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Voto de Cinéfilo de mierda:
6

Voto de Cinéfilo de mierda:
6
7,0
26.685
Drama
Un matrimonio con tres hijos vive en una mansión en las afueras de una ciudad. Los chicos, que nunca han salido de casa, son educados según los métodos que sus padres juzgan más apropiados y sin recibir ninguna influencia del exterior. Creen que los aviones son juguetes o que el mar es un tipo de silla forrada de cuero. La única persona que puede entrar en la casa es Christine, guardia de seguridad en la fábrica del padre. (FILMAFFINITY) [+]
11 de julio de 2018
11 de julio de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Canino” es la opera prima de Yorgos Lanthimos, un director griego que se puede considerar uno de los mejores exponentes del surrealismo actual. Únicamente le había disfrutado en “El sacrificio de un ciervo sagrado”, una obra que me pareció sobresaliente en su día -tenéis mi reseña por ahí-. Toca regresar a sus comienzos, a lo primario, y descubrir cuáles son las bases de este autor inconfundible.
La historia nos sitúa, una vez más, en el seno de una acomodada familia burguesa, compuesta por papá, mamá y tres hermanos. Éstos viven totalmente aislados del mundo, en una paz eterna en la que sus padres controlan cada aspecto de sus vidas, pese a su avanzada edad. Pero como en todas las obras de este particular género, una amenaza externa les trunca la vida y la lía parda.
La cosa comienza siendo una especie de ensayo sobre la influencia doméstica en la educación, continúa explorando la sexualidad en el proceso de madurez del individuo y termina con una búsqueda -bastante obvia y previsible- de la libertad y de la independencia. Debo señalar que la separación entre los discursos no es tan obvia, pues cada uno de éstos influyen y se retroalimentan, mostrándose como un TODO unitario que funciona sobradamente.
Pero para no liar demasiado, voy a empezar con lo que FUNCIONA: lo mejor, por ejemplo, es la magnífica gestión que hace Lanthimos del ritmo y la narrativa, logrando aunar su particular estilo -sobre todo en la dirección de actores- con los estandares de lo visible. Por otro lado, el autor muestra un buen dominio de la imagen, exprimiendo al máximo un espacio muy concreto que no destaca por su belleza. También resulta de interés, y uno de los focos de la obra, la gestión de las relaciones familiares; que aunque no alcanzan la complejidad de “El sacrificio…”, si que bastan para sostener la obra.
Pero “Canino” no es perfecta, y para comentarla no nos podemos olvidar de lo que NO FUNCIONA: para empezar, no temo decir que lo más acusado es una historia que, pese a estar bien gestionada, puede verse venir desde bastante lejos. Además, sus personajes no cuentan con el toque de carisma que necesitan –incluso contando con su estilo-, por lo que el metraje se hace algo más denso de lo debido. Y, aunque no me gusta meterme en esto, debo decir que la obra habría agradecido una calidad de imagen ligeramente mayor, pues aunque sus planos son bellos e inspirados, no terminan de impresionar por su falta de contraste y nitidez.
Entonces, ¿”Canino” sí o no? La película se deja ver con facilidad, sin duda. No es inaccesible a cualquier espectador que tolere las propuestas relativamente más pausadas. Por desgracia, tampoco cuenta con los elementos suficientes como para resultar recomendable por sí misma, ya que no temería afirmar que Lanthimos ha dado varias vueltas con su última obra. Existe una brecha profunda que “Canino” no ha superado: es muy aconsejable verla si se tienen conocimientos de psicopedagogía o similares. Para el resto de seres humanos, incapaces de encontrar y sacar jugo a su delicada construcción, deberemos conformarnos con una obra que cumple sin alardes, y que en un futuro ha sido perfeccionada.
La historia nos sitúa, una vez más, en el seno de una acomodada familia burguesa, compuesta por papá, mamá y tres hermanos. Éstos viven totalmente aislados del mundo, en una paz eterna en la que sus padres controlan cada aspecto de sus vidas, pese a su avanzada edad. Pero como en todas las obras de este particular género, una amenaza externa les trunca la vida y la lía parda.
La cosa comienza siendo una especie de ensayo sobre la influencia doméstica en la educación, continúa explorando la sexualidad en el proceso de madurez del individuo y termina con una búsqueda -bastante obvia y previsible- de la libertad y de la independencia. Debo señalar que la separación entre los discursos no es tan obvia, pues cada uno de éstos influyen y se retroalimentan, mostrándose como un TODO unitario que funciona sobradamente.
Pero para no liar demasiado, voy a empezar con lo que FUNCIONA: lo mejor, por ejemplo, es la magnífica gestión que hace Lanthimos del ritmo y la narrativa, logrando aunar su particular estilo -sobre todo en la dirección de actores- con los estandares de lo visible. Por otro lado, el autor muestra un buen dominio de la imagen, exprimiendo al máximo un espacio muy concreto que no destaca por su belleza. También resulta de interés, y uno de los focos de la obra, la gestión de las relaciones familiares; que aunque no alcanzan la complejidad de “El sacrificio…”, si que bastan para sostener la obra.
Pero “Canino” no es perfecta, y para comentarla no nos podemos olvidar de lo que NO FUNCIONA: para empezar, no temo decir que lo más acusado es una historia que, pese a estar bien gestionada, puede verse venir desde bastante lejos. Además, sus personajes no cuentan con el toque de carisma que necesitan –incluso contando con su estilo-, por lo que el metraje se hace algo más denso de lo debido. Y, aunque no me gusta meterme en esto, debo decir que la obra habría agradecido una calidad de imagen ligeramente mayor, pues aunque sus planos son bellos e inspirados, no terminan de impresionar por su falta de contraste y nitidez.
Entonces, ¿”Canino” sí o no? La película se deja ver con facilidad, sin duda. No es inaccesible a cualquier espectador que tolere las propuestas relativamente más pausadas. Por desgracia, tampoco cuenta con los elementos suficientes como para resultar recomendable por sí misma, ya que no temería afirmar que Lanthimos ha dado varias vueltas con su última obra. Existe una brecha profunda que “Canino” no ha superado: es muy aconsejable verla si se tienen conocimientos de psicopedagogía o similares. Para el resto de seres humanos, incapaces de encontrar y sacar jugo a su delicada construcción, deberemos conformarnos con una obra que cumple sin alardes, y que en un futuro ha sido perfeccionada.