A ver, esos cabos sueltos.

--Casi al comienzo, cuando Koblic ya ha decidido no participar más en esos siniestros vuelos y marcharse por las bravas de un ejército que actúa de esa inícua forma, tiene lugar una escena en la que aparece por primera y última vez su mujer. Están en Colonia Elena y hay complicidad en ellos para llevar a cabo esa decisión. Ella va retornar en autobús a Buenos Aires y, antes de hacerlo, creo recordar que le dice Koblic: "¿Estamos acabando?". No hay ningún indicio de que el matrimonio vaya mal, sin embargo esto suena y es realmente una ruptura. ¿Por qué? ¿Qué motivos hay para que la nueva etapa de clandestinidad de él implique el fin del matrimonio? No hay más pistas sobre eso a lo largo de la película.

--Los sicarios que aparecen ante el hangar para liquidar a Kublic se supone que han sido enviados por el oficial de la Armada que tiene aquella cita con Darín en un espectáculo de rodeo. Sin embargo, Darín-Kublic había acordado con su colega militar -aunque no pensaba hacerlo- reintegrarse en sus anteriores cometidos. ¿Cómo es que adivina ese interlocutor militar que Darín no iba a cumplir lo pactado? Entonces, ¿para qué esa molestia de buscarlo para entrevistarse con él si pensaba matarlo?

--La verosimiilitud y lo realista son factores que aumentan el valor de una narración porque le otorgan credibilidad. Pero hay una parte en que los guionistas parecen olvidarse de este precepto. Me estoy refiriendo a la escena de cómo Darín logra zafarse de los tres matones; mejor dicho, de cómo consigue meterlos en el muy angosto espacio que hay en la pequeña avioneta tras dejarles sin sentido. Uno de ellos es bastante gordo y no debe pesar menos de 100 kilos. A ver, quién explica esto. Los guionistas se burlan de lo real cuando dan por hecho que Darín puede arrastrar esas moles dormidas por el cloroformo, subirlas a la avioneta, colocarlas debidamente en ese ridículo espacio, atarles las manos a los tres en plan manojo y, además, con todo ese peso lograr que el aparato vuele. Es bastante tomadura de pelo, ¿no creen?