos del matrimonio King, poco conocida además. Animo a todo el mundo a que la vea, preferiblemente de noche, pues no deja de ser una especie de galería del horror.