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Voto de Kikivall:
8

Voto de Kikivall:
8
6,9
2.882
30 de abril de 2024
30 de abril de 2024
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Western dirigido como siempre magistralmente por John Ford en 1948. En el vasto y desolado paisaje del Oeste americano, tres bandidos texanos, Bob (Wayne), Pete (Armendáriz) y Kid (Carey Jr.), se ven envueltos en el atraco a un banco.
Rápidamente son perseguidos por el implacable sheriff del pueblo, y acaban huyendo al inhóspito desierto, y Peter herido.
En medio del desierto encuentran a una mujer moribunda que está a punto de dar a luz. Son buenos hombres y, en un acto de compasión, los tres prometen proteger al bebé y cuidarlo como si fuera su propio hijo.
“El Giro Inesperado”
La película comienza como un típico western, con tiroteos, persecuciones y paisajes áridos. Sin embargo, John Ford, maestro del género, nos sorprende al transformar esta historia en un emotivo cuento navideño.
La Navidad, con su espíritu de generosidad y redención, se infiltra en el corazón de estos rudos forajidos. La película se convierte en un canto a la compasión y la bondad, incluso en los lugares más salvajes.
“El reparto”
John Wayne (Bob) aporta su carisma y presencia inquebrantable al papel del líder del trío. Su interpretación es sólida y conmovedora.
Pedro Armendáriz (Pete), el actor mexicano, brilla como el segundo padrino. Su monta a caballo y su valentía en el desierto se hacen notar.
Y Harry Carey Jr. (Kid), el hijo del legendario actor Harry Carey, Jr., aporta frescura y ternura al grupo. Su conexión con el bebé es conmovedora.
Acompañan muy bien secundarios como Ward Bond, Mildred Natwick, Mae Marsh, Ben Johnson o Jane Darwell.
“Escenografía y paisajística”
El desierto, filmado en el Monument Valley, se convierte en un personaje más de la película. Sus vastas extensiones, sus colores cambiantes y su soledad imponente crean un telón de fondo impresionante.
La llegada al pueblo, donde los tres padrinos comparten café con un amable matrimonio, es una de las escenas más memorables del cine. La simplicidad y la humanidad se entrelazan en este rincón perdido del mundo.
“Espíritu Navideño”
A pesar de ser ladrones, los protagonistas muestran gallardía, nobleza y honor al cuidar del bebé, y la promesa de protegerlo se convierte en un acto de redención.
La ternura (en el Oeste), la fragilidad de la vida y la esperanza en medio de la adversidad se entrelazan en esta película. Es el único cuento navideño sin Santa Claus ni árbol de Navidad, pero su mensaje es universal: incluso en los momentos más oscuros, la bondad prevalece.
Esplendente fotografía de Winton C. Hoch y una tierna música de Richard Hageman.
“Conclusión”
Western atípico y conmovedor. John Ford nos regala una joya cinematográfica que fusiona dos mundos aparentemente opuestos: el salvaje Oeste y la magia de la Navidad.
Es como para recomendar su visionado, sobre todo para la Navidad. Es una película que nos recuerda que, incluso en los desiertos más áridos, el amor y la compasión pueden florecer como un oasis en la arena.
Rápidamente son perseguidos por el implacable sheriff del pueblo, y acaban huyendo al inhóspito desierto, y Peter herido.
En medio del desierto encuentran a una mujer moribunda que está a punto de dar a luz. Son buenos hombres y, en un acto de compasión, los tres prometen proteger al bebé y cuidarlo como si fuera su propio hijo.
“El Giro Inesperado”
La película comienza como un típico western, con tiroteos, persecuciones y paisajes áridos. Sin embargo, John Ford, maestro del género, nos sorprende al transformar esta historia en un emotivo cuento navideño.
La Navidad, con su espíritu de generosidad y redención, se infiltra en el corazón de estos rudos forajidos. La película se convierte en un canto a la compasión y la bondad, incluso en los lugares más salvajes.
“El reparto”
John Wayne (Bob) aporta su carisma y presencia inquebrantable al papel del líder del trío. Su interpretación es sólida y conmovedora.
Pedro Armendáriz (Pete), el actor mexicano, brilla como el segundo padrino. Su monta a caballo y su valentía en el desierto se hacen notar.
Y Harry Carey Jr. (Kid), el hijo del legendario actor Harry Carey, Jr., aporta frescura y ternura al grupo. Su conexión con el bebé es conmovedora.
Acompañan muy bien secundarios como Ward Bond, Mildred Natwick, Mae Marsh, Ben Johnson o Jane Darwell.
“Escenografía y paisajística”
El desierto, filmado en el Monument Valley, se convierte en un personaje más de la película. Sus vastas extensiones, sus colores cambiantes y su soledad imponente crean un telón de fondo impresionante.
La llegada al pueblo, donde los tres padrinos comparten café con un amable matrimonio, es una de las escenas más memorables del cine. La simplicidad y la humanidad se entrelazan en este rincón perdido del mundo.
“Espíritu Navideño”
A pesar de ser ladrones, los protagonistas muestran gallardía, nobleza y honor al cuidar del bebé, y la promesa de protegerlo se convierte en un acto de redención.
La ternura (en el Oeste), la fragilidad de la vida y la esperanza en medio de la adversidad se entrelazan en esta película. Es el único cuento navideño sin Santa Claus ni árbol de Navidad, pero su mensaje es universal: incluso en los momentos más oscuros, la bondad prevalece.
Esplendente fotografía de Winton C. Hoch y una tierna música de Richard Hageman.
“Conclusión”
Western atípico y conmovedor. John Ford nos regala una joya cinematográfica que fusiona dos mundos aparentemente opuestos: el salvaje Oeste y la magia de la Navidad.
Es como para recomendar su visionado, sobre todo para la Navidad. Es una película que nos recuerda que, incluso en los desiertos más áridos, el amor y la compasión pueden florecer como un oasis en la arena.