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Voto de Biopunk:
6

Voto de Biopunk:
6
6,5
11.746
21 de abril de 2024
21 de abril de 2024
197 de 262 usuarios han encontrado esta crítica útil
—Damas y caballeros, bienvenidos a la charla nocturna en la que intentaremos encontrar una explicación a lo ocurrido en el siniestro «Late Night with the Devil». ¿Se contactó con el diablo esa noche? ¿Existe una explicación oculta incluso más terrorífica? ¿O era todo mentira? Para desentrañar la verdad tras el suceso, contaremos con tres invitados excepcionales. Se lo advierto, el último les volará la cabeza con su interpretación de los sucesos. Todo ello aquí, en Búhos Nocturnos, tras una breve pausa para la publicidad.
[…]
—Estamos de vuelta, queridos espectadores. Sin más dilación, demos paso a nuestro primer invitado, el señor Escéptico, un aplauso para él —dice el presentador mientras Escéptico entra con cara de pocos amigos y se sienta con el ceño fruncido—. Es un placer tenerle aquí con nosotros esta noche, señor Escéptico. ¿Cómo se encuentra?
—Aburrido. Estoy cansado del efectismo barato de los programas actuales, un burdo espectáculo realizado para un público crédulo y estúpido. —El público lo abuchea—. Hoy expondré una vez más los sencillos trucos de los ilusionistas de la televisión.
—Se lo digo, estamos todos deseando escuchar cómo explica los extraordinarios sucesos que presenciamos. —El presentador se gira y mira a la cámara—. No se muevan de sus asientos, pues nuestra segunda invitada está a punto de hacer aparición, justo después de unos anuncios. Volvemos enseguida.
[…]
—Ya estamos aquí, en Búhos Nocturnos, preparados para dar la bienvenida a una enigmática persona que asegura tener mucho que decir sobre el tema que trataremos. ¡Un fuerte aplauso para la señorita Perversa! —El público se pone en pie para recibir a una adorable jovencita que no para de sonreír—. Buenas noches, Perversa, gracias por acompañarnos hoy. Tengo entendido que es una experta en posesiones demoníacas.
—Muchas gracias por contar conmigo, estoy muy feliz de aportar parte de mí a este delicioso público jijiji —dice la chica con mirada divertida—, así como de desvelar la verdad tras los acontecimientos sobre los que charlaremos. Verá, yo fui víctima de una secta y estoy poseída desde entonces, por eso sé a ciencia cierta lo que pasó. Por cierto, señor Escéptico, su madre le manda saludos.
—Va a tener que esforzarse un poco más, niña, eso es de primero de posesiones —contesta Escéptico—.
—Jijiji. —Un extraño brillo aparece en los verdosos ojos de Perversa.
—Por favor, contengan unos minutos sus ganas de comenzar a debatir, que aún nos falta otro tertuliano —interrumpe el presentador—, al cual tendremos presente en tan solo un instante. Un anuncio y regresamos.
[…]
—La intriga empieza a sentirse en el ambiente. Sé que en casa están tan impacientes por el inicio de las exposiciones de nuestros invitados tanto como yo. Pero aún nos falta un último integrante en este variado grupo. Recibamos con un sonoro aplauso al líder de La Secta, el eminente Sectarín.
—Buenas noches, espectadores del mal. —Sectarín acomoda su larga túnica y mira al público con semblante calmado—. Durante años he realizado innumerables rituales ocultistas, observando su impacto en el mundo que nos rodea. Hoy les abriré los ojos para que puedan comprender la tenebrosa naturaleza de ese último Late Night. Soy el poseedor de la verdad definitiva, y puedo adelantarles que todos ustedes están condenados.
—Menuda introducción, señor Sectarín, nos tiene en ascuas. —El presentador se dirige a la cámara una vez más—. ¡Ya estamos todos! No vamos a postergarlo más. Damas y caballeros, pónganse cómodos y presten atención, pues damos paso a la ronda donde nuestros invitados intentarán descifrar los inquietantes eventos de «Late Night with the Devil» desde diferentes perspectivas. Justo después de una última pausa publicitaria. Aquí, en Búhos Nocturnos.
[…]
---- ¡ATENCIÓN! ¡ATENCIÓN! ----
Si no ha visto usted el programa «Late Night with the Devil» le recomendamos encarecidamente que no continúe. Búhos Nocturnos no se hace responsable de los SPOILERS a partir de este momento.
------- ¡SPOILER! ¡SPOILER! -------
[…]
—¡Comenzamos! Señor Escéptico, siento que está ansioso por abrir la charla, la palabra es toda suya.
