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7

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7
6,1
823
Romance. Drama
Quince años después de su primer encuentro, Shauna y Pierre se vuelven a encontrar. Ella es una elegante arquitecta retirada. Él es un médico felizmente casado. Opuestos pero hipnotizados el uno por el otro, vuelven a conectar y comienzan una aventura. Sin embargo, les acecha el fantasma de la diferencia de edad, ya que ella tiene 71 años y él 45. Viuda, madre y abuela, Shauna necesita reafirmar que después de todo es una mujer plena.
22 de enero de 2023
22 de enero de 2023
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shauna y Pierre vuelven a encontrarse pasados quince años de su primer encuentro. Ella es una hermosa y elegante arquitecta retirada y él un médico casado felizmente y con hijos. Él la había visto solo una vez, mucho antes de caer en ese embrujo definitivo: un flechazo inapelable. Seres seducidos el uno por el otro, reconectan e inician de nuevo la aventura. Pero les acecha el fantasma de la diferencia de edad: ella tiene 71 años y él 45. Viuda, madre y abuela, Shauna necesita reafirmar que es una mujer atractiva, cautivadora y plena.
Muy pronto Pierre contará la verdad a su esposa e intentará que esa relación iniciada furtivamente se consolide. El contexto no es sencillo: además de la crisis familiar que desata la noticia, el vínculo empieza a tambalear muy pronto.
Lo que experimenta Shauna no es una falta de deseo, a pesar de estar acostumbrada a una vida en solitario. Sus sentimientos son, de una parte, de sorpresa y de otro lado, la indecisión determinada por los prejuicios. De modo que el planteamiento de la historia tiene su interés pues apunta a la interrogante de si una septuagenaria puede tener aspiraciones amorosas estables con un hombre cuarentón.
Antes de su muerte, la directora y guionista de origen franco-islandés Sólveig Anspach estaba trabajando con la guionista Agnès de Sacy en una historia de amor mujer madura-hombre joven, inspirada en la historia real de su madre. Pero ha sido francesa Carine Tardieu quien reelabora el guion con de Sacy y la dirige, un emotivo y delicado drama romántico protagonizado por Fanny Ardant y Melvil Poupaud.
La película comienza de manera una tanto errática, de modo que le cuesta un poco encontrar el foco, centrarse, y alcanza su velocidad en la media hora final.
“La historia”
Shauna y Pierre se conocieron por vez primera en el hospital donde estaba a punto de morir su mejor amiga Pierre trabaja como médico. Hay dulzura y un intercambio instintivo en este encuentro. "Me hace bien", les responde Pierre a sus amigos.
Quince años después, Pierre está casado con Jeanne (Cécile de France), tiene dos hijos y es investigador. Los giros del destino lo llevan a encontrarse con Shauna, ahora una señora mayor, que a los 70 años cree haber cerrado el capítulo romántico de su vida.
La película retrata con delicadeza su gradual acercamiento (ella es 25 años mayor que él), entre sentimientos de pudor, atracción, agitación, pensamientos agradables, mensajes divertidos y manos entrelazadas.
Pierre tiene una familia a la que ama: su mujer está dispuesta a pasar por alto la situación, pero se sorprende al descubrir la edad de su amante. Pero acaba por entender esa es la realidad y no una mera aventura.
“La Tardieu y el amor entre edades dispares”
Carine Tardieu desmonta clichés en torno al amor en esta película, un amor entre personas de edades muy dispares. Lo hace de una manera sutil y emocionante. Lo cual que la película funciona muy bien, también por la química que se da entre Ardant y Poupaud.
Tardieu demuestra su maestría gestionando las emociones sin salirse de la plantilla y del esquema de lo que podríamos llamar cine romántico francés, una cinta abierta a un público de todas las edades, gustos y condición.
Un amor que enseguida se viste con la fuerza del cariño con que la cineasta cuida a cada uno de sus personajes, que quedan envueltos en una suerte de tierna elegancia. La Tardieu hace auténticos malabarismos con los tópicos y acierta a inscribirse en la contemporaneidad con un tema arriesgado.
Las escenas de cama son delicadas, finas y a la vez prudentes, y nuestra directora demuestra delicadeza, y se confirma como alguien que dignifica la “tercera vía”, o sea, un cine comercial y de autor de incontestable calidad, que encierra también algo de crítica social.
El filme acierta igualmente a acercarse a temas como la reconquista del amor perdido y, en particular, la crisis del hombre de mediana edad, sus temores y vacíos (“crisis de los cincuenta”, etc.).
En el reparto Melvin Poupaud está convincente como protagonista, pero la película es mucho de Cécile De France, que encarna a una mujer despechada que acaba resignada; y, por supuesto, es decisivo el rol interpretado por de Fanny Ardant que es la figura nuclear; también la hija, encarnada por Florence Loiret-Caille. Los personajes transmiten humanidad, el flechazo, la ternura y la emoción de los enamorados.
“Recuerdos de otra película similar y edad cognitiva”
Es una película que me ha recordado a otra: “Cuarenta quilates” (1973), de Milton Katselas, con Liv Ullmann como protagonista, una mujer de 40 años que se siente atraída por un joven de veinte. Él le explica que eso es como un diamante de 40 quilates. Y de ahí el título.
La señora de esta película tiene más de 70 años, o sea, 70 quilates, una maravilla de la joyería romántica contemporánea. Actualmente, los diamantes tienen más quilates.
