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7

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5,3
1.174
Thriller
Un ex detective de homicidios (Russell Crowe) que sufre pérdida de memoria vuelve a examinar un antiguo caso sobre el brutal asesinato de un profesor universitario. Mientras se somete a un novedoso tratamiento contra el Alzheimer, su investigación le revelará nuevas pistas y escalofriantes secretos del pasado. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2024
18 de junio de 2024
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un antiguo detective de homicidios americano llamado Roy (Crowe), padece alzhéimer con pérdidas de memoria. Para eso se está sometiendo a un novedoso tratamiento contra la enfermedad.
En este punto, a llamada de un joven negro en el corredor de la muerte, visita al reo, un joven negro, quien le expone con crudeza absoluta que él no mató a nadie en una lejana noche diez años atrás, en un caso de homicidio en el cual nuestro policía tomó parte.
El detective, que fue expulsado del cuerpo tiempo atrás ahora es jubilado y decide apiadarse del convicto y examinar de nuevo el caso sobre el brutal asesinato de un profesor universitario.
La investigación que emprende sobre su pasado, ya casi borrado para él, le revelará nuevas pistas sorprendentes y turbadores acontecimientos de su vida.
Adam Cooper se estrena como director de largometrajes con una peli un tanto anómala con una fotografía oscura de Benn Nott, una música lóbrega de David Hirschfelder y un guion de Bill Colage y Adam Cooper, que adaptan la novela de E.O. Chirovici: “El libro de los espejos”.
Cooper se queda corto en el ritmo en una película que padece la gran cantidad de puntos de vista y los forzados cambios estéticos que utiliza para poner en imágenes la reconstrucción de la memoria.
Vemos a un Crowe obeso y mayor, con una barba blanca y cabeza afeitada interpretando a Roy Freeman, antiguo policía ahora nadando en medio de su demencia, que se pasa la vida escribiendo etiquetas en cinta adhesiva y pegándolas por su apartamento para recordarlo todo: su nombre, dónde está el agua caliente, la noche de basura es los miércoles, etc.
Roy tiene dos incisiones recientes en la parte superior de la cabeza, resultado de una cirugía experimental a la que se está sometiendo para estimular su cerebro. A medida que avanza la película, su memoria empieza a regresar en destellos que van actualizando su historia.
Como decía, de las primeras cosas que hace Roy en la peli es visitar al preso negro condenado a muerte, Isaac (bien Pacharo Mzembe), a quien Roy colaboró a encarcelar diez años atrás, después de lograr que confesara un asesinato. Isaac está a días de ser ejecutado.
El chico afirma ahora que es inocente. Pero admite que estuvo en la casa la noche en que Joseph Wieder (magnífico Márton Csókás), un profesor del Waterford College, fuera asesinado a golpes.
El chico afirma que Roy sabe que es inocente y le ruega que revise el caso. Esto conduce a nuestro protagonista a una tarea de inmersión profunda y laberíntica que le irá recordando las cosas poco a poco.
La película se retrotrae en el tiempo y nos adentramos en un triángulo amoroso académico en el cual el brillante Dr. Wieder, profesor y persona manipuladora, vive a todo tren y se relaciona con mujeres que lo visitan, a las que graba en sus relaciones íntimas.
La adorada asistente de laboratorio, Laura Baines, es interpretada brillantemente por Karen Gillan como mujer hermosa y peligrosa. Tenemos al escritor Harry Greenwood (eficiente Richard Finn), un aspirante a novelista y ambicioso, enfrentado a Wieder y obsesionado con Laura. Nos damos cuenta enseguida quién va a ser la “mujer fatal” de la historia.
Hay unas memorias manuscritas tituladas "El efecto espejo", que varios personajes afirman haber escrito. Para que de nada falte, hay otros sospechosos, el ayudante del profesor (un solvente Thomas M. Wright); también el viejo policía y compañero de Roy, Jimmy (excelente Tommy Flanagan), que le sugiere al amigo que no se meta en líos.
Resulta interesante ver al protagonista Roy buscando sus recuerdos, quién fue o qué hizo en la vida. Es como si Roy se abriera por vez a su vida anterior que permanece como indica el título, en la “sombra del pasado”. Será el deterioro cognitivo de Roy lo que le ayuda a resolver el crimen.
Por supuesto, a medida que su memoria es más regresiva, va dándose más cuenta de cuanto ocurrió y al final, acaba comportándose de manera inteligente, tirando de los hilos e hilvanar las pruebas.
Russell Crowe interpreta de manera brillante a un demente, al personaje trágico y complejo de Roy, lo que da pie a nuestro actor a transmitir infinidad de emociones con mínimos gestos. Crowe sabe hacer uso de ese material dramático aleccionador y rico. De hecho, el trabajo de Crowe es principal para el filme y lo que mantiene la atención hasta el final es su hipnótica actuación. Un hombre perseguido por sus ocultos demonios; un ser que debe hacerse cargo de todo.
