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Voto de Lucman:
8

Voto de Lucman:
8
6,3
23.891
Drama
Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
15 de enero de 2013
15 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
THE MASTER".
Ciertamente Paul T. Anderson no es un investigador social que deba conocer a fondo los entresijos de una organización como la "iglesia de la cienciología",cuyo trayectoria la ha convertido en una de las "sectas" de más notoria celebridad de los últimos años. Su misión como cineasta ha sido otra, justamente la que nos muestra en la película, un fragmento de la vida de su fundador, aqui transformado en Lancaster Dodd (magníficamente interpretado por Philip Seymour Hoffman), a comienzos de su dilatada carrera como polémico "redentor de la condición humana". La ambivalencia de su compleja personalidad queda acertadamente plasmada en el film. ¿Ante quien nos encontramos: un farsante sin escrúpulos, un desequilibrado con delirios de grandeza, un delirante bienintencionado, un libertino...? A mi juicio, en ningún momento el director opta por tomar partido con ninguna de las opciones mencionadas. Muestra, con maestria, que en Lancaster Dodd pueden cohabitar todas ellas, dependiendo de un periodo u otro de su biografia.
Aquí nos relata su aventura personal con un marginado alcoholico y obseso sexual (Freddie Quell), a quien trata de redimir integrándole en su organización, y proveyéndole de todo lo que el cree necesaria para su rehabilitación. Paso a paso nos va dando las claves, con escenas de una crudeza impresionante, del proceso por el que el desgraciado Freddie debe pasar para salir de su infierno mental; el fracaso final es la consecuencia de los fallidos intentos de un leader con delirios prometeicos, pero incapaz de aplicar una terapia certera a su protegido.
Al comtrario de otros miembros de "la Causa", el "maestro" no actua malintencionadamente con su "conejillo de indias", intenta ayudarle, protegerle del resto de su nada recomendable familia, convirtiéndose en su único amigo-padre-maestro capaz de sanarle. Sin embargo el caso es demasiado complejo y difícil para sus limitados "poderes" y el resultado -repito- se salda con un estrepitoso fracaso.
La personalidad del "maestro", que alcanzaria cierta fama y renombre en años postreriores, se muestra de contínuo como un verborreico impenitente, muy al estilo de los predicadore yanquis. En su discurso inconexo mezcla el misticismo, la terapia de choque, la parapsicologia, el hipnotismo y los poderes espirituales extraterrestres. En el ámbito de ese juego transcurre el film, hasta cerrarse el círculo en una magnífica y demoledora secuencia final.
La duración de la película (137 min), hace que en algunos momentos, en especial en su segunda mitad, se haga algo reiterativa y monótona, pero tal vez el director es exactamente eso lo que ha pretendido, para "agobiarnos" un poco, más si cabe, y mostrarnos la complejidad insondable del alma humana.
Una soberbia interpretación de Joaquin Phoenix (en el papel del atormentado Freddie) rubrica un trabajo de guón y puesta en escena realmente dignas de un artista con el talento de Paul T. Anderson. Espero con avidez sus próximos trabajos.
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Ciertamente Paul T. Anderson no es un investigador social que deba conocer a fondo los entresijos de una organización como la "iglesia de la cienciología",cuyo trayectoria la ha convertido en una de las "sectas" de más notoria celebridad de los últimos años. Su misión como cineasta ha sido otra, justamente la que nos muestra en la película, un fragmento de la vida de su fundador, aqui transformado en Lancaster Dodd (magníficamente interpretado por Philip Seymour Hoffman), a comienzos de su dilatada carrera como polémico "redentor de la condición humana". La ambivalencia de su compleja personalidad queda acertadamente plasmada en el film. ¿Ante quien nos encontramos: un farsante sin escrúpulos, un desequilibrado con delirios de grandeza, un delirante bienintencionado, un libertino...? A mi juicio, en ningún momento el director opta por tomar partido con ninguna de las opciones mencionadas. Muestra, con maestria, que en Lancaster Dodd pueden cohabitar todas ellas, dependiendo de un periodo u otro de su biografia.
Aquí nos relata su aventura personal con un marginado alcoholico y obseso sexual (Freddie Quell), a quien trata de redimir integrándole en su organización, y proveyéndole de todo lo que el cree necesaria para su rehabilitación. Paso a paso nos va dando las claves, con escenas de una crudeza impresionante, del proceso por el que el desgraciado Freddie debe pasar para salir de su infierno mental; el fracaso final es la consecuencia de los fallidos intentos de un leader con delirios prometeicos, pero incapaz de aplicar una terapia certera a su protegido.
Al comtrario de otros miembros de "la Causa", el "maestro" no actua malintencionadamente con su "conejillo de indias", intenta ayudarle, protegerle del resto de su nada recomendable familia, convirtiéndose en su único amigo-padre-maestro capaz de sanarle. Sin embargo el caso es demasiado complejo y difícil para sus limitados "poderes" y el resultado -repito- se salda con un estrepitoso fracaso.
La personalidad del "maestro", que alcanzaria cierta fama y renombre en años postreriores, se muestra de contínuo como un verborreico impenitente, muy al estilo de los predicadore yanquis. En su discurso inconexo mezcla el misticismo, la terapia de choque, la parapsicologia, el hipnotismo y los poderes espirituales extraterrestres. En el ámbito de ese juego transcurre el film, hasta cerrarse el círculo en una magnífica y demoledora secuencia final.
La duración de la película (137 min), hace que en algunos momentos, en especial en su segunda mitad, se haga algo reiterativa y monótona, pero tal vez el director es exactamente eso lo que ha pretendido, para "agobiarnos" un poco, más si cabe, y mostrarnos la complejidad insondable del alma humana.
Una soberbia interpretación de Joaquin Phoenix (en el papel del atormentado Freddie) rubrica un trabajo de guón y puesta en escena realmente dignas de un artista con el talento de Paul T. Anderson. Espero con avidez sus próximos trabajos.
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