—Gracias. Bueno, mi explicación es la de cualquier persona con un poco de sentido común, y es muy sencilla. Todo el programa ha sido una farsa, un mero espectáculo para lograr aumentar el índice de audiencia. Admito que lo han hecho muy bien, pero a mí no me engañan. Parece evidente que Delroy, el presentador de ese teatrillo, trae a un puñado de actores al plató y elabora con su ayuda una serie de trucos visuales, sin más. Las partes donde aparentemente vemos una niña levitar o gusanos saliendo de un cuerpo son una mezcla de ilusionismo y escenas pregrabadas, lo que también se aplica a la delirante parte final. ¿Un demonio eléctrico que mata a todos? Por favor, un poco de seriedad.
—Entonces usted cree que nada de lo que vimos fue real —interviene el presentador—, pero entonces, ¿cómo explica los muertos? Porque murieron de verdad.
—Permítame que lo dude —responde Escéptico con aire intelectual—. Lo cierto es que no tenemos ninguna prueba real de que esas personas murieran ahí, pues todo lo que pasó esa noche fue inmediatamente envuelto en incertidumbre. Los implicados, “casualmente”, desaparecieron, lo que no hace más que revalorizar mi opinión. Fue un engaño televisivo de un programa decadente que se aprovechó de la inocencia de los espectadores para causar un impacto en su despedida y vivir de las rentas.
—Veo que lo tiene usted muy claro, sin embargo, parece demasiado simple que todo fuese una ilusión. No parece haber manipulaciones en el vídeo del directo, y las identidades de los implicados están contrastadas, no eran simples actores. Por ejemplo —dice el presentador girándose hacia Perversa—, tenemos pruebas de que la niña de la grabación era, efectivamente, la única superviviente de una secta, y documentos posteriores describen los “episodios demoníacos” que sufría. ¿Le gustaría intervenir, joven Perversa?
[…]
—Estamos de vuelta, queridos espectadores. Sin más dilación, demos paso a nuestro primer invitado, el señor Escéptico, un aplauso para él —dice el presentador mientras Escéptico entra con cara de pocos amigos y se sienta con el ceño fruncido—. Es un placer tenerle aquí con nosotros esta noche, señor Escéptico. ¿Cómo se encuentra?
—Aburrido. Estoy cansado del efectismo barato de los programas actuales, un burdo espectáculo realizado para un público crédulo y estúpido. —El público lo abuchea—. Hoy expondré una vez más los sencillos trucos de los ilusionistas de la televisión.
—Se lo digo, estamos todos deseando escuchar cómo explica los extraordinarios sucesos que presenciamos. —El presentador se gira y mira a la cámara—. No se muevan de sus asientos, pues nuestra segunda invitada está a punto de hacer aparición, justo después de unos anuncios. Volvemos enseguida.
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—Ya estamos aquí, en Búhos Nocturnos, preparados para dar la bienvenida a una enigmática persona que asegura tener mucho que decir sobre el tema que trataremos. ¡Un fuerte aplauso para la señorita Perversa! —El público se pone en pie para recibir a una adorable jovencita que no para de sonreír—. Buenas noches, Perversa, gracias por acompañarnos hoy. Tengo entendido que es una experta en posesiones demoníacas.
—Muchas gracias por contar conmigo, estoy muy feliz de aportar parte de mí a este delicioso público jijiji —dice la chica con mirada divertida—, así como de desvelar la verdad tras los acontecimientos sobre los que charlaremos. Verá, yo fui víctima de una secta y estoy poseída desde entonces, por eso sé a ciencia cierta lo que pasó. Por cierto, señor Escéptico, su madre le manda saludos.
—Va a tener que esforzarse un poco más, niña, eso es de primero de posesiones —contesta Escéptico—.
—Jijiji. —Un extraño brillo aparece en los verdosos ojos de Perversa.
—Por favor, contengan unos minutos sus ganas de comenzar a debatir, que aún nos falta otro tertuliano —interrumpe el presentador—, al cual tendremos presente en tan solo un instante. Un anuncio y regresamos.
[…]
—La intriga empieza a sentirse en el ambiente. Sé que en casa están tan impacientes por el inicio de las exposiciones de nuestros invitados tanto como yo. Pero aún nos falta un último integrante en este variado grupo. Recibamos con un sonoro aplauso al líder de La Secta, el eminente Sectarín.
—Buenas noches, espectadores del mal. —Sectarín acomoda su larga túnica y mira al público con semblante calmado—. Durante años he realizado innumerables rituales ocultistas, observando su impacto en el mundo que nos rodea. Hoy les abriré los ojos para que puedan comprender la tenebrosa naturaleza de ese último Late Night. Soy el poseedor de la verdad definitiva, y puedo adelantarles que todos ustedes están condenados.
—Menuda introducción, señor Sectarín, nos tiene en ascuas. —El presentador se dirige a la cámara una vez más—. ¡Ya estamos todos! No vamos a postergarlo más. Damas y caballeros, pónganse cómodos y presten atención, pues damos paso a la ronda donde nuestros invitados intentarán descifrar los inquietantes eventos de «Late Night with the Devil» desde diferentes perspectivas. Justo después de una última pausa publicitaria. Aquí, en Búhos Nocturnos.