Publicado más extenso en revista Encadenados: https://encadenados.org/criticas/sombras-del-pasado-2/
En este punto, a llamada de un joven negro en el corredor de la muerte, visita al reo, un joven negro, quien le expone con crudeza absoluta que él no mató a nadie en una lejana noche diez años atrás, en un caso de homicidio en el cual nuestro policía tomó parte.
El detective, que fue expulsado del cuerpo tiempo atrás ahora es jubilado y decide apiadarse del convicto y examinar de nuevo el caso sobre el brutal asesinato de un profesor universitario.
La investigación que emprende sobre su pasado, ya casi borrado para él, le revelará nuevas pistas sorprendentes y turbadores acontecimientos de su vida.
Adam Cooper se estrena como director de largometrajes con una peli un tanto anómala con una fotografía oscura de Benn Nott, una música lóbrega de David Hirschfelder y un guion de Bill Colage y Adam Cooper, que adaptan la novela de E.O. Chirovici: “El libro de los espejos”.
Cooper se queda corto en el ritmo en una película que padece la gran cantidad de puntos de vista y los forzados cambios estéticos que utiliza para poner en imágenes la reconstrucción de la memoria.
Vemos a un Crowe obeso y mayor, con una barba blanca y cabeza afeitada interpretando a Roy Freeman, antiguo policía ahora nadando en medio de su demencia, que se pasa la vida escribiendo etiquetas en cinta adhesiva y pegándolas por su apartamento para recordarlo todo: su nombre, dónde está el agua caliente, la noche de basura es los miércoles, etc.
Roy tiene dos incisiones recientes en la parte superior de la cabeza, resultado de una cirugía experimental a la que se está sometiendo para estimular su cerebro. A medida que avanza la película, su memoria empieza a regresar en destellos que van actualizando su historia.
Como decía, de las primeras cosas que hace Roy en la peli es visitar al preso negro condenado a muerte, Isaac (bien Pacharo Mzembe), a quien Roy colaboró a encarcelar diez años atrás, después de lograr que confesara un asesinato. Isaac está a días de ser ejecutado.
El chico afirma ahora que es inocente. Pero admite que estuvo en la casa la noche en que Joseph Wieder (magnífico Márton Csókás), un profesor del Waterford College, fuera asesinado a golpes.
El chico afirma que Roy sabe que es inocente y le ruega que revise el caso. Esto conduce a nuestro protagonista a una tarea de inmersión profunda y laberíntica que le irá recordando las cosas poco a poco.
La película se retrotrae en el tiempo y nos adentramos en un triángulo amoroso académico en el cual el brillante Dr. Wieder, profesor y persona manipuladora, vive a todo tren y se relaciona con mujeres que lo visitan, a las que graba en sus relaciones íntimas.
La adorada asistente de laboratorio, Laura Baines, es interpretada brillantemente por Karen Gillan como mujer hermosa y peligrosa. Tenemos al escritor Harry Greenwood (eficiente Richard Finn), un aspirante a novelista y ambicioso, enfrentado a Wieder y obsesionado con Laura. Nos damos cuenta enseguida quién va a ser la “mujer fatal” de la historia.
Hay unas memorias manuscritas tituladas "El efecto espejo", que varios personajes afirman haber escrito. Para que de nada falte, hay otros sospechosos, el ayudante del profesor (un solvente Thomas M. Wright); también el viejo policía y compañero de Roy, Jimmy (excelente Tommy Flanagan), que le sugiere al amigo que no se meta en líos.
Resulta interesante ver al protagonista Roy buscando sus recuerdos, quién fue o qué hizo en la vida. Es como si Roy se abriera por vez a su vida anterior que permanece como indica el título, en la “sombra del pasado”. Será el deterioro cognitivo de Roy lo que le ayuda a resolver el crimen.
Por supuesto, a medida que su memoria es más regresiva, va dándose más cuenta de cuanto ocurrió y al final, acaba comportándose de manera inteligente, tirando de los hilos e hilvanar las pruebas.
Russell Crowe interpreta de manera brillante a un demente, al personaje trágico y complejo de Roy, lo que da pie a nuestro actor a transmitir infinidad de emociones con mínimos gestos. Crowe sabe hacer uso de ese material dramático aleccionador y rico. De hecho, el trabajo de Crowe es principal para el filme y lo que mantiene la atención hasta el final es su hipnótica actuación. Un hombre perseguido por sus ocultos demonios; un ser que debe hacerse cargo de todo.
Publicado más extenso en revista Encadenados: https://encadenados.org/criticas/sombras-del-pasado-2/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Final feliz para el reo y candidato a la silla eléctrica, que resultará absuelto y se libra de la muerte por un plis plas. Diferente será el futuro de Roy, toda vez se adentra en su identidad perdida y empieza a recordar su olvidado pasado. Pero para esto hay que ver la peli.