Avanti! el popolo o no la de Wilder descafeinada, pesada y aburrida, mucho más roma, sosa, insulsa y con bastante infinita menos gracia que aquella.
Cómo se nota que es francesa, en origen, copia, o la corrupción como civilización o la (mala) educación como depravación o de cómo convertir o hacer pasar lo inmoral y no tan abyecto por algo anecdótico o divertido o anodino o sin la menor importancia, algo chic y divertido, un entretenido pasatiempo, sea, de cómo los artistas de la pista siempre, se venden por un plato de lentejas y las sobras, le hacen el trabajo sucio al poder al justificar o desvalorizar, libre vía, la puerta de par en par está abierta, sus más variadas marranadas y a ver qué pasa, si suena la flauta o que algo les caiga, el aguinaldo, la propina, la palmada en la espalda, la cachetada, el culo en pompa.
La única pena, por otra parte, ya puestos, de perdidos al (lío en) río, es que se quedan muy a mitad de camino, reprimidos, pacatos tibios (los vomito), mejor hubiera sido todavía algo más porno, por descontado, hasta el fondo, las dos hijas con los dos padres, con los ajenos y los propios que me da lo mismo, Sade y Sodoma, las dos madres con los dos padres, las dos madres entre sí y para sí y con las hijas y los dos padres entre sí y para sí en/con para un final feliz de cámara/cama abierta, eso/ahí sí, una jodida bacanal saturnalia fiesta como Dios manda, sin mierdas, todos juntos y revueltos, donde empieza tu pie se confunde mi coño, con el añadido o la guinda del pastel de ver a los brasileños de sangre caliente zumbona bailando, bailaores, y aplaudiendo, palmeros, mientras tanto, animando el cotarro, cacahuetes tirando, en tetas, todos, ellos y ellas, puños pezones fuera, alegría y cosa buena, jarana, samba, carnavalada.
Por otro lado, dura apenas quince minutos o treinta como muy mucho el salero o la gracia, en lo que pasamos de la locura lobotomía libertaria libertina torera sandunguera a la tontería babosa culposa más o menos encubierta incestuosa pedófila lolitesca, la hora larga que nos falta o sobra se hace interminable eterna, se atasca atora con el principal problema que, tal y como está planteado, no hay tal, banalidad, frivolidad, imbecilidad, y que no se decide/n a resolverse/lo hasta/con esa cutre sorpresa última ridícula que nada, que no importa, por no citar o nombrar, que sí, en el spoiler, ese epílogo lastimoso, de vergüenza tan propia y ajena.