Fobia les tengo. Me producen un asco tan intenso, que esta película en imágenes reales hubiera sido, a parte de lo más terrorífico y repugnante de la historia de la humanidad, también lo más traumático que hubiera podido presenciar. Incluso hay por ahí unos ciempiés que casi no podía ni mirarlos. Puaj.

Por fortuna, es Disney/Pixar quienes dan vida a estos bichos de colores brillantes, y así nos ahorramos el desagrado. Una película de animación no tradicional y en muchos aspectos pionera de lo que vendría después. Sin embargo, reconozcámosle a esta aventura en miniatura que es tierna, inteligente y con un puñado de personajes, sobre todo secundarios, que son simpatiquísimos. La mariquita Francis, la oruga Heimlich o la hormiguita Dot son estupendos. El propio Flik, que es en apariencia el típico incompetente cansino, en realidad tiene una valía real y efectiva. No nos olvidemos del genial Hopper, que es un villano de categoría. Su final me resulta demasiado cruel, y no era necesario.

Las posibles interpretaciones políticas de la historia son completamente anecdóticas, porque creo que ni los creadores se saben lo que se hacen en este sentido. Lo que importa es el clásico relato de buenos contra malos, inspirada en aquellos otros samuráis y magníficos, algo que no deja de ser curioso. Hasta la bonita banda sonora nos lo recuerda.

Fresca y suave, a «Bichos» le falta carácter, humor y belleza, pero no deja de ser una interesante película de animación. De lo más digno de los últimos tiempos.