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Voto de Wladimyr Valdivia:
2

Voto de Wladimyr Valdivia:
2
3,2
1.659
Fantástico. Ciencia ficción. Thriller
Samantha Darko, hermana de Donnie, al cumplir 18 años viajará hacia Los Angeles junto a su mejor amiga para tratar de triunfar en Hollywood. Sin embargo, sus sueños se verán truncados cuando sufran una avería en el coche en un pequeño pueblo de Utah. Mientras esperan unos días a que su vehículo sea reparado, y son molestadas por un grupo de jóvenes del lugar, inexplicablemente un meteorito caerá en el lugar y las cosas empiezan a ... [+]
23 de octubre de 2014
23 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho tiempo esperé para escribir esto. Mucho tiempo hasta que saliera a la luz la tan nombrada “secuela” de “Donnie Darko” (2001), esa cinta de culto que se convirtió en favorita de muchas personas en todo el mundo. Y si es una de mis favoritas, no es por estar a la moda en su momento ni porque ser “fans” de “Donnie Darko” te hacía más intelectual y profundo en términos cinéfilos, ni mucho menos por querer cargar con arrogancia algún parche o chapita con la imagen de Frank.
Si “Donnie Darko” se convirtió en lo que es, fue simplemente porque resulto ser una historia de ciencia ficción cautivante, a partir de un guión laberíntico pero convincente de principio a fin; personajes sacados de una historieta de superhéroes; una simpleza en términos técnicos impresionante desde su fotografía, dirección artística, hasta la estética sombría, acompañada por dulces sonidos independientes (hasta clásicos de los 80 ambientando delicadas escenas); y rematando con el hecho que la cinta era la ópera prima de un joven norteamericano con un submundo en su cabeza que no dudo en regalárnoslo: Richard Kelly.
Ocho años más tarde llegó “S. Darko”, cuyo nombre hace referencia a Samantha (Sam), la hermana menor de Donnie, quien comienza a tener las mismas visiones y a experimentar lo mismo que llevó a su hermano a viajar por el tiempo para revertir su oscuro presente y sacrificar su vida por el bien de todos quienes lo rodeaban y a quienes, desde su más absoluta introversión, amaba. Lo que intentaba Chris Fisher, director novato en cine con algunos capítulos dirigidos de “Cold Case” en el cuerpo, era demasiado peligroso. Intentar realizar la secuela de tamaña cinta era muy, muy complicado. Ahora, luego de visionar la cinta con lógicas grandes expectativas, me corresponde y hago pleno uso de mi autoridad para decirles: “si te gusta Donnie Darko, por favor, no veas S. Darko”.
La cinta no alcanza a ser una secuela. Es más bien una película que se agarra de personajes increíbles y de una trama enloquecedora, para crear una historia que poco y nada tiene que ver con lo que alguna vez la Abuela Muerte, Roberta Sparrow, escribió en su sagrado libro. El director toma todos los elementos de “Donnie Darko”, e incluso repite escenas y tomas para crear el angustiante clima que le da forma a esta historia. Los personajes son estereotipos absurdos. Daveigh Chase (Sam) realiza quizás la interpretación más decente y, por supuesto, conocemos su historia y justificamos su forma de ser. El resto, al parecer, fue sacado de un casting de “Yingo”, que poca relevancia tienen en la historia. El personaje de Briana Evigan (Corey), la amiga de Samantha, se vería mucho mejor corriendo delante de un asesino en serie; Ed Westwick (Randy) es un joven de vida desordenada, mezcla de Edward Cullen y James Dean, que se une al par de amigas, que se vería mucho mejor en un catálogo de Falabella; y James Lafferty, el nuevo Frank, termina siendo tristemente irrelevante.
Si no hablo de la historia propiamente tal es porque, sinceramente, se entiende bastante poco, y sería ensuciar el nombre de la familia Darko. De manera forzada, nos encontramos durante la película con el libro de “La Filosofía del Viaje en el Tiempo” entre las pertenencias de Sam, con las cuncunas etéreas saliendo del pecho de algunos personajes, e incluso, con tomas y encuadres idénticos: planos giratorios, slow-motion en exceso, nubes en aceleración y cuentas regresivas en retroceso, etc, etc, etc. La banda sonora destaca y cumple un papel fundamental para alcanzar la atmósfera darkiana: “Alive Alone” de The Chemical Brothers y “The Carnival Is Over” de Dead Can Dance, entre otras.
