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Voto de jaime salado:
7

Voto de jaime salado:
7
6,6
265
Serie de TV. Drama
Miniserie de TV (2010). 2 episodios. "Sed buenos, si podéis" era el proverbial lema de San Felipe Neri. El santo de la alegría, el juglar de Dios, el segundo apóstol de Roma, "Pippo el Bueno", nació en Florencia en 1515 y vivió más de 60 años en Roma. Mientras tenía lugar el Concilio de Trento, que llevó a cabo la Contrarreforma, San Felipe formaba a los jóvenes con ternura e ironía acercándolos a la liturgia y logrando que se ... [+]
2 de febrero de 2022
2 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Prefiero el Paraíso" es una producción televisiva de 200 minutos, adaptada al Cine (reducida a 126), que recrea la vida y milagros de San Felipe Neri (1515-1595), “Pippo el Bueno” o el “Segundo apóstol de Roma”. Dirigida por Giacomo Campiotti (embarcado antes en otros proyectos religiosos como "María de Nazaret" o "Moscati: el médico de los pobres"), el papel protagonista lo asume el contrastado Gigi Proietti, con una interpretación muy destacada. Esta producción italiana ensalza la figura de uno de los santos más famosos de la ciudad eterna, si bien no oculta las miserias y los entresijos de la propia Iglesia y del por aquella época convulso Estado Pontificio. San Felipe Neri, “El santo de los niños” o “El santo de la alegría” contrastaba en pleno siglo XVI con la imagen autoritaria y excesivamente rígida de los Papas y Cardenales de su época (El Cardenal Capurso es la viva imagen de la codicia y la envidia..). La historia no se debe cambiar ni manipular -aunque eso hoy esté de moda- ya que contar las cosas tal y como fueron concede credibilidad y fiabilidad, sin pretender por ello hacer juicios históricos, ya que las personas y las sociedades sólo tendrán un Juez Supremo. La vida de San Filippo Neri –como la de todos los santos- no fue nada sencilla, y encontró a menudo más trabas dentro de la Iglesia que fuera de ella.
La película comienza con su llegada a Roma procedente de Florencia. Como sacerdote ermitaño pretendía incorporarse a la Orden de los Jesuitas y marcharse a evangelizar a las Indias. Su propuesta es rechazada por Ignacio de Loyola –al frente de la nueva Orden- y decide instalarse en los suburbios de Roma. Allí encontrará sus propias “Indias”: un grupo de muchachos y muchachas -huérfanos o hijos de prostitutas- con quienes comienza a formar una comunidad u “Oratorio”. Tratar a todos por igual, dejar que niños y niñas sean educados juntos, confesar en medio del campo y no en los templos… va a comenzar a generarle la envidia y el recelo de los Cardenales y del mismo Papa (la familia Medici), inmersos en plena Contrarreforma y más preocupados de combatir la herejía que de anunciar el Evangelio. En su camino, Felipe Neri tiene que luchar más contra el sistema establecido -y contra las personas que no quieren que el sistema cambie- que contra la falta de fe o de compromiso de “sus” niños. Será espiado, analizado con lupa cuanto dice y hace, pero San Felipe Neri vivirá siempre desde la obediencia, la fe, la humildad y la paciencia, cualidades todas ellas que marcan la santidad. Se le prohíbe confesar, se le pone a prueba, es traicionado… pero nunca se queja, ni una sola vez, nunca. A lo largo de la película va realizando diversos milagros que consiguen el cariño y el respeto incluso de sus máximos detractores. “Sed buenos, si podéis…” se convierte en la coletilla de a quien le resulta más fácil perdonar pecados que juzgarlos. Los personajes secundarios se van sucediendo entre el grupo de niños adoctrinado por Neri recibiendo una lección: Michele (superar sus miedos) Ippolita (igualdad de sexo), Pierotto (la humildad de servir, tremenda la escena de la parábola del hijo pródigo), Aurelio (la codicia y la vanidad), Mezzapagnotta (el perdón de uno mismo), Alessandro (la aceptación de uno mismo). Mención aparte merece el compañero de fatigas de Neri, el padre Persiano Rosa, que aporta un toque de humor al tiempo que protagoniza uno de lo milagros de Neri: ser revivido unos minutos antes de su muerte para poder así confesar sus pecados y alcanzar el ansiado Paraíso.