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Si no ha visto usted el programa «Late Night with the Devil» le recomendamos encarecidamente que no continúe. Búhos Nocturnos no se hace responsable de los SPOILERS a partir de este momento.
------- ¡SPOILER! ¡SPOILER! -------
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—¡Comenzamos! Señor Escéptico, siento que está ansioso por abrir la charla, la palabra es toda suya.
—Gracias. Bueno, mi explicación es la de cualquier persona con un poco de sentido común, y es muy sencilla. Todo el programa ha sido una farsa, un mero espectáculo para lograr aumentar el índice de audiencia. Admito que lo han hecho muy bien, pero a mí no me engañan. Parece evidente que Delroy, el presentador de ese teatrillo, trae a un puñado de actores al plató y elabora con su ayuda una serie de trucos visuales, sin más. Las partes donde aparentemente vemos una niña levitar o gusanos saliendo de un cuerpo son una mezcla de ilusionismo y escenas pregrabadas, lo que también se aplica a la delirante parte final. ¿Un demonio eléctrico que mata a todos? Por favor, un poco de seriedad.
—Entonces usted cree que nada de lo que vimos fue real —interviene el presentador—, pero entonces, ¿cómo explica los muertos? Porque murieron de verdad.
—Permítame que lo dude —responde Escéptico con aire intelectual—. Lo cierto es que no tenemos ninguna prueba real de que esas personas murieran ahí, pues todo lo que pasó esa noche fue inmediatamente envuelto en incertidumbre. Los implicados, “casualmente”, desaparecieron, lo que no hace más que revalorizar mi opinión. Fue un engaño televisivo de un programa decadente que se aprovechó de la inocencia de los espectadores para causar un impacto en su despedida y vivir de las rentas.
—Veo que lo tiene usted muy claro, sin embargo, parece demasiado simple que todo fuese una ilusión. No parece haber manipulaciones en el vídeo del directo, y las identidades de los implicados están contrastadas, no eran simples actores. Por ejemplo —dice el presentador girándose hacia Perversa—, tenemos pruebas de que la niña de la grabación era, efectivamente, la única superviviente de una secta, y documentos posteriores describen los “episodios demoníacos” que sufría. ¿Le gustaría intervenir, joven Perversa?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
—Jijiji, esto es tan divertido —dice Perversa mientras hace un inquietante movimiento con la cabeza hacia Escéptico—. Este hombre está cegado por el miedo a la verdad, pobre idiota. —Su rostro sonriente vuelve a girar bruscamente hacia la cámara—. Yo les contaré lo que realmente pasó ese día, que me lo susurró mi amigo Satán. La verdad es simple, el señor Delroy pertenecía a un grupo de gente poderosa que conseguía su fama mediante pactos con mi amigo. Según el contrato que firmó, Delroy vendería su alma mediante varios sacrificios a cambio del éxito de su programa, culminando con la consecución del número 1 en programas más vistos de la televisión. Jijiji. Fui una gran fanática del sacrificio de la mujer que amaba para lograrlo. ¡Me saltaron las lágrimas de la risa! Jijiji. «Late Night with the Devil» fue el cumplimiento de la cláusula final, donde por fin todo el mundo lo estaba viendo. Batió todos los récords. Jijiji. Ahora su alma me pertenece… Digo, a mi amigo. Jijiji.
—Espeluznante testimonio —dice el presentador tras un silencio incómodo, rompiendo la rareza del ambiente—, y lo cierto es que tiene bastante sentido. Me da miedo preguntarle sobre su amigo, no vaya ser que su cabeza empiece a girar 360º, y nos estamos quedando sin tiempo, por lo que voy a dar paso al líder Sectarín. Usted habló antes sobre una verdad subyacente que nos implicaba a todos. ¿A qué se refería?
—Pues mire usted, me gustaría dirigir la atención de la audiencia hacia los detalles que nos cuenta el programa sobre Abraxas, la secta que tenía cautiva a la niña. Nos dice que era un grupo que sacrificada jovencitas de 13 años, previa posesión diabólica, para observar como el mal en su interior se expandía, entrando en todos los observadores del ritual. La muerte de las chicas se llevaba a cabo con una daga especial, la cual se encontraba entre los objetos expuestos por el propio Delroy. ¿Me siguen ustedes?
—Sin problema —responde el presentador—, aunque no acabo de entender la importancia de esos detalles, lo único relevante es que la niña estaba poseída…
—¡Esos detalles son lo único que importa! —le corta Sectarín en tono grave—. Dígame, ¿cuántos años tenía la niña cuando fue salvada?
