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Voto de Edgar:
7

Voto de Edgar:
7
6,5
6.392
Intriga. Drama
Dave Garland (Clint Eastwood), un popular locutor de radio de California, recibe en su programa frecuentes llamadas de una misteriosa mujer que siempre solicita la misma canción. Un día en un pub una mujer, Evelyn (Jessica Walter), seduce a Dave, y ambos acaban en el apartamento de ella con la idea de que será una aventura de una noche. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2009
18 de mayo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima del gran Clint Eastwood en lo que a dirección se refiere. Basada en un relato de Jo Heims, “Escalofrío en la noche” es un thriller de suspense en el que un locutor de radio local se ve acosado por una peligrosa oyente, hasta el punto de que su vida y la de sus personas cercanas comienza a correr peligro.
Podríamos destacar tres grandes influencias en esta película. Por un lado, Eastwood se convirtió en heredero de ese fantástico pulso narrativo que Don Siegel sabía conferir a sus películas. Por otro, las reminiscencias con respecto a “El seductor” son más que evidentes. Y, en tercer lugar, el gusto del protagonista por el jazz queda patente en toda la producción. Aunque sería injusto obviar la influencia hitchcockiana, ya que algunas secuencias dramáticas guardan cierta similitud a la archifamosa “Psicosis”.
En cuanto al elenco, tenemos al señor Eastwood muy propio en un rol diferente al que suele encarnar (nada que ver con Harry el Sucio). Aunque si alguien destaca de todo el reparto es Jessica Walter; se mete tan de lleno en su psicótico papel que haría palidecer a la mismísima Glenn Close (de hecho “Atracción fatal” es una copia descarada de este filme). Es aquí donde Eastwood comenzó a demostrar ese don que tiene para trabajar con los actores. En concreto, la mencionada intérprete nunca volvería a repetir una actuación similar, quedando casi relegada al mundo de la televisión. Como curiosidad mencionar que Don Siegel aparece brevemente como secundario, sin duda un sentido homenaje en forma de gratitud de Eastwood hacia su maestro.
Así pues, Clint Eastwood logró salir más que airoso de su primera experiencia tras las cámaras con esta película, en la que uno llega incluso a pasar miedo, sobre todo por lo impredecible de la malvada protagonista femenina. Demostró dominio de la cámara, sobriedad narrativa y capacidad para sacar el máximo de sus actores, algo que muchos realizadores no logran dominar en toda su carrera. Así comenzó la leyenda de quien posteriormente sería calificado como uno de los grandes clásicos del cine.
Podríamos destacar tres grandes influencias en esta película. Por un lado, Eastwood se convirtió en heredero de ese fantástico pulso narrativo que Don Siegel sabía conferir a sus películas. Por otro, las reminiscencias con respecto a “El seductor” son más que evidentes. Y, en tercer lugar, el gusto del protagonista por el jazz queda patente en toda la producción. Aunque sería injusto obviar la influencia hitchcockiana, ya que algunas secuencias dramáticas guardan cierta similitud a la archifamosa “Psicosis”.
En cuanto al elenco, tenemos al señor Eastwood muy propio en un rol diferente al que suele encarnar (nada que ver con Harry el Sucio). Aunque si alguien destaca de todo el reparto es Jessica Walter; se mete tan de lleno en su psicótico papel que haría palidecer a la mismísima Glenn Close (de hecho “Atracción fatal” es una copia descarada de este filme). Es aquí donde Eastwood comenzó a demostrar ese don que tiene para trabajar con los actores. En concreto, la mencionada intérprete nunca volvería a repetir una actuación similar, quedando casi relegada al mundo de la televisión. Como curiosidad mencionar que Don Siegel aparece brevemente como secundario, sin duda un sentido homenaje en forma de gratitud de Eastwood hacia su maestro.
Así pues, Clint Eastwood logró salir más que airoso de su primera experiencia tras las cámaras con esta película, en la que uno llega incluso a pasar miedo, sobre todo por lo impredecible de la malvada protagonista femenina. Demostró dominio de la cámara, sobriedad narrativa y capacidad para sacar el máximo de sus actores, algo que muchos realizadores no logran dominar en toda su carrera. Así comenzó la leyenda de quien posteriormente sería calificado como uno de los grandes clásicos del cine.