Ser adulto mayor es una cuestión generacional y de época, más que de DNI. Hoy las personas mayores están mejor, más activas e ilusionadas que una o dos generaciones atrás. Y las señoras han subido unos peldaños en la mágica escalera de la edad cronológica, índice que hoy se entiende mejor desde lo que se conoce como Edad Cognitiva o “edad subjetiva”: la ciencia ha comprobado que la edad está sobre todo en el corazón y en el espíritu.
Publicada en revista Encadenados: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6776-los-jovenes-amantes-2
Muy pronto Pierre contará la verdad a su esposa e intentará que esa relación iniciada furtivamente se consolide. El contexto no es sencillo: además de la crisis familiar que desata la noticia, el vínculo empieza a tambalear muy pronto.
Lo que experimenta Shauna no es una falta de deseo, a pesar de estar acostumbrada a una vida en solitario. Sus sentimientos son, de una parte, de sorpresa y de otro lado, la indecisión determinada por los prejuicios. De modo que el planteamiento de la historia tiene su interés pues apunta a la interrogante de si una septuagenaria puede tener aspiraciones amorosas estables con un hombre cuarentón.
Antes de su muerte, la directora y guionista de origen franco-islandés Sólveig Anspach estaba trabajando con la guionista Agnès de Sacy en una historia de amor mujer madura-hombre joven, inspirada en la historia real de su madre. Pero ha sido francesa Carine Tardieu quien reelabora el guion con de Sacy y la dirige, un emotivo y delicado drama romántico protagonizado por Fanny Ardant y Melvil Poupaud.
La película comienza de manera una tanto errática, de modo que le cuesta un poco encontrar el foco, centrarse, y alcanza su velocidad en la media hora final.
“La historia”
Shauna y Pierre se conocieron por vez primera en el hospital donde estaba a punto de morir su mejor amiga Pierre trabaja como médico. Hay dulzura y un intercambio instintivo en este encuentro. "Me hace bien", les responde Pierre a sus amigos.
Quince años después, Pierre está casado con Jeanne (Cécile de France), tiene dos hijos y es investigador. Los giros del destino lo llevan a encontrarse con Shauna, ahora una señora mayor, que a los 70 años cree haber cerrado el capítulo romántico de su vida.
La película retrata con delicadeza su gradual acercamiento (ella es 25 años mayor que él), entre sentimientos de pudor, atracción, agitación, pensamientos agradables, mensajes divertidos y manos entrelazadas.
Pierre tiene una familia a la que ama: su mujer está dispuesta a pasar por alto la situación, pero se sorprende al descubrir la edad de su amante. Pero acaba por entender esa es la realidad y no una mera aventura.
“La Tardieu y el amor entre edades dispares”
Carine Tardieu desmonta clichés en torno al amor en esta película, un amor entre personas de edades muy dispares. Lo hace de una manera sutil y emocionante. Lo cual que la película funciona muy bien, también por la química que se da entre Ardant y Poupaud.
Tardieu demuestra su maestría gestionando las emociones sin salirse de la plantilla y del esquema de lo que podríamos llamar cine romántico francés, una cinta abierta a un público de todas las edades, gustos y condición.
Un amor que enseguida se viste con la fuerza del cariño con que la cineasta cuida a cada uno de sus personajes, que quedan envueltos en una suerte de tierna elegancia. La Tardieu hace auténticos malabarismos con los tópicos y acierta a inscribirse en la contemporaneidad con un tema arriesgado.
Las escenas de cama son delicadas, finas y a la vez prudentes, y nuestra directora demuestra delicadeza, y se confirma como alguien que dignifica la “tercera vía”, o sea, un cine comercial y de autor de incontestable calidad, que encierra también algo de crítica social.
El filme acierta igualmente a acercarse a temas como la reconquista del amor perdido y, en particular, la crisis del hombre de mediana edad, sus temores y vacíos (“crisis de los cincuenta”, etc.).
En el reparto Melvin Poupaud está convincente como protagonista, pero la película es mucho de Cécile De France, que encarna a una mujer despechada que acaba resignada; y, por supuesto, es decisivo el rol interpretado por de Fanny Ardant que es la figura nuclear; también la hija, encarnada por Florence Loiret-Caille. Los personajes transmiten humanidad, el flechazo, la ternura y la emoción de los enamorados.
“Recuerdos de otra película similar y edad cognitiva”
Es una película que me ha recordado a otra: “Cuarenta quilates” (1973), de Milton Katselas, con Liv Ullmann como protagonista, una mujer de 40 años que se siente atraída por un joven de veinte. Él le explica que eso es como un diamante de 40 quilates. Y de ahí el título.
La señora de esta película tiene más de 70 años, o sea, 70 quilates, una maravilla de la joyería romántica contemporánea. Actualmente, los diamantes tienen más quilates.
Ser adulto mayor es una cuestión generacional y de época, más que de DNI. Hoy las personas mayores están mejor, más activas e ilusionadas que una o dos generaciones atrás. Y las señoras han subido unos peldaños en la mágica escalera de la edad cronológica, índice que hoy se entiende mejor desde lo que se conoce como Edad Cognitiva o “edad subjetiva”: la ciencia ha comprobado que la edad está sobre todo en el corazón y en el espíritu.
Publicada en revista Encadenados: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6776-los-jovenes-amantes-2