—Diez, si no recuerdo mal.
—¿Y cuántos años tenía en el momento del programa?
—Debería andar alrededor de… trece. —el presentador casi se atraganta—. Y Delroy la asesina con la daga. ¡No puede ser! ¿Me está usted diciendo…?
—Parece que ya lo ha entendido. Sí, lo que ha dicho Perversa era verdad, Delroy sacrificó su alma por el índice de audiencia, pero no le ha dicho toda la verdad. Delroy solo era un peón de algo mucho más ambicioso, un ritual como nunca antes se había visto. Varios miembros del público y técnicos del programa eran en realidad miembros de la secta, y habían planificado el evento con minuciosidad. Sacrificando a la chica en directo, el mal ha conseguido viajar a millones de hogares, condenando sus almas para siempre, y de paso cumple el contrato con Delroy, otorgándole al fin su ansiado número 1. Como se suele decir, el diablo siempre mata dos pájaros de un tiro.
—Increíble. Me ha roto usted todos los esquemas. Bueno, creo que a todos.
—Pues aún queda lo mejor. —Sectarín sonríe maliciosamente, se levanta y se pone al lado de Perversa—. ¿Sabe usted cuántos años tiene Perversa? —Sectarín saca una daga de su bolsillo—. Ya se lo digo yo: ¡TRECE! —grita mientras le clava la daga con violencia, riendo como un loco.
—Soy tu siervo, señor Diablo —masculla Escéptico.
—Jijijijuuuuuugggggrrr —balbucea Perversa con sangre en la boca.
—Fieles espectadores, finalizamos aquí el programa debido a dificultades técnicas. Les espero en nuestra próxima edición, si nada malo les sucede. Gracias por acompañarnos en otra demente aunque aclaratoria velada de… Búhos Nocturnos.
—Espeluznante testimonio —dice el presentador tras un silencio incómodo, rompiendo la rareza del ambiente—, y lo cierto es que tiene bastante sentido. Me da miedo preguntarle sobre su amigo, no vaya ser que su cabeza empiece a girar 360º, y nos estamos quedando sin tiempo, por lo que voy a dar paso al líder Sectarín. Usted habló antes sobre una verdad subyacente que nos implicaba a todos. ¿A qué se refería?
—Pues mire usted, me gustaría dirigir la atención de la audiencia hacia los detalles que nos cuenta el programa sobre Abraxas, la secta que tenía cautiva a la niña. Nos dice que era un grupo que sacrificada jovencitas de 13 años, previa posesión diabólica, para observar como el mal en su interior se expandía, entrando en todos los observadores del ritual. La muerte de las chicas se llevaba a cabo con una daga especial, la cual se encontraba entre los objetos expuestos por el propio Delroy. ¿Me siguen ustedes?
—Sin problema —responde el presentador—, aunque no acabo de entender la importancia de esos detalles, lo único relevante es que la niña estaba poseída…
—¡Esos detalles son lo único que importa! —le corta Sectarín en tono grave—. Dígame, ¿cuántos años tenía la niña cuando fue salvada?
—Diez, si no recuerdo mal.
—¿Y cuántos años tenía en el momento del programa?
—Debería andar alrededor de… trece. —el presentador casi se atraganta—. Y Delroy la asesina con la daga. ¡No puede ser! ¿Me está usted diciendo…?
—Parece que ya lo ha entendido. Sí, lo que ha dicho Perversa era verdad, Delroy sacrificó su alma por el índice de audiencia, pero no le ha dicho toda la verdad. Delroy solo era un peón de algo mucho más ambicioso, un ritual como nunca antes se había visto. Varios miembros del público y técnicos del programa eran en realidad miembros de la secta, y habían planificado el evento con minuciosidad. Sacrificando a la chica en directo, el mal ha conseguido viajar a millones de hogares, condenando sus almas para siempre, y de paso cumple el contrato con Delroy, otorgándole al fin su ansiado número 1. Como se suele decir, el diablo siempre mata dos pájaros de un tiro.
—Increíble. Me ha roto usted todos los esquemas. Bueno, creo que a todos.
—Pues aún queda lo mejor. —Sectarín sonríe maliciosamente, se levanta y se pone al lado de Perversa—. ¿Sabe usted cuántos años tiene Perversa? —Sectarín saca una daga de su bolsillo—. Ya se lo digo yo: ¡TRECE! —grita mientras le clava la daga con violencia, riendo como un loco.
—Soy tu siervo, señor Diablo —masculla Escéptico.
—Jijijijuuuuuugggggrrr —balbucea Perversa con sangre en la boca.
—Fieles espectadores, finalizamos aquí el programa debido a dificultades técnicas. Les espero en nuestra próxima edición, si nada malo les sucede. Gracias por acompañarnos en otra demente aunque aclaratoria velada de… Búhos Nocturnos.