Si la cinta no llevara el apellido de Donnie en su título, probablemente jamás la hubiera comentado, y probablemente tampoco visto. Por lo mismo no perderé más tiempo hablando de esta mala copia con excusa de secuela, nacida en la mente de algún productor que necesitaba dinero y no halló mejor manera que utilizar una historia alucinante para cobrar a fin de mes, a costa de miles y millones de fans que esperaban encontrarse nuevamente con Frank, el conejo que durante mucho tiempo se paseó por nuestras pesadillas. Pero quedémonos tranquilos, que en algún lugar del infinito, Donnie se estará riendo de Fisher y de todo su elenco que ahora podrán decir “participé en la secuela de Donnie Darko”; mientras Gretchen Ross sigue dando vueltas por el vecindario en bicicleta saludando cada mañana a Rose, la madre de Donnie -a estas alturas adicta a la heroína y depresiva crónica-; Jim Cunningham pervierte a más de alguna alumna al término de sus ortodoxas conferencias; y Frank intenta cambiarle el mundo a algún otro chico convencido de que nació para ser héroe porque ese es su destino, con una simple frase: “wake up”.
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www.elotrocine.cl
Si “Donnie Darko” se convirtió en lo que es, fue simplemente porque resulto ser una historia de ciencia ficción cautivante, a partir de un guión laberíntico pero convincente de principio a fin; personajes sacados de una historieta de superhéroes; una simpleza en términos técnicos impresionante desde su fotografía, dirección artística, hasta la estética sombría, acompañada por dulces sonidos independientes (hasta clásicos de los 80 ambientando delicadas escenas); y rematando con el hecho que la cinta era la ópera prima de un joven norteamericano con un submundo en su cabeza que no dudo en regalárnoslo: Richard Kelly.
Ocho años más tarde llegó “S. Darko”, cuyo nombre hace referencia a Samantha (Sam), la hermana menor de Donnie, quien comienza a tener las mismas visiones y a experimentar lo mismo que llevó a su hermano a viajar por el tiempo para revertir su oscuro presente y sacrificar su vida por el bien de todos quienes lo rodeaban y a quienes, desde su más absoluta introversión, amaba. Lo que intentaba Chris Fisher, director novato en cine con algunos capítulos dirigidos de “Cold Case” en el cuerpo, era demasiado peligroso. Intentar realizar la secuela de tamaña cinta era muy, muy complicado. Ahora, luego de visionar la cinta con lógicas grandes expectativas, me corresponde y hago pleno uso de mi autoridad para decirles: “si te gusta Donnie Darko, por favor, no veas S. Darko”.
La cinta no alcanza a ser una secuela. Es más bien una película que se agarra de personajes increíbles y de una trama enloquecedora, para crear una historia que poco y nada tiene que ver con lo que alguna vez la Abuela Muerte, Roberta Sparrow, escribió en su sagrado libro. El director toma todos los elementos de “Donnie Darko”, e incluso repite escenas y tomas para crear el angustiante clima que le da forma a esta historia. Los personajes son estereotipos absurdos. Daveigh Chase (Sam) realiza quizás la interpretación más decente y, por supuesto, conocemos su historia y justificamos su forma de ser. El resto, al parecer, fue sacado de un casting de “Yingo”, que poca relevancia tienen en la historia. El personaje de Briana Evigan (Corey), la amiga de Samantha, se vería mucho mejor corriendo delante de un asesino en serie; Ed Westwick (Randy) es un joven de vida desordenada, mezcla de Edward Cullen y James Dean, que se une al par de amigas, que se vería mucho mejor en un catálogo de Falabella; y James Lafferty, el nuevo Frank, termina siendo tristemente irrelevante.
Si no hablo de la historia propiamente tal es porque, sinceramente, se entiende bastante poco, y sería ensuciar el nombre de la familia Darko. De manera forzada, nos encontramos durante la película con el libro de “La Filosofía del Viaje en el Tiempo” entre las pertenencias de Sam, con las cuncunas etéreas saliendo del pecho de algunos personajes, e incluso, con tomas y encuadres idénticos: planos giratorios, slow-motion en exceso, nubes en aceleración y cuentas regresivas en retroceso, etc, etc, etc. La banda sonora destaca y cumple un papel fundamental para alcanzar la atmósfera darkiana: “Alive Alone” de The Chemical Brothers y “The Carnival Is Over” de Dead Can Dance, entre otras.
Si la cinta no llevara el apellido de Donnie en su título, probablemente jamás la hubiera comentado, y probablemente tampoco visto. Por lo mismo no perderé más tiempo hablando de esta mala copia con excusa de secuela, nacida en la mente de algún productor que necesitaba dinero y no halló mejor manera que utilizar una historia alucinante para cobrar a fin de mes, a costa de miles y millones de fans que esperaban encontrarse nuevamente con Frank, el conejo que durante mucho tiempo se paseó por nuestras pesadillas. Pero quedémonos tranquilos, que en algún lugar del infinito, Donnie se estará riendo de Fisher y de todo su elenco que ahora podrán decir “participé en la secuela de Donnie Darko”; mientras Gretchen Ross sigue dando vueltas por el vecindario en bicicleta saludando cada mañana a Rose, la madre de Donnie -a estas alturas adicta a la heroína y depresiva crónica-; Jim Cunningham pervierte a más de alguna alumna al término de sus ortodoxas conferencias; y Frank intenta cambiarle el mundo a algún otro chico convencido de que nació para ser héroe porque ese es su destino, con una simple frase: “wake up”.
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