La película comienza con su llegada a Roma procedente de Florencia. Como sacerdote ermitaño pretendía incorporarse a la Orden de los Jesuitas y marcharse a evangelizar a las Indias. Su propuesta es rechazada por Ignacio de Loyola –al frente de la nueva Orden- y decide instalarse en los suburbios de Roma. Allí encontrará sus propias “Indias”: un grupo de muchachos y muchachas -huérfanos o hijos de prostitutas- con quienes comienza a formar una comunidad u “Oratorio”. Tratar a todos por igual, dejar que niños y niñas sean educados juntos, confesar en medio del campo y no en los templos… va a comenzar a generarle la envidia y el recelo de los Cardenales y del mismo Papa (la familia Medici), inmersos en plena Contrarreforma y más preocupados de combatir la herejía que de anunciar el Evangelio. En su camino, Felipe Neri tiene que luchar más contra el sistema establecido -y contra las personas que no quieren que el sistema cambie- que contra la falta de fe o de compromiso de “sus” niños. Será espiado, analizado con lupa cuanto dice y hace, pero San Felipe Neri vivirá siempre desde la obediencia, la fe, la humildad y la paciencia, cualidades todas ellas que marcan la santidad. Se le prohíbe confesar, se le pone a prueba, es traicionado… pero nunca se queja, ni una sola vez, nunca. A lo largo de la película va realizando diversos milagros que consiguen el cariño y el respeto incluso de sus máximos detractores. “Sed buenos, si podéis…” se convierte en la coletilla de a quien le resulta más fácil perdonar pecados que juzgarlos. Los personajes secundarios se van sucediendo entre el grupo de niños adoctrinado por Neri recibiendo una lección: Michele (superar sus miedos) Ippolita (igualdad de sexo), Pierotto (la humildad de servir, tremenda la escena de la parábola del hijo pródigo), Aurelio (la codicia y la vanidad), Mezzapagnotta (el perdón de uno mismo), Alessandro (la aceptación de uno mismo). Mención aparte merece el compañero de fatigas de Neri, el padre Persiano Rosa, que aporta un toque de humor al tiempo que protagoniza uno de lo milagros de Neri: ser revivido unos minutos antes de su muerte para poder así confesar sus pecados y alcanzar el ansiado Paraíso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tras múltiples muestras de su valía como educador, como sacerdote y como fundador de esa nueva Congregación dedicada a los niños y jóvenes más necesitados, Gregorio XIII le propone ser Cardenal de la Iglesia Católica. Desde la humildad -no desde el rencor ni desde el desacato- la respuesta de San Felipe Neri (que pasó a la posteridad) lanzando el capelo cardenalicio al aire da nombre a la película: “¿Cardenal yo?... Lo siento, Su Santidad, pero… Prefiero el Paraíso”.
No desvelo ningún secreto, ya que es lógico: La película termina con la muerte de Felipe Neri, pero no una muerte triste, no una muerte que produzca llantos ni amarguras, sino una muerte alegre porque todos los que lo rodeaban entendieron que era su momento de llegar al Paraíso que durante tantos años había predicado. Los niños juegan, cantan y bailan conscientes -o no- de que se iba un santo en vida, y que su testimonio quedaba para la eternidad. La cancioncilla "Preferisco el Paradiso" es pegadiza como ella sola y acompaña perfectamente el desarrollo de la acción junto al resto de la música de Marco Frisina. Neri sería posteriormente canonizado en Roma en 1622 por Gregorio XV.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
No desvelo ningún secreto, ya que es lógico: La película termina con la muerte de Felipe Neri, pero no una muerte triste, no una muerte que produzca llantos ni amarguras, sino una muerte alegre porque todos los que lo rodeaban entendieron que era su momento de llegar al Paraíso que durante tantos años había predicado. Los niños juegan, cantan y bailan conscientes -o no- de que se iba un santo en vida, y que su testimonio quedaba para la eternidad. La cancioncilla "Preferisco el Paradiso" es pegadiza como ella sola y acompaña perfectamente el desarrollo de la acción junto al resto de la música de Marco Frisina. Neri sería posteriormente canonizado en Roma en 1622 por Gregorio